Capítulo 11
2622palabras
2022-08-05 23:42
NARRADOR OMNICIENTE
Han pasado dos semanas desde aquel encuentro entre Kiram y Bella esa noche en el club.
Bella todo este tiempo se ha estado esforzando al límite de lo que le permite su cuerpo, en las mañanas trabaja haciendo el aseo en la tienda de antigüedades, luego va al restaurante a cumplir su turno y finalmente a estudiar a la universidad, su día termina en casa estudiando hasta altas horas de la noche ya que actualmente está en tiempo de exámenes y eso como es de esperar, le intensifica más la carga, muchas veces debido al sin fin de obligaciones que no le dejaban casi tiempo libre, incluso hasta no recordaba alimentarse adecuadamente, lo hacía a duras penas cuando sus tripas se lo recordaban. Aunque ella estaba consciente de que el cuerpo tenía límites, y que podía llegar el momento en que su cuerpo le pediría un alto, pensaba que mientras eso no pasara, no podría permitirse bajar el ritmo porque solo trabajaba en pro de su meta.
En estos días ella ha podido notar que la actitud de Ethan ha cambiado un poco, se ha estado comportando de manera muy atento con ella, incluso hasta se podría decir que algo más cariñoso de lo habitual, aunque eso la hace sentir extraña, supone que fue como consecuencia por lo que paso aquella noche en el club, no es tonta y sabe que ese día de cierta forma ambos insinuaron algo más y poco menos amistoso, aunque el aún no ha sacado a flote el tema, y a decir verdad ella espera que siga de esa forma.
Si, le parecía que era un hombre muy guapo, inteligente y decente como pocos lo eran, pero por alguna razón ella no lo logra ver con otros ojos más que de amistad, de vez en cuando se ponía a pensar que, si quizás eso hubiese sucedido un poco luego de haberlo conocido quizás, solo quizás en ese entonces podría haberlo visto de una forma romántica, pero las cosas finalmente eran como debían ser, y no fue así.
Por otro lado, Kiram como siempre ha estado inmerso en sus negocios cerrando tratos importantes, abriendo nuevos hoteles así cada vez expandiendo más la cadena hotelera de su familia, cabe mencionar que con el tiempo su padre creó un imperio mayor al de su propio padre, el abuelo de Kiram. No sólo poseían hoteles, sino que también múltiples restaurantes, edificios, centros comerciales a nivel nacional e internacional... Cuando Kiram tomó el mando siguió adquiriendo propiedades y empresas tales como los clubes y otros negocios que con dedicación fue haciendo crecer volviéndose así de los hombres más influyentes, poderoso y respetado de la industria.
El apellido Adams es conocido por ser de la familias más Billonarias del país, aunque todos están conscientes que de los Adams quedan muy pocos miembros directos que puedan continuar ese gran legado, ya que tendrían que seguir naciendo decendencia para las futuras generaciones, asunto que Kiram no contempla demasiado por el momento.
Más allá de eso, han sido unas dos semanas duras para el Magnate donde de vez en cuando recuerda aquella proposición que le hizo a la chica a la cual llama salvaje, aun no tiene ni idea de que hacer para calmar a su madre respecto a ese tema, solo queda poco más de una semana para la boda de su hermana, y no habiendo casi tiempo a pensando seriamente en contratar a alguien para su cometido, aunque la idea, no le agrade demasiado aun, y es por eso que se ha tardado en tomar una decisión.
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POV KIRAM
Iba de camino a mi oficina, hace apenas unos minutos había salido de una reunión con el equipo de arquitectura, en esta oportunidad nos reunimos para discutir parte de las propuestas para uno de nuestros hoteles afuera del país.
De mis pasiones más grandes, es hacer los diseños de planos de los edificios, es por esa razón que estudié arquitectura en principio, la carrera de negocios empresariales lo hice más por complacer a mi padre, no fue algo a lo que me resistí, ya que sabía que mi destino seria manejar las empresas familiares y que finalmente ambos estudios serían de gran utilidad, y ambas partes se me daban a la perfección.
