Capítulo 16
1337palabras
2022-05-09 15:03
parker
“Ah… Joder, sí. Voy a…”, comenzó a decir Skye, pero no pudo terminar su frase.
Todo su cuerpo se estremeció, para luego derrumbarse bruscamente junto a mí, antes de que pudiera terminar lo que iba a decir. Se aferró con fuerza a mi cuerpo, abrazándome contra su cuerpo mientras el clímax se apoderaba de ella.

La sensación de ella estrechándose alrededor de mí, la manera en que se agarraba a mis hombros y los gemidos que emergían de sus labios, fueron suficientes para llevarme hasta mi propio final. Grité mientras apretaba sus caderas hasta alcanzar el clímax, sintiendo que explotaba salvajemente dentro del condón. Maldita sea; aquello fue increíble. Me derrumbe contra su cuerpo cuando ambos llegamos al final. 
No creí que aquello fuera a suceder de nuevo. Estaba dispuesto a ser estricto al respecto, pero en el momento en que ella estuvo cerca de mí empecé a perder un poco el control. Y en el momento en que nuestros labios se tocaron de nuevo comprendí que estaba perdido. Había algo en sus labios, en su tacto, capaz de afectarme por completo. Me hizo perder el control. Sí, debería haber luchado contra la atracción, contra la lujuria, porque eso era lo correcto, pero al parecer no sería tan fácil como había creído.
Contuve el aliento, levantando mi cabeza para besar rápidamente sus labios antes de tumbarme a su lado. Un silencio se instaló entre nosotros. El único sonido en la habitación era el de nuestra respiración agitada. Me deshice del condón.
"Mmm, eso fue divertido", sonrió Skye, mirándome.
“Oh sí, ya lo creo que lo fue”, le dije, devolviéndole la sonrisa burlona. "Tenemos que dejar de ponernos en posiciones tan comprometedoras", agregué, riendo.
“¿Y qué tendría eso de divertido?”, rio Skye.

“No sería para nada divertido”, le respondí, y agregué: “Solo sería lo mejor que se puede hacer.”
Observé cómo Skye ponía sus ojos en blanco cuando dije la última parte.
“Nada de ponerme los ojos en blanco, señorita Skye”, le dije, arqueando un ceja.
"¿O qué?", preguntó ella, con una sonrisa descarada en sus labios.

