Capítulo 38
1543palabras
2022-08-17 23:42
Al día siguiente...
Nos encontrábamos arreglándonos para el evento más esperado, la gran boda de Sara y Nicolas, Kiram y yo estábamos actuando un poco como adolescentes sin darnos cuenta, cuando nos veíamos sonreímos sin tener razón, odiaba que estuviera siendo tan lindo conmigo, parecía querer hacérmelo más apropósito.
En la mañana cuando despertamos el estaba encima de mi besándome por todas partes, eso no pudo terminar de otra manera que no fuera con un rico sexo oral y luego yo montándolo, al parecer nos habíamos levantado con muchas energías hoy a pesar de toda la que habíamos consumido esa noche anterior.
Desayunamos juntos en la habitación, luego salí y ayude a la madre de Kiram con algunos detalles para la ceremonia de la boda, mientras que Kiram se quedó trabajando en su laptop, ese hombre era un adicto al trabajo hasta en el día de un evento importante como lo era la boda de su hermana.
Opte por usar un hermoso vestido que Sara me hizo comprar cuando salimos con sus amigas al centro comercial, uno de esos días que Kiram y yo no habíamos estado en tan buenos términos, era un vestido con tela de chiffon color azul pastel, tenía detalles floreados preciosos de todos los colores, era largo y dejaba mis hombros al descubierto porque las mangas caían por mis brazos, para mi cabello y rostro había venido alguien a peinarme y maquillarme, tenía muchas ondas en mi cabello largo, cuando me vi al espejo me veía realmente hermosa, me gustó mucho el resultado final, incluso parecía una niña buena, una que no se atrevería a hacer todos esos actos sucios que había realizado la otra noche.
Salí para que Kiram me viera, los dos, al cruzar nuestras miradas nos quedamos viéndonos por unos segundos, él se veía sorprendente, parecía incluso un príncipe, mi príncipe sucio.
-Te vez radiante- Dijo aun viéndome fijamente.
-T.. tu estas perfecto- Titubee sonrojada.
Y es que él era de usar trajes normalmente pero hoy se veía especialmente distinto, más guapo, más elegante y más imponente, más de todo lo que me gustaba de él. Se acercó más a mí.
-Me dio ganas de arrancar ese lindo vestido- Dio un beso corto pero fuerte succionando mis labios.
-Ni se te ocurra- Le advertí divertida.
-Ya podemos ir bajando- Mencionó.
-Entonces vamos- Entrelace nuestras manos por inercia.
Intente soltarla de nuevo rápidamente cuando me di cuenta lo que había acabado de hacer, normalmente él me tomaba la mano segundos antes de entrar a lugares donde habían más personas, pero ese era el, y justo ahora ni siquiera habíamos salido de la habitación, así que tomar nuestras manos no era necesario porque no había nadie para verlo.
-Lo siento, fue la emoción- Reí con nerviosismo intentando disimular lo avergonzada que me sentía.
El hizo una mueca que no era risa ni desagrado, no sé qué habría pensado, de pronto pensó lo tonta que podía ser sin duda.
Nos dirigimos a la playa, allí sería la ceremonia. Entramos al lugar ahora si tomados de la mano, todas las mujeres se nos quedaron viendo cómo será habitual, ya hasta casi me había acostumbrado a eso también.
-Debo dejarte aquí por un momento, voy por mi hermana- Dijo.
Él sería quien entregaría a Sara en el Altar ya que su padre no vivía.
-Okey, entonces nos vemos al rato- Dije sonriente.
-Muy bien- Dejó un beso en una de mis mejillas y salió.
Inmediatamente fui en busca de un trago, tenía algo de sed.
-Hola Bella- Saludo Ethan.
El chico últimamente había estado al margen, a mí eso me hacía sentir un poco mal, pero en este momento era lo mejor.
-Hola Ethan- Le devolví la sonrisa.
-Estas bellísima, pero tú siempre lo estás- Dijo en cumplido.
-Gracias, y tu estas muy guapo, pero tú siempre lo estas- Usé sus palabras bromeando un poco.
Pero era verdad, él siempre estaba de punta en blanco, a su estilo, pero lo estaba.
-¿Y volverás mañana a tu vida normal?- Pregunto curioso.
Esa pregunta hizo algo de eco en mi cabeza "mi vida normal"
-Así es, mañana creo que volaremos al medio día más o menos, luego de eso, todo volverá a la normalidad- Dije con una fingida sonrisa, pero la verdad cada palabra quemó dentro.
-Que bien, entonces nos volveremos a ver en la universidad- Dijo al parecer feliz por eso.