Llegando a la entrada de mi oficina, antes de poder adentrarme en ella, vi de reojo que Samantha venia hacia mí, aunque intenté hacer como si no la vi, fue inútil.
-Kiram- Llamo a mis espaldas.
Aspiré con profundidad me di vuelta y con una sonrisa fingida le di mi atención.
-Samantha, en que te puedo ayudar? – Mencione amable.
Con una sonrisa en su boca. - Te traigo estos documentos para que los autorices, por favor- Se acerco un poco más a mí y me los entrego haciendo un leve rose entre nuestras manos. Digamos que se sintió un tanto intencional.
-Muy bien gracias, cuando estén listos te los hare llegar con Melani- Dije alejándome un poco.
Cuando creí que ya había terminado.
-Puedo pasar? – Pregunto con sutileza.
A pesar de que realmente no quería, ni tenía ánimos para lidiar con ella, no tenía más opción que permitirle entrar, después de todo era una empleada más, y no quería ser grosero.
-Claro, adelante- Le indique con un leve gesto.
Entre y ella tras de mí, fui directo a sentarme detrás de mi escritorio mientras ella tomaba asiento frente a mí.
-Estaba pensando en que quizás podemos ir a almorzar algo, ¿qué dices? - Propuso con entusiasmo.
-La verdad creo que voy a tener que pasar, estoy algo ocupado hoy- No le estaba mintiendo, era cierto.
A pesar de que no era esa la única razón para declinar a su invitación.
-Vamos Kiram no seas tan aburrido, además esta es la tercera vez que me rechazas, ya me esta comenzado a ofender- Puso una mano en su pecho con fingido dolor.
Sin embargo, no estaba muy alejado de la verdad lo que, siempre la rechazaba, hacerlo una vez más por desgracia sería muy mal educado de mi parte, si veía el lado positivo, si estaba hambriento para esta hora.
Con una media sonrisa. -Está bien, entonces vamos- Acepte.
Ella al escucharme aceptar, automáticamente se formó en sus labios una sonrisa de oreja a oreja triunfante que no oculto en absoluto.
-Perfecto, déjame ir por mi abrigo y mi bolsa, nos encontramos en la entrada del edificio en diez minutos-
Asentí a lo que dijo la rubia al tiempo que llamé a Melani. -Puedes por favor hacer una reservación para dos en el restaurante que hizo el catering para el evento de la empresa-
-De inmediato señor-
Las reservaciones normalmente se hacían con suficiente tiempo de anticipación cuando se trataban de lugares con cierto prestigio, debido a la demanda de reservas que tenían, pero también era habitual que cuando a un restaurante de esos llegaba de imprevisto una solicitud de reserva de algún cliente de renombre, no ponían peros alguno ya que estaban preparados para ese tipo de situaciones, esos eran parte de los beneficios de ser yo que me gustaban y aprovechaba, ya que también habían algunos contras, unos que eran verdaderamente detestables.
Tomé mis cosas y salí de mi oficina, al pasar por la mesa de mi asistente.
-Gracias- Dije con mi tono habitual se seriedad.
-Que tenga feliz almuerzo señor-
...
Habíamos llegado al restaurante era un lugar bastante agradable... Y allí estaba Samantha que no paraba de hablar mientras que yo solo movía la cabeza asintiendo a lo que fuera que estuviera diciendo.
La interrumpí. -Ya decidiste que vas a pedir? – Pregunte con impaciencia.
-Mmm… Creo que si- Dijo viendo la carta.
Para mi sorpresa a lo lejos visualice venir a la salvaje, por poco y ya no recordaba que ella trabajaba aquí. La sorpresa fue mutua ya que ella me miró de la misma manera al tiempo que llevo su vista a mi acompañante.
-Buenas tardes bienvenidos, ¿ya saben que van a pedir? – Hablo con la amabilidad correspondiente fingiendo no conocerme.