“O te pondré sobre mis rodillas y azotaré ese trasero tuyo con tanta fuerza que no podrás sentarte en una semana”, le dije con firmeza.
Me gustaba el que a Skye no le importara mi boca sucia.
“¿Se supone que eso es una amenaza? Porque de ser así, no es la amenaza perfecta. Sabes que adoro ser azotada”, me respondió, con aire de suficiencia.
Su respuesta me arrancó un quejido, pues lo había olvidado por un momento. Ella realmente lo había disfrutado, así como yo lo había disfrutado, haciéndoselo.
“Mmm, sí, ya lo creo que te encanta, hermosura”, le dije.
Skye rodó sobre su estómago, girando su cabeza para mirarme y sonrió. Sus mejillas estaban todavía encarnadas, y estoy seguro de que las mías también lo estaban. Rodé sobre mi costado para observar cómo sus ojos se cerraban y volvían a abrirse.
“¿Cansada?”, le pregunté.
“Un poco. Puede que vaya a tomar una siesta”, contestó riendo.
"Puedes tomar una siesta aquí", le dije.
“¿Estás seguro?”, me preguntó.
“Claro. Podemos configurar la alarma”, le respondí.
Skye sonrió, asintiendo, mientras yo extendía mi mano para dibujar, con la yema de mis dedos, formas sobre la piel de su espalda, haciéndola estremecerse con mi tacto. Continué durante un rato más, y ella no tardó mucho en quedarse profundamente dormida. Retiré mi mano para configurar la alarma antes de ponerme cómodo yo también, cogiendo un cobertor con que nos cubrí a los dos.
Dejé escapar un suspiro y luego cerré los ojos, esperando poder seguir. Me pareció que Skye y yo necesitábamos hablar una vez que despertáramos. Necesitaba un plan, pues la última cosa que quería era que pensara que la estaba utilizando. Esperaba que ese no fuera el caso. Ese no era yo, pero, en todo caso, tampoco era yo mismo en aquel momento. Necesitaba dejar de pensar por el momento. Ya podía preocuparme un poco más una vez que despertara. ***
Gemí al escuchar la alarma. No había pasado ya una hora, ¿o sí? Miré a mi alrededor, descubriendo que el lugar junto a mí, en la cama, estaba vacío. ¿A dónde se había ido? Tal vez se había despertado y se arrepintió de haber permitido que esto sucediera de nuevo, pensé.
Me levanté de la cama, me vestí con los pantalones del chándal y fui a buscarla. La encontré en la cocina, preparándose un café. No llevaba puesto más que las bragas y una camiseta sin mangas. Sabía que no debía hacerlo, pero me dirigí hacia ella, me le acerqué por detrás y coloqué mis manos en sus caderas, recorriendo sus hombros y su cuello con mis labios. No pude evitarlo. Se veía tan condenadamente sexi con lo poco que llevaba puesto…
“¿Te apetece un café?”, gimió ella.
“Sí, por favor”, le respondí.
Skye me miró por encima del hombro.
“Pues si quieres que te preparé café tendrás que dejar de distraerme”, dijo, entre risitas.
"Sí, señora", respondí, alejándome.
Skye preparó café para los dos y fue a sentarse al sofá, a donde la seguí. Bebí un sorbo de mi café y aspiré profundamente antes de volverme hacia ella.
“Escucha, Skye, lo que sucedió antes… ¿Va a suceder de nuevo?”, le pregunté.
“¿Tú también lo quieres?”, me preguntó ella a su vez.
Lo pensé un momento y asentí con la cabeza.
"“¿Y tú?”, le pregunté.
“No me importaría que sucediera una, y otra vez”, me respondió.
Me encantó su honestidad, y me pareció que ambos estábamos en la misma página.
“Entonces, ¿qué vamos a hacer al respecto?”, le pregunté.
“Podríamos tener siempre una suerte de amistad con beneficios”, sugirió Skye.
Me gustaba aquel plan. Sin emociones, sin ataduras, solo amistad y sexo increíble. Creo que era justo lo que necesitaba y que era suficiente para mí en aquel momento. No obstante, tendríamos que ser cuidadosos. Mi hermana no podía enterarse. ¡Sería capaz de matarme!
“Me gusta cómo suena eso”, le dije.
“Oh, estoy segura de que sí”, rio Skye. “Pero Amy jamás deberá saber sobre esto, Parker. No estoy dispuesta a perder a mi mejor amiga por esto”, agregó.
“Amy nunca necesitará saberlo”, le respondí.
“De acuerdo”, dijo ella riendo. “A partir de ahora somos follamigos.”
“Está bien, pero si es demasiado tienes que prometerme que me lo dirás”, le dije.
“Te lo prometo”, sonrió, inclinándose para besarme.
Gemí en sus labios, sintiéndome infeliz cuando ella los retiró.
“Bebe tu café y luego podemos regresar a la cama por un par de horas más”, dijo Skye, dibujando una sonrisa seductora en sus labios.
“Entonces lo mejor será que bebamos”, le dije, con un guiño.
Todavía teníamos un poco de tiempo antes de que Amy regresara y podíamos aprovecharlo al máximo. ¿Nuestro acuerdo era una buena idea? No podía asegurarlo, pero se trataba solo de sexo, ¿no? Y no había razón para que eso fuera todo. Skye y yo nos llevábamos bien como amigos, así que también podíamos pasar el tiempo de aquella manera. No quería que se volviera algo puramente sexual, pues Skye había logrado hacer que mi ruptura con Heidi fuera más fácil que si la afrontara yo solo. Y estaba agradecido por eso con Skye. 
“¿Has tenido suerte con tu búsqueda de empleo?”, me preguntó Skye.
“He llenado algunas solicitudes, pero nada hasta el momento”, le respondí.
“Estoy segura de que encontrarás algo pronto. ¿Estás bien de dinero?”, preguntó ella con suavidad.
“Sí, tengo algunos ahorros, de modo que al menos por algunos meses no tendré problemas”, le dije sonriendo.
Pero sabía que necesitaba encontrar un empleo, y pronto, pues también debía conseguir un apartamento. No podía seguir quedándome con Amy y Skye por siempre.
“Bueno, ya sabes que eres bienvenido a quedarte aquí todo el tiempo que necesites”, dijo Skye.
“Lo sé, gracias. Es algo que aprecio mucho”, le dije, besándola en la mejilla.
Me gustaba la manera en que podíamos pasar de hablar sobre sexo a una conversación sobre cualquier cosa. Era un buen equilibrio para ambos.