Capítulo 18
1157palabras
2022-05-10 13:06
Parker:
La noche iba bien y Lewis aún estaba ileso. A diferencia de los chicos con los que salía mi hermana, él parecía decente. Lo normal es que le gusten los idi*tas, al igual que a Skye. Pero me estaba llevando bien con él, ya que teníamos mucho en común.
De repente, Amy le preguntó: "¿Cariño, tienes alguna hermana o amiga soltera? Mi hermano necesita empezar a tener citas de vuelta, o aunque sea tener s*xo."
“Amy, no estoy buscando eso”, respondí, negando con la cabeza.
"¿Por qué no? Ya tienes que olvidarte de esa perra", me regañó, rodando los ojos.
Solo quería que dejara de hablar del tema. Ya tenía a alguien, pero no se lo podía decir.
“Bueno, si cambias de opinión, avísame”, dijo Lewis riendo.
"Lo haré", respondí con el mismo tono.
"Oh, ¿y tienes algún amigo soltero? Para Skye" recordó Amy, emocionada.
Pude ver a Skye rodar los ojos. No sé por qué Amy insistía en intentar conseguirnos citas. Si quisiéramos salir con alguien, lo haríamos.
“Amy, no estoy buscando tener nada con nadie, y si quisiera, podría encontrar a alguien por mi cuenta”, rechazó. Luego añadió: “¡Además, todos los hombres de nuestra edad son unos idiotas!”
Lewis soltó una risita cuando dijo: “¿Acaso estás buscando un hombre mayor? Mi padre es soltero. Tiene cincuenta y tantos.”
Los tres empezamos a reír ante su ocurrencia. Tenía que admitir que era un tipo gracioso.
"Sí, me gustaría un hombre mayor, pero no tan viejo, sin ofender", se rio Skye.
"No me ofende", bromeó Lewis.
«Hmm, ¿ella quiere salir con un hombre mayor? Tal vez por eso le gusto, porque soy mayor. No me importa. Puedo complacerla más que cualquier tipo de su edad», pensé.
A Amy le dio curiosidad: "Por lo general sales con chicos de nuestra edad o un poco mayores, así que cuando dices «mayor» ¿a cuántos años te refieres?"
"Hmm, tal vez diez o quince años más", comentó Skye, encogiéndose de hombros. "Un hombre maduro, con experiencia."
Mientras hablaba, sonreía y acariciaba mi muslo. Tragué saliva, aferrándome a mi asiento. Me di cuenta de que tal vez lo estaba diciendo apropósito, para molestarme.
"¿Desde cuándo te gustan los hombres tan mayores?", preguntó Amy, sorprendida.
Ella volvió a encogerse de hombros y respondió: “Desde que todos los chicos de mi edad con los que he estado resultaron ser unos idiotas que no tenían idea de cómo complacer a una mujer.”
Amy comenzó a escudriñar sus alrededores. Tenía la sensación de que estaba buscando a alguien para su amiga.
“Ni siquiera lo pienses. No quiero conocer a nadie esta noche”, se adelantó Skye con tono firme.
Amy soltó un gruñido de protesta, pero asintió. Gracias a Dios. Me di cuenta de que no me gustaría verla con otra persona, al menos no esa noche, porque teníamos planes más tarde.
La mano de Skye todavía estaba en mi muslo, subiendo poco a poco. Ella hablaba como si nada mientras yo intentaba mantener la compostura. Empecé a removerme en mi asiento.
"¿Qué te pasa?", me preguntó Amy.
Me las arreglé para decir: "Nada", con voz tensa.
Amy me miró con una ceja levantada. Mantuve la compostura y sonreí. Mi hermana me creyó y se alejó con Lewis para comprar más bebidas, ya que les tocaba ir a la barra. Me volteé hacia Skye, que ya me estaba mirando con una sonrisa.
"¿Te estás divirtiendo?", le pregunté.
"Oh, más de lo que crees", respondió con picardía.
