Capítulo 30
1346palabras
2022-05-18 09:36
Parker
Salí a tomar un par de tragos con un par de amigos. Y cuando digo un par de tragos quiero decir solo un par, pues era la mitad de la semana y tenía trabajo por la mañana. Una resaca no era algo que necesitara.
“Está bien, escúpelo. Pareces muy feliz, considerando todo lo que te sucedió no hace mucho tiempo”, preguntó mi amigo Harry.
¿Era yo tan obvio? Pero, por otra parte, aunque hubiera querido ocultar en aquel momento mi felicidad, creo que no habría podido hacerlo.
“Conocí a alguien más… Y eso es todo lo que voy a decirte”, me reí.
“Hmm… No veo por qué tienes que ser tan reservado al respecto. ¿Acaso se trata de una mujer casada?”, preguntó Max, mi otro amigo, arqueando una de sus cejas.
“No, ella no está casada”, le respondí, riendo entre dientes.
Pensé que deberían conocerme mejor que eso. Yo sería incapaz de ir tras una mujer casada.
“¿De qué se trata entonces? ¿Cuál es la razón por la que no quieres decirnos más?”, inquirió Harry.
Sabía que seguirían insistiendo para que les diera más detalles, pero no pensaba hacerlo. Era algo de lo que no pensaba hablar mientras no se lo hubiera dicho a Amy.
“Lo único que voy a decir es que ella es más joven; casi diez años más joven”, respondí.
“Esa no es una razón para mantenerlo en secreto”, rio Max.
“No voy a decírtelo, no importa cuántas veces me lo preguntes”, respondí, sacudiendo la cabeza negativamente.
Ambos me miraron y asintieron, pero sabía que no sería la última vez que escucharía al respecto en el transcurso de la noche. Creo que, en ese sentido, fue algo bueno el que no bebiera mucho esa noche o, de lo contrario, puede que hubiera dicho algo que no debía.
Me excusé un momento para dejar la mesa e ir en busca de las bebidas. Estaba seguro de que, mientras no estaba, hablarían de mí y tratarían de averiguar por qué estaba tan reacio a contarles todo. Iba a tardar un poco para que me atendieran pues era una noche ocupada por tratarse de un día en mitad de la semana.
"¿Parker?"
En el momento en que escuché pronunciar mi nombre supe de quién se trataba. La última persona a quien deseaba ver en aquel momento: ¡Heidi! ¿Por qué, de todos los lugares de la ciudad, tenía que estar precisamente allí? Dejé escapar un suspiro antes de volverme hacia ella.
"Hola", dije, simplemente.
“Hey… ¿Cómo te va?”, preguntó ella con dulzura.
“Bien. ¿Y a ti?”, le pregunté.
No quería conversar con ella más de lo necesario.
“He estado mejor, Parker. Te extraño…”, susurró, acercándose a mí.
Heidi apoyó su mano sobre mi pecho y, por un momento, sentí un estremecimiento. No era porque disfrutara el que ella me tocara, sino que se debía más bien al hecho de que, después de tanto tiempo, mi cuerpo se había acostumbrado a su contacto.
“Escucha, Heidi; ya te lo he dicho: Ahora estoy saliendo con alguien más”, le dije con firmeza.
Esperaba que aquello fuera suficiente para hacerla retroceder, pero, por lo visto, Heidi tenía otras ideas. Cerró el pequeño espacio que había entre nosotros y acercó sus labios a mi oído.
“Pero apuesto a que ella no te hace sentir como yo lo hago, Parker.”
Su voz hacía que cada una de las palabras que pronunciaba sonara seductora.
“Oh, vamos, cariño, sé que tú también me extrañas”, dijo con un ronroneo. “Podríamos intentarlo de nuevo.”
En un principio no dije nada. Ni siquiera me moví. Pero luego algo me hizo reaccionar y me alejé de ella de manera abrupta.
“Ella me hace sentir mucho mejor de lo que tú jamás lo hiciste”, le respondí con brusquedad. “Y no, no voy a darte otra oportunidad. Me engañaste y me dejaste por un tipo al que ni siquiera conocías. Tú sola jodiste esto, Heidi.”
“Ya te dije que lo sentía, Parker”, resopló ella.