-Así es, aunque a ti no te quede tanto tiempo allí, ya estás por terminar tu carrera- Dije entusiasta.
-Así es, me emociona pero las voy a extrañar a ti y a Anna- Habló con melancolía.
-No es como si nos fuéramos a morir, igual siempre podemos quedar para ir al club o hacer cualquier cosa, como siempre- Dije.
-Por supuesto, de eso no hay dudas-
Continuamos hablando un poco más, y ya luego las personas de protocolo mandaron a sentar a todos los invitados, los cuales eran muchos, no se creía que habían alrededor de 300 personas en este sitio, era una locura, esta gente sí que tenía conocidos.
Me senté, el asiento a mi lado estaba vacío, pertenecía a Kiram quien llegaría con la novia.
Al fin sonó la clásica melodía de la entrada de la novia, todos voltearon a ver y allí venía Kiram con su hermana que llevaba su brazo entrelazado al de él, la chica parecía sacada de un cuento de hadas estaba impresionante, aun así, a quien no dejaba de ver era al hombre a su lado que iba con su expresión de póker como siempre, se veía que no le estaba gustando mucho que 300 personas lo estuvieran observando al tiempo, lo sé porque conozco eso de él, no es de los que le gustaba llamar la atención más que en cosas referentes a sus negocios, sin embargo, tenía su expresión imponente de hombre poderoso, esa que ahora me lograba derretir al instante.
Por fin entregó a la chica y vino a mi lado llenando el vacío de la silla de al lado. Me observó mientras se sentaba, me regaló una sonrisa y me dio un beso en la mejilla, y con ese tipo de gestos era con los que terminaba por derretirme justamente, al tiempo que me dejaban los sentimientos más confundidos.
Cabe destacar que estábamos sentados en la primera fila, y al otro lado de Kiram estaba Amanda, quien lo tomó de la mano melancólica suponía que por ver a su hija así de hermosa y de blanco, el sueño de toda madre.
Pasó el resto de la ceremonia fue la más hermosa en la que haya estado en mi vida, a veces veía a Kiram de lado mientras estaba concentrado viendo a su hermana y a su ahora oficialmente cuñado decir sus votos.
Terminó la ceremonia y los novios salieron en la marcha habitual mientras todos de pie les aplaudían.
...
El lugar de la recepción había quedado sorprendente, ya había caído la noche y las luces que habían por todo lados por la decoración brillaban con mayor intensidad regalando una velada más hermosa a la vista. Era la típica boda en la playa al aire libre, pero con mucho presupuesto, claro estaba.
Estaba sentada en la mesa familiar, donde estaban los padres de Nicolás y hermanos al igual que los de Sara, por fin vi llegar a los recién casados, ya los habíamos abrazado pero fue muy fugaz ya que todo el mundo los quería felicitar y estar encima de ellos.
Su madre la abrazó y entre todos los felicitaron tomándose mayor tiempo para ello.
-Muchas felicidades de nuevo chicos- Abrace a Sara y luego a Nicolás.
-Gracias Bella- Agradeció Sara.
-Muchas gracias Bella- Luego agradeció Nicolás.
Al poco tiempo los chicos dieron su primer baile como marido y mujer, hacían una hermosa pareja. La fiesta marchó a la perfección, habían muchas personas bailando, bebiendo y comiendo, en algún punto los padres de los recién casados dieron sus discursos de agradecimiento a los invitados y buenos deseos a los novios, fueron realmente emotivas cada una de sus palabras. Ahora le tocaba a Kiram como hombre de la familia y hermano mayor dar unas palabras, lo vi tomar el micrófono y comenzó a hablar.
-Les agradezco a todos por estar aquí, en un día tan importante para mi hermana Sara y su ahora esposo Nicolás- Hizo una pausa y dirigió la vista a Sara. -Siempre serás mi berrinchuda hermanita menor, te amo con todo mi corazón, sabes que siempre voy a estar para ti sin importar que-
Sara que durante las palabras que le habían estado ofreciendo había estado derramando lágrimas emotivas, con su hermano no fue diferente.
-Te amo- Dijo al tiempo que lanzó un beso a su hermano.
Kiram ahora se dirigió a Nicolás.
-Cuñado, te confío a mi hermana, siempre has demostrado que la cuidarías con tu vida. El amor que se tienen es un amor único y genuino que no todos logran- hizo una pequeña pausa. -Pero ustedes lo consiguieron en el otro, y por eso les deseo felicidad en sus vidas- Finalizó.
Fue un discurso muy hermoso viniendo de un hombre que se solía mostrar frío delante de los demás. Todos aplaudieron, y la madre de Kiram no paraba de llorar era una mujer muy sentimental.