Capítulo 31
1326palabras
2022-05-18 09:40
Skye
Tras levantarme, me vestí y me dirigí a la cocina por el desayuno y un café. Amy se encontraba en la ducha mientras que Parker se vestía. Esperaba que terminara pronto, pues recordé lo que me había dicho, que su noche había sido buena y mala, y quería asegurarme de que se encontraba bien.
Estaba en mitad del desayuno, cuando Parker se me acercó por detrás y me dio un beso en la mejilla.
“Buenos días, hermosa”, me susurró.
“Buenos días, cariño”, le respondí, sonriéndole.
Me dio un breve beso en los labios antes de ir a servirse el desayuno y un café, para luego unirse a mí en la mesa.
“¿Qué sucedió anoche?”, le pregunté.
“Me encontré con Heidi en el bar”, me respondió tras un suspiro. “Me dijo que lo sentía, que me extrañaba, y me rogó que le diera otra oportunidad.”
¡En serio! ¿Es que esa perra no podía dejarlo en paz? ¿Quién diablos se creía? Dios… Una parte de mí hubiera querido abofetearla. ¿Es que no había captado el mensaje?
“O sea que ahora te está acosando, o algo así”, dije entre dientes.
“Honestamente, creo que se trató solo de una coincidencia”, me dijo.
“Me gustaría que te dejara en paz de una vez”, le dije.
Pensé que las cosas serían mucho más fáciles si todos supieran que Parker y yo estábamos juntos. Si las cosas fueran oficiales, tal vez Heidi se apartaría.
“Lo sé. A mí también”, me dijo, extendiendo su brazo sobre la mesa para posar su mano sobre la mía. “Pronto terminará por aburrirse.”
Eso era algo que él no sabía con certeza. Pero, de todos modos, asentí sonriendo. No quería hablar sobre ella en aquel momento, aunque, por la forma en que Parker me miraba, tuve un mal presentimiento. Él sabía que mi sonrisa no era genuina.
“Escucha, nena; no dejes que nada de esto te afecte, ¿de acuerdo”, suspiró.
“Lo intento, Parker, pero sé que ella no va a detenerse.”
"“Deja que yo me preocupe por ella, ¿de acuerdo?”, me dijo.
Ese fue el fin de la conversación, ya que escuchamos fuera los pasos de Amy. Podríamos continuar con el asunto más tarde. Amy nos dio los buenos días, tomando un yogur y una taza de café para luego unirse a nosotros.
“¿Todo bien?”, preguntó mirándonos a uno y a otro.
“Le decía a Skye que me encontré con Heidi anoche”, respondió Parker.
“Oh, por Dios… Por favor, dime que no cometiste alguna estupidez, como acostarte con ella o decirle que le darías otra oportunidad”, dijo Amy mirándolo.
“¿Qué? No. Por supuesto que no”, respondió él, sorprendido de que ella pudiera haberle preguntado eso. “Solo le dije a dónde podía irse.”
“Gracias a Dios… Porque si hubieras hecho algo estúpido habría tenido que hacerte entrar en razón, gran hermano”, rio ella.
Y sería precisamente lo que Amy habría hecho de ser necesario. Amy y Parker terminaron de desayunar antes que yo. Ambos tendrían que marcharse antes, también. Pero no mucho después de que salieran recibí un mensaje de texto de Parker.
"¿Quieres que nos encontremos para cenar después del trabajo? XX"
Sonreí para mí misma pensado que eso estaría bien.
"Claro. ¿Tienes algún lugar en mente? XX"
Por lo general, si teníamos una cita, conducíamos por una hora más o menos. Así que no podía esperar a que llegara el día en que ya no fuera necesario escondernos para salir en una cita.
“Estoy pensando en algún lugar cercano. ¿Qué opinas al respecto, nena? XX”
¿Algún lugar cercano? ¿Y si alguien nos viera juntos? Pero, por otra parte, podría tratarse solo de dos amigos, reunidos para cenar.
"¿Crees que sería una buena idea, Parker? ¿Qué pasa si alguien nos ve? XX"
"Entonces, hermosa, alguien nos verá. No seríamos más que dos amigos que se han encontrado para cenar. Pero, si lo prefieres, podemos ir a otro lugar. XX"
Me tomé un momento para pensar las cosas y, al final, pensé: ¡Por qué no! Le devolví rápidamente el mensaje de texto.