Indagué: "¿El discurso sobre un hombre mayor tiene algo que ver conmigo?"
"Hmm, tal vez", respondió, acercándose poco a poco. Luego agregó: "Creo que deberías darme un beso."
Miré hacia el bar, vi que estaba lleno y que no podrían vernos.
"Luego de tus bromas, no creo que te merezcas un beso", respondí con suficiencia.
"Entonces, simplemente iré a buscar a otro hombre para que me bese", dijo, encogiéndose de hombros. Luego se volvió a alejar.
Hice un puchero: "¿De verdad lo harías?"
"Tal vez", me siguió el juego. Skye estaba tratando de mantenerse seria, pero no lo estaba logrando. Pude ver una sonrisa asomándose en sus labios.
Le hice señas para que volviera a acercarse. Se deslizó de nuevo hacia mí, agarrando mi camiseta. Puse mi mano en su mejilla y cerré el espacio entre nosotros. En el momento en que nuestros labios se tocaron, gemimos. Mmm, sí, sus labios eran deliciosos.
Dejé que mi mano recorra su muslo desnudo mientras nos besábamos. Ella gimió en respuesta. No quería alejarme, pero tenía que hacerlo, así que exhalé: "Deberíamos detenernos, por si vuelven".
"Sí, es una buena idea", susurró respirando con dificultad.
Le aparté un mechón mientras la tentaba: "No puedo esperar que estemos solos".
"Mmm, tampoco puedo esperar", me respondió, dándome un rápido beso.
Volvimos a poner distancia entre nosotros, recomponiéndonos. Charlamos lo suficiente para que no fuera evidente que estábamos haciendo algo que no deberíamos. Amy y Lewis regresaron minutos después con una bandeja.
“Beban”, sonrió Amy, pasándonos nuestros vasos. Dije que sería mi última bebida. No planeaba emborracharme ni tener resaca.
Las chicas eran una mala influencia, ya que no solía beber con tanta frecuencia como lo hacía desde que vivía con ellas. Pero el lado bueno era que me mantenían ocupado. ***
Estábamos en un taxi, y acabábamos de dejar a Amy y Lewis en la casa del segundo. Skye apoyaba la cabeza en mi hombro mientras dormía. Ella y Amy empezaron con los shots, y bebieron demasiado. Hablé con el conductor hasta que regresamos al apartamento y le pagué antes de bajar.
Cargué a Skye y ella se acurrucó en mi pecho. Sonreí, asegurándome de que mi agarre fuera firme mientras la llevaba dentro. Abrí la puerta y fui a su dormitorio. La acosté en la cama, para luego quitarle la ropa y ponerle su pijama.
"Quiero acurrucarme", arrastró las palabras.
"Ya vuelvo, lo prometo."
Ella seguía murmurando, borracha. Me reí entre dientes, yendo a buscar un poco de agua para los dos. Me desvestí hasta quedarme en calzoncillos y me deslicé junto a Skye. En el momento en que me acosté, rodó hacia mí, acurrucándose. La rodeé con mis brazos y me tapé con las sábanas.
No eran los planes que hicimos para la noche, pero no me molestaba. Skye me rodeó con sus piernas y sus brazos, luego comenzó a roncar. Me reí de mí mismo, esperando que no fuera así durante el resto de la noche. De lo contrario, no lograría dormir.
La acomodé con suavidad, pero manteniéndola cerca. Intenté que ambos estemos cómodos.
"Buenas noches, hermosa, descansa", le susurré, besando la parte superior de su cabeza.
“Buenas noches”, respondió con cansancio.
La rodeé con los brazos y dejé que mis pesados párpados empiecen a bajar. Disfrutaba tenerla cerca a la hora de dormir, me ayudaba a relajarme. Sin embargo, me estaba acostumbrando demasiado. No sabía si eso era algo bueno o malo. Supongo que el tiempo respondería a esa pregunta, ¿no?