-Una ensalada de Salmon y una botella de vino- Pidió la rubia sin siquiera mirarla.
-Para mí una carne termino tres cuartos, y una ensalada por favor- Pedí mientas la miraba fijamente.
La chica anotó el pedido con rapidez, mientras más la observaba de cerca podía darme cuenta que se le veía algo mal de semblante, estaba muy pálida, ojerosa, y no lo sé, pero me atrevería a pensar que hasta algo más delgada desde la última vez que la vi.
-Enseguida les traigo su comida- Se dio vuelta y se fue.
No pude evitar quedarme observando mientras se iba.
-Hey ¿estás aquí? - Llamo la rubia.
-Si, ¿qué decías? – Volví mi mirada a Samantha algo desconcertado, pues mi mente seguía en otro lado.
-Decía que deberíamos de hacer esto más a menudo, nuestras familias tienen años conociéndose, pero tú y yo aún no hemos tenido la oportunidad de hacerlo realmente, pienso que aún estamos a tiempo para eso, ¿Qué dices? -
No sabía que responder a eso, jamás había sido un tipo muy amigable, y con Samantha no era la excepción, y a pesar de que la conocía hace muchos años no me sentía agradado en específico hacia ella y las mujeres como ella, porque con sus evidentes insinuaciones e insistencia me hacía sentir un rechazo inmediato, pero a pesar de que mi personalidad era así, a diferencia de otras que solo las rechazaba de frente, a ella le tenía un poco de más tolerancia por el respeto que existía entre ambas familias, Samantha era una mujer realmente hermosa eso era notorio ante cualquiera que la viera, pero no me interesaba de esa forma, ni básicamente de ninguna.
-La verdad es que casi siempre estoy muy ocupado, el trabajo no me deja casi tiempo para actividades extracurriculares- Explique en una mentira a medias.
Antes de que la rubia frente a mi pudiera refutar mis palabras, por primera vez, la salvaje hizo algo bueno, venía acercándose con nuestros pedidos así salvándome de la incómoda conversación.
-Aquí tienen, su ensalada señorita- La puso con suma habilidad. – Su carne señor- Puso el plato en mi puesto, casi pude oler su aroma por la cercanía. -Que disfruten- Dijo para luego irse.
-Hey niña- La llamo Samantha con un tono un tanto despectivo. - ¿Si recuerdas que te pedí una botella de vino? – Pregunto viéndola mal.
Observé a la chica que seguí allí parada y pude notar como inmediatamente apretó los puños, podía decir que la conocía un poco, y se que estaba intentando contener el enojo, y hasta ahora estaba haciendo un gran esfuerzo.
-Enseguida se la traigo- Dijo entre dientes apretando la mandíbula.
-Para la próxima podrías no ser tan despistada- Menciona Samantha en una advertencia.
La chica solo salió sin decir más, supongo a buscar lo que había solicitado de mala gana la rubia. Yo me mantenía observando a ambas mujeres.
-A este restaurante le hace falta mejorar su servicio, realmente me parece que esta sobre valorado- Soltó quejándose.
Al poco tiempo venia nuevamente la chica, esta vez con la botella en sus manos. Al llegar, con una sonrisa que parecía no ser muy genuina se posiciono esta vez al lado de Samantha mientras abría la botella, pude darme cuenta que lo estaba haciendo de una forma incorrecta, la agitaba demasiado, si seguía haciendo eso iba a.....
-QUE RAYOS – Chilló la rubia.
La botella estallo llenado de vino toda la ropa de Samantha, la rubia no tardó mucho en comenzar a gritar como loca.
-Lo siento mucho- Se disculpo la salvaje.
Vi su cara, sé bien que estaba fingiendo esa disculpa, conocía a esta chica y sé que no daba su brazo a torcer así de fácil, también sabía que lo que estaba ocurrido no era para nada un accidente, después de todo, siendo una mesera ¿cuántas botellas no debía de haber tenido que abrir hasta ahora? era evidente que no era una principiante, no, ella estaba disfrutando esta situación.
