Capítulo 79
1046palabras
2022-04-07 00:00
Por la tarde.
Las personas que fueron al bosque no pudieron ver cómo humillaban a Nancy como deseaban. No obstante, al pensar en aquellos chicos gimiendo de dolor en el suelo, no pudieron evitar imaginar lo que había ocurrido. Poco a poco, los rumores se extendieron. En el foro publicaron todo tipo de conjeturas retorcidas y todas se burlaban de Nancy.
—¿Se acuerdan de aquellos chicos? ¿No les parecían cansados? ¡Supongo que por haber tenido acción con ella! —Fue uno de los comentarios.
—Pensé que era solo una amante. No esperaba que fuera tan promiscua. —Otro comentario aún más mezquino.
—¡Su presencia daña la reputación de nuestra escuela!
Como resultado, la historia se propagó por el campus en poco tiempo y, poco después, llegó a los oídos de Rainie.
—¡Dile a Nancy que venga a verme ahora! —dijo Rainie muy enfadada con un golpe en la mesa.
Nancy estaba repasando en el aula.
—Tú eres inocente. No te preocupes por lo que digan los demás. —Sheryl la había consolado antes de irse para el Centro de Artes Marciales y sus palabras la hicieron sentir un poco mejor.
Después de que Sheryl se marchó, Rainie la mandó a llamar y no tuvo más remedio que hacer de tripas corazón e ir a verla sola. En cuanto entró en la oficina, se dio cuenta de que también habían llamado a los chicos que habían intentado humillarla. Entonces, su corazón dio un vuelco.
—Nancy, dime la verdad. ¿Qué pasó hoy? —le preguntó Rainie con seriedad.
—Cuando iba de camino a casa, estos chicos me llevaron a rastras al bosque y luego… —respondió con sinceridad, un poco nerviosa, después de una pausa.
Uno de los chicos la interrumpió antes de que pudiera terminar sus palabras.
—Nancy, ¡estás mintiendo! —La señaló.
Los otros chicos lo secundaron:
—Fuiste tú quien tomó la iniciativa de invitarnos. Dijiste que podíamos ir al bosque a estudiar juntos. ¡Una vez allí nos sedujiste!
—Así es. Eres una mujer despreciable y desvergonzada. —La inculparon al unísono.
—¡Me están calumniando! —gritó con los ojos abiertos como platos. Entonces se apresuró a explicar—: Profesora, yo no hice eso. Ellos fueron los que me arrastraron...
—¡Suficiente! —gritó Rainie con rabia y la miró con desprecio en los ojos—. No creo que me mientan. Nancy, hay muchos rumores malos sobre ti y ahora haces algo así. En verdad has traído la vergüenza a nuestra clase.
—¿Qué? ¿Cómo puede confiar en ellos? —le preguntó y la miró estupefacta. Se quedó sin palabras, pues ¡estaba muy lejos de la verdad! Justo cuando iba a explicarse, Rainie hizo un gesto con la mano y dijo:
—Cállate. ¡Escuchar tu voz resulta bastante desagradable! Nuestra escuela no aceptará a una estudiante como tú. ¡Será mejor que te prepares para ser expulsada!
Sus palabras la impactaron como un rayo. «¿Expulsarme? No, no pueden hacer eso». Su familia no era adinerada y su madre había trabajado mucho para enviarla allí. Si la expulsaban, todo se acabaría...
—Profesora, déjeme explicarle, por favor. No es como afirman ellos. ¡En verdad no es para nada lo que dijeron! —suplicó. No le quedó más remedio que pedir clemencia.
—¡Basta, no pretendas dar pena! ¿Qué más tienes que decir? ¡No mereces argumentar tu declaración! Vete de aquí —contestó Rainie con desprecio en el rostro. Luego miró a los chicos y gritó—: Aunque sean las víctimas, ¡también recibirán una sanción! —Luego los sacó de su oficina.
Los chicos miraron a Nancy y se burlaron:
—Nancy, ¡tú te lo buscaste!
—¡Váyanse a la m*erda! —gritó ella ardiendo por dentro.
Ellos suspiraron para sus adentros y salieron corriendo a toda prisa. Al día siguiente, en cuanto Sheryl llegó a la escuela, volvió a ver otra multitud de personas reunidas frente al tablón de anuncios. «¿Qué pasó esta vez?». Se metió dentro de la multitud con curiosidad y vio un aviso sobre el asunto de Nancy y los chicos que decía: «La acción de Nancy de seducir a los estudiantes masculinos ha dañado la reputación de la escuela de manera significativa. Por lo tanto, ha sido expulsada de manera oficial». «Los chicos solo recibieron sanciones. ¡Maldita sea! ¿Cómo es posible que las cosas acabaran así?». A ella se le cayó el alma a los pies, pues no esperaba que esos chicos fueran tan descarados. Estaba claro que lo que le habían hecho a Nancy era terrible y ¡todavía tenían el valor de decir que eran las víctimas! Ella indagó con sus compañeros y se enfureció en cuanto supo toda la historia. «¿Rainie está ciega? ¿Cómo puede hacer caso a los rumores y expulsar a Nancy sin investigar a fondo el asunto?». Ella se enojó aún más y se dirigió a toda prisa a su despacho.
—Profesora, usted se equivoca con Nancy. La inculparon. Esos chicos mintieron —gritó ella en cuanto entró en la habitación.
Rainie levantó enseguida la vista con descontento al escucharla.
—No te corresponde a ti juzgar. Todos esos chicos dijeron que fue Nancy quien los sedujo. ¿Hay alguna posibilidad de que eso sea falso? —cuestionó ella.
—¿Así que se queda con sus palabras sin investigar más? —rugió Sheryl aún más enfadada.
—¿Crees que así se le hable a un profesor? —replicó ella enojada.
Sheryl se obligó a respirar hondo y a calmarse un poco.
—Profesora, tengo un video que demuestra que ella es inocente —dijo mientras sacaba su celular del bolsillo.
El rostro de Rainie cambió de inmediato.
—Muéstramelo.
Sheryl lo puso a reproducir y se lo entregó. Ella hizo una mueca y lo borró en el acto.
—¿Qué hace? —Sheryl se sorprendió.
Rainie suspiró aliviada y dijo con una sonrisa:
—Es solo un video. No significa nada.
—¡Usted! —Sheryl se quedó sin palabras. La miró sin entender qué hacía.
—Sheryl, te sugiero que mejor te ocupes de tus propios asuntos. La decisión de expulsarla de la escuela ya está tomada. No puedes cambiar nada. Si quieres graduarte, será mejor que te pongas a estudiar. El resultado de tu último examen no fue tan bueno como el de los otros estudiantes y, para ser sincera, estuvo un poco mal. Si no te gradúas en el futuro, no me culpes por ser irresponsable. —Después de eso, Rainie se dio la vuelta y se sentó de nuevo en su asiento como si no hubiera pasado nada.