Capítulo 80
1038palabras
2022-04-08 00:00
Sheryl miró su celular y se le cayó el alma a los pies. Le pareció incorrecta la actitud de la profesora. «¿Por qué su reacción es tan agresiva? Incluso encubrió el crimen de los chicos y borró las pruebas. ¿Será que no quiere que se descubra la verdad?», pensó y volvió a mirarla. Su mirada era insondable. Ella no se asustó en absoluto cuando Rainie borró el video, pues todos los archivos de su celular se guardaban en la nube de forma automática. Así que, aunque se borrara, aún tenía la copia de seguridad. Lo que en verdad la sorprendió fue su actitud respecto al caso. Por eso se quedó boquiabierta cuando la vio borrar el video a toda prisa. «Es obvio que quiere expulsar a Nancy, pero ¿por qué?». De todos modos, no tenía sentido discutir con ella, así que guardó el celular en el bolsillo y volvió al aula sin decir nada más. Cuando llegó al aula, escuchó por casualidad a varias chicas cotilleando. Parecían estar discutiendo sobre los chicos.
—¡Me enteré que uno de los chicos de ayer es el sobrino de la profesora Raee!
—¿De verdad? He oído que ella procede de una familia culta. ¿Cómo es posible que él pertenezca a la misma familia? —exclamó otra chica.
—Umm, ¿quién sabe? No obstante, no esperaba que expulsaran a una estudiante sobresaliente como Nancy —añadió la chica.
—¿Por qué? ¿No quieres que se vaya? Si se va, ¡mejoramos nuestra posición en el escalafón! —le preguntó su amiga.
—Es cierto —asintió la chica.
Sheryl rio al escuchar la conversación. «No por gusto Rainie destruyó las pruebas con tanta prisa. ¡Su sobrino está involucrado! Oh, ¡qué irónico! Abusó de su poder como jefa del Departamento de Finanzas, acusó a Nancy de seducir a los chicos e incluso la expulsó de inmediato. Hizo todo eso solo para encubrir a su sobrino, pero ¿sabe ella que su decisión egoísta es suficiente para arruinar la vida de Nancy? No, no solo su vida entera, ¡sino también la única esperanza de una familia! ¿Cómo va a merecer una mujer egoísta e injusta como ella que la llamen maestra?», pensó y esbozó una sonrisa irónica. «Muy bien. Estoy molesta de verdad. No lo dejaré pasar».
Julia, que se había enterado de la noticia por otro lado, se acercó corriendo.
—Sheryl, me enteré de que fuiste a la oficina hace un momento para abogar por Nancy —le preguntó.
Ella la miró y la corrigió:
—No abogué por ella. Voy a demostrar su inocencia. ¿Por qué tengo que abogar por ella si ni siquiera hizo esas cosas?
La expresión de Julia cambió un poco y se preguntó por qué ella siempre se ponía de parte de Nancy.
—Bueno, sea como sea, será mejor que no te metas en los asuntos de Nancy. No te traerá nada bueno —dijo fingiendo estar preocupada.
Sheryl la miró con desdén al escuchar sus palabras, pues sabía que Julia se estaba beneficiando de la situación de Nancy.
Al ver que ella no le prestó atención a sus palabras, siguió aconsejándola:
—Sheryl, no tengo ninguna otra intención. Solo estoy diciendo la verdad. Es todo por tu bien. Piénsalo, es el sobrino de Rainie quien hizo esas cosas. Si tratas de ayudar a Nancy, ofenderás a la profesora, ¿no? Y si lo haces, ¡las consecuencias para ti no serán buenas!
Sheryl se burló para sus adentros. No era la primera vez que se rebelaba. ¿Tendría miedo de Rainie si en verdad quisiera hacer una escena? «Solo quiero defender a Nancy y hacerle justicia. Es una injusticia que tenga que soportar una vergüenza tan grande sin haber hecho nada malo. ¿Tiene que soportar todo eso? No, ¡absolutamente no!».
—Sheryl, escúchame. —Ella seguía persuadiéndola.
Ella ya estaba un poco molesta, así que volteó la cabeza y dijo:
—Gracias por tu preocupación. —En el fondo sabía que ella lo que tenía era miedo de ser expuesta.
Julia pensó que había logrado convencerla y sonrió al instante.
—Sheryl, ¡sabía que escucharías mi consejo! Por cierto, mañana es tu cumpleaños. Reservé un salón privado en el Empire Grand Club. ¡Vamos a celebrarlo juntas mañana como siempre!
Ellas pasaban juntas su cumpleaños todos los años. Ahora que lo pensaba, Sheryl no pudo evitar sentir que había desperdiciado muchos de sus cumpleaños celebrándolos con ella. Recordó con claridad cómo en el pasado Julia maquinó contra ella en su cumpleaños. Una vez, Sheryl invitó a sus compañeros de clase a pasar un buen rato en su cumpleaños. Todos se estaban divirtiendo en un salón privado cuando Julia los incitó para que brindaran por ella sin cesar. Ella, por su parte estaba en las nubes. Había bebido mucho mientras atendía a los invitados durante toda la noche y, cuando estaba un poco borracha, Julia sugirió:
—Ya que nos estamos divirtiendo tanto, ¿por qué no jugamos a algo?
En cuanto la oyeron, todos levantaron las manos de inmediato y dijeron:
—¡Claro!
—¡Juguemos a girar la botella! Al que señale la botella cuando se detenga, perderá. El que pierda tendrá que pedir un beso a la primera persona que entre por la puerta después. ¿Qué les parece, chicos? —continuó Julia con entusiasmo.
—¡Bien! —gritaron todos emocionados.
Sheryl había bebido demasiado en ese momento y no podía pensar con claridad, así que aceptó enseguida. De manera inesperada, fue la primera en perder. De hecho, recordó vagamente que la botella no estaba apuntando a ella en un inicio. Alguien la movió un poco para que perdiera, pero ella estaba demasiado borracha en ese momento. Al instante, los demás la incitaron a aceptar el castigo del perdedor.
—¡Pide un beso! —Uno tras otro empezó a animarla. Al principio, ella dudó, pero todos a su alrededor seguían gritando—: Sheryl, date prisa. ¿No te atreves?
Aquellas palabras la provocaron.
—¡Tonterías! ¡Es solo un beso! ¡No hay nada que no me atreva a hacer en este mundo! —replicó de inmediato. Luego, esperó con paciencia a la primera persona que entrara. Julia se había preparado para este momento, así que envió un mensaje a William pidiéndole que se reuniera con ella. Él acudió en cuanto vio el mensaje y se convirtió en la primera persona que entró en la habitación, por lo que Sheryl tuvo que pedirle un beso.