"No, un lugar cercano está bien, cariño. XX"
Intercambiamos mensajes de texto antes de que yo saliera para ir al trabajo. Pensé que quizás había llegado el momento de decírselo a Amy. Ya no deseaba seguir mintiendo.
Suspiré y, tras pasar mis dedos por mi cabello, me puse en camino.
***
Había sido un día estresante y estaba lista para ver a Parker y recibir sus abrazos. Era algo que siempre me hacía sentir mejor. Acababa de llegar al restaurante y me encontraba esperando a que Parker llegara. Tenía la cabeza apoyada en el volante cuando escuché unos toques en mi puerta. Él abrió la puerta, arrodillándose frente a mí.
“¿Qué sucede, Skye?”, me preguntó.
Había una mirada de preocupación en su rostro, y posó su mano en mi rodilla.
“No es nada. Solo ha sido un día estresante”, le respondí, encogiéndome de hombros.
“Lo siento, hermosa”, dijo él.
Apartó el cabello de mis ojos y me besó con suavidad. Se puso de pie y me tendió la mano para ayudarme a salir del coche. Me envolvió con sus brazos, acercándome a su pecho. Deslicé mis brazos alrededor de él y acurruqué mi rostro contra su camiseta. De inmediato comencé a sentirme mejor.
"Así está mejor", le dije, sonriéndole.
“Lamento que hayas tenido un mal día”, dijo, besándome en la frente.
“¿Cómo ha estado tu día?”, le pregunté.
“Nada mal”, me respondió sonriendo. “Estuve bastante ocupado y obtuve algunas ventas.”
“Bueno, ahora vayamos a comer, ¿de acuerdo?”
Le robé un rápido beso antes de que entráramos al restaurante, con la mano de Parker descansando en la parte baja de mi espalda. El lugar estaba bastante abarrotado pues era la hora de la cena. Afortunadamente, logramos sentarnos en uno de los pocos lugares disponibles.
Un mesero llegó para atendernos, tendiéndonos el menú de bebidas y diciendo que regresaría en un momento para tomar nuestras órdenes.
Le dimos las gracias y, cuando se marchó, miré a nuestro alrededor para asegurarme de que no hubiera nadie en el lugar a quien conociéramos. Solo cuando me hube cerciorado me incliné hacia él y posé mi mano en la suya. Parker me miró y me sonrió de esa manera que siempre hacía que mi corazón latiera con un poco más de fuerza.
“Creo que ya estoy lista para contárselo a Amy”, anuncié.
“¿Estás segura?”, preguntó Parker, mientras entrelazábamos nuestros dedos.
“Sí. Creo que ha llegado la hora”, le respondí. “Ya no quiero mentir ni esconderme. Y quiero que esa perra sepa que eres mío”, agregué, riendo.
“Reclamando a tu hombre, ¿eh?”, sonrió él.
“Diablos, sí. He esperado lo suficiente por esto, por ti, y no voy a dejar que ella intente interponerse en el camino”, le respondí.
Y era la verdad. Lo había querido tanto, durante años, y estaba absolutamente segura de que no iba a dejar que esa perra traicionera y mentirosa lo arruinara.
“Ella no va a interponerse en nuestro camino”, dijo él con firmeza. “Ahora somos tú y yo, cariño.”
Parker se inclinó sobre la mesa para besarme y solo se apartó cuando el mesero se acercó con los menús de la comida, los cuales colocó sobre la mesa. Tomó la orden de nuestras bebidas y dijo que regresaría con ellas en un momento.
“¿Realmente estás lista para que se lo digamos a Amy, cariño? ¿Para que hagamos público lo nuestro?”, preguntó Parker, bajando la voz.
“Completamente”, le respondí. “Tenemos que hacerlo. Cuanto más esperemos, peor será.”
“Entonces, de acuerdo. ¿Qué te parece si nos sentamos con ella este fin de semana para decírselo?”, me sugirió.
“Será este fin de semana, entonces”, le respondí.
Esperaba no perder a mi mejor amiga por ello. Y Parker sabía que, si debía elegir entre nuestra relación y mi amistad con Amy, elegiría a Amy.
“Sí”, sonrió él.
“Sé que se molestará al principio, pero espero que después de un día o dos lo aceptará. Y estará de acuerdo con lo nuestro.”