Yo solo permanecía de forma neutral y en silencio viendo toda la escena.
-Kiram mira cómo me dejo esta estúpida- Intento buscar mi apoyo.
La salvaje me vio con una ceja enarcada como esperando a ver que iba a hacer yo.
Tome una servilleta de tela y se la entregue a la rubia. -Toma límpiate, y tu- Me dirigí a la salvaje. - ¿Es que acaso no vez lo que haces? – Pregunte con sequedad.
-Lo siento señor, fue un accidente- Dijo con atisbo de burla, se estaba conteniendo la risa.
-Kiram llama al encargado quiero que despidan a esta torpe- Sentenció la rubia.
Y como que si lo fuesen invocado apareció un tipo que parecía ser el encargado por cómo iba vestido.
-Buenas tardes- Nos observó con ojos abiertos a mas no poder. -Isabella ¿qué está pasando aquí? -
-Solo fue un accidente Jimmy- Aún tenía una risita en sus labios.
- ¿Un accidente dices? - Pregunto con enojo. -Esta buena para nada me tiro encima toda la botella de vino- Dijo al supervisor indignada, intentando secarse, pero era inútil.
-Buena para nada la que te Pa... rio- Exploto y casi se le iba encima a la rubia.
De inmediato me puse en medio al ver las intenciones de la salvaje impidiéndole que matara a Samantha, que sin duda alguna esa niña era capaz de asesinarla con muy poco.
-Isabella ¿qué te pasa? - Grito el tipo. -Ve por tus cosas, esta despedida- Dijo a la chica. -Señor, señora lo sentimos mucho por los inconvenientes ocasionados- Dijo avergonzado.
-Pero si fue esa teñida la que comenzó los insultos- Se defendió la chica llena de ira.
Iba a volver a hablar cuando de un momento a otro comenzó a tambalearse, hasta ahora me daba cuenta, de que a medida que todo pasaba la chica cada vez se le notaba la tez más pálida, y sin previo aviso solo de desplomó, paso muy rápido.
-Pero que le pasa a esta niña? – Menciono Samantha.
Antes de que llegara al suelo, actúe con rapidez logrando sostenerla entre mis brazos.
-¿Bella estas bien? despierta…- Tocaba su cara con leves toques.
- ¿Porque la atiendes kiram? y porque la llamas Bella?- Pregunto con gran confusión.
La ignore. -Bella? reacciona. Oye no vez que tu empleada se acaba de desmayar haz algo- Dije al hombre que seguía parado ahí como idiota viendo todo.
-Llama a una ambulancia Anna- Ordenó a la chica que siempre había visto con la salvaje.
Cuando la chica vio que se trataba de Bella en el suelo desmayada mostró una cara de susto.
-AMIGA- Grito y sacó su celular del bolsillo.
Yo no pude tolerar más la lentitud e ineficiencia de estas personas, así que la cargué en brazos y salí a buscar mi auto.
-Kiram que haces? deja que ellos se encarguen, no es tu problema- Me tomo del brazo la rubia.
-No voy a esperar a que muera para hacer algo- Me deshice de su agarre.
La expresión de Samantha se volvió amarga al ver mi reacción.
Sin más espera, salí de prisa.
A lo lejos escuche como la amiga de Bella le hablo al inútil del encargado.
-Lo siento Jimmy, necesito ir con ella, necesito el resto de la tarde libre- Y así salió tras de mi montándose con bella que estaba tendida en la parte de atrás del auto.
Samantha se quedó como tonta viendo desde la puerta todo lo que estaba pasando, sé que no tenía ni idea de que yo conocía a esta chica y menos aún de porque estaba haciendo esto por ella, aunque todo paso muy rápido, yo sabía bien que esto era algo que yo hubiese hecho por cualquiera.