“No me importa. Ya no hay un nosotros, para ti y para mí, y nunca lo habrá de nuevo”, dije, apretando los dientes. “Aléjate de mí”, concluí, y me alejé.
De regreso en nuestra mesa pregunté a mis amigos si podíamos ir a otra parte pues acababa de encontrarme con Heidi y ellos estuvieron de acuerdo. Juré que lo mejor sería no volver a tropezarme con ella. Me pregunté por qué seguía aquí, dado que odiaba permanecer en un lugar por demasiado tiempo. Esperaba que pronto encontrara algún otro lugar a dónde ir.
“¿Te encuentras bien, amigo?”, me preguntó Max.
“Sí, estoy bien”, suspiré. “De todos los malditos bares de la ciudad, ella termina en el mismo que yo. ¿Cuáles son las probabilidades de que eso suceda?”, agregué.
“Puede ser que ella te esté acechando”, sugirió Harry.
“Maldita sea; espero que no”, me reí.
Aquello nos hizo reír a los tres y sé que fue la razón por la que Harry lo dijo, para que pudiéramos reírnos y por suerte funcionó. No iba a dejar que Heidi me arruinara la noche.
***
Era medianoche y acababa de regresar a casa. Me encontraba semisobrio. No estaba lo suficientemente borracho para ser rudo, sino que había bebido lo suficiente para sentirme bien. El lugar estaba a oscuras. Amy y Skye debían estar en la cama. Cogí una botella de agua de la nevera y traté de hacer el menor ruido posible mientras recorría el pasillo.
Me detuve junto a la habitación de Skye, donde me escurrí. La encontré acurrucada en su cama, profundamente dormida. Me acerqué a su cama, sentándome en la orilla, y la besé suavemente.
“¿Parker?”, preguntó Skye, con voz cansada.
“Sí, nena, soy yo…”, le respondí. “Solo quería entrar y decirte buenas noches”, agregué.
“Hmm… Está bien. ¿Tuviste una buena noche?”, me preguntó.
“Sí y no. Pero te lo contaré mañana”, le respondí, acariciando su rostro. “Ahora, vuelve a dormir, hermosa.”
Le di un breve beso en los labios y en cuestión de segundos había vuelto a dormirse. Me quedé en el mismo lugar de la cama por un momento, sonriendo mientras la miraba, apartando el cabello de su rostro. Era tan bella…
“Buenas noches, cariño”, susurré, dándole un beso en la frente.
Me escurrí fuera de la habitación de Skye y me dirigí a la mía. Heidi había sido lo último en lo que había pensado luego de ver a Skye. Debía informarle al día siguiente sobre lo que había sucedido aquella noche.
Me desvestí, me puse un par de pantalones de dormir y me deslicé en la cama. Dejé que mis ojos se cerraran, con la esperanza de que no me llevara mucho tiempo quedarme dormido. Hubiera querido quedarme con Skye, pero sabía que debíamos ser cuidadosos con la cantidad de noches que pasábamos uno en la habitación del otro.
Habrían pasado unos quince minutos, cuando la puerta de mi habitación se abrió y escuché pasos que se aproximaban a mi cama.
“¿Hay espacio para uno más?”, preguntó Skye en un susurro.
“Siempre”, le respondí.
Skye se deslizo a mi lado, acurrucándose estrechamente junto a mí y, sonriendo para mí mismo, dejé que mis brazos la rodearan.
“Espero que no te importe que me haya escurrido”, se rio, susurrando.
“Por supuesto que no me importa, hermosa”, le respondí.
Tras robarnos un beso de buenas noches, nos deseamos las buenas noches y ella volvió a quedarse dormida casi en el acto y yo no tardé mucho en hacerlo también. Siempre dormía mejor con Skye a mi lado y esa era una de las cosas que me decían lo loco que estaba por ella.
Tenía la fuerte sensación de que no pasaría mucho tiempo antes de que estuviera completamente enamorado de ella, lo que me pareció una locura, dado el poco tiempo que había pasado. Y el saberlo me hacía sentir mayores deseos de contarle a Amy sobre lo que estaba pasando entre nosotros, pues eso haría las cosas más fáciles…Bueno, dependiendo de la manera en la que ella fuera a reaccionar.
Todo saldría de la manera en la que se supone que debía salir.