Capítulo 73
935palabras
2022-04-01 00:00
Cuando Nancy salió de la habitación, las lágrimas rodaban por sus mejillas. Entonces, rompió a llorar. Sus lágrimas estaban llenas de agravio y humillación.
La señora Liam sollozaba bajito mientras limpiaba las lágrimas del rostro de su hija. El padre de Nancy había cometido un delito y lo habían mandado a prisión. No era fácil para ella llegar a fin de mes. Tenía que mantener a dos hijos en la escuela y poner comida en la mesa. Y por si fuera poco, su hijo menor no dejaba de causar problemas. Nancy era la única de la familia con la que podía contar. «La crie de la mejor manera posible. ¿Cómo pudo suceder esto? Dios me debe estar castigando por mis pecados en otra vida».
Sheryl miró a Nancy y a su mamá y se le partió el corazón cuando las vio llorar. Entonces fue directo hacia ellas.
—Nancy, señora Liam, tengo algo que decirles.
Nancy asintió de manera inconsciente. Entonces, Sheryl las llevó a una cafetería fuera de la escuela.
—Hola, señora Liam, soy la compañera de clase de Nancy. Me llamo Sheryl —se presentó después de que las tres se sentaran en una mesa.
La señora Liam asintió, se limpió las lágrimas y sonrió.
—Hola.
Sheryl se sentía cómoda cerca de ella, pues parecía ser una señora muy amable.
—Señora Liam, por favor, no culpe a su hija. Alguien la inculpó; ella no es la clase de persona que haría eso.
—¿Por qué la iban a inculpar? Nancy, ¿ofendiste a alguien? —rugió ella.
—Señora Liam, déjeme explicarle. Ella no hizo nada malo ni ofendió a nadie. A veces, las personas destruyen la vida de los demás sin ninguna razón —la consoló enseguida—. A decir verdad, le tendieron una trampa por tener celos de sus calificaciones —explicó con calma.
Sus palabras conmovieron a Nancy. «¿Quién iba a decir que en un momento así, la única que creería en mí sería ella?».
La señora Liam se sintió ansiosa e impotente a la vez.
—Yo la vi crecer. ¿Cómo no voy a saberlo? Desde pequeña ha sido tranquila y estudiosa. Incluso me ayuda cuando está libre. Claro que sé que no haría algo así, pero, aunque sepamos quién es el culpable, ¿qué podemos hacer? No tenemos apoyo ni dinero. Su padre y su hermano tampoco pueden ayudar. Cuando ocurre algo así, no puedo hacer nada para aliviar su sufrimiento… —Las lágrimas volvieron a rodar por sus mejillas. Era desgarrador verla llorar. No obstante, no lloraba por nadie, sino por el hecho de que no tenía fuerzas para defenderse. Habían incriminado a su hija, pero ella, como su madre, no podía hacer nada.
—Mamá, deja de llorar. Estoy bien —la consoló Nancy, a quien también le brotaban lágrimas de los ojos.
Al verlas llorar, Sheryl sintió que le cortaban la piel. «¡Esto sucedió por los celos de Julia! Ella no tiene ningún derecho a destruir la vida de Nancy. En una ocasión, utilizó el mismo método conmigo», recordó y se enfadó aún más. Tenía que vengarse, pero primero decidió consolar a aquellas dos mujeres.
—Señora, Nancy, por favor, no se desanimen. Estamos dejando que los culpables ganen si seguimos sufriendo en silencio. —Hizo una pausa y continuó—: No se preocupen. ¡Encontraré a los culpables y los haré pagar!
La señora Liam levantó la vista y la observó bien. Estaba vestida con ropas de colores brillantes y transmitía una energía excepcional. Pensó que era probable que perteneciera a una familia rica. «No nos desprecia e incluso se ofrece a ayudar. Debe ser una muchacha honrada». Le dio una buena impresión.
—Nancy siempre ha sido introvertida. Tiene mucha suerte de tener una amiga como tú.
Sheryl sonrió con timidez.
—No, no es cierto, señora. Es un honor para mí ser su amiga. Después de todo, ella fue quien me ayudó mucho en mis estudios.
La señora Liam esbozó una sonrisa.
—Los amigos deben, por supuesto, ayudarse mutuamente. Me alivia ver lo unidas que son.
Se sintieron mucho mejor después de la charla. Nancy y su madre se fueron a casa. Sheryl miró hacia la puerta de la escuela por la ventana y, por casualidad, vio a Julia y a William saliendo uno al lado del otro.
—¿Dónde están? —preguntó Julia después de mirar a su alrededor—. ¿No acabas de decir que Sheryl y Nancy se fueron juntas? ¿Dónde están? —Ella empezó a ponerse nerviosa al no encontrar a ninguna de las dos.
William también miró a su alrededor, pero no había ni rastro de ellas. Entonces suspiró y dijo:
—Te juro que las vi hace un momento. Deben de haberse ido. —Se quedó pensando y preguntó con curiosidad—: Por cierto, ¿antes no eras la mejor amiga de Sheryl? ¿Por qué ahora anda con otra persona?
Ella estaba ansiosa, pero se alteró más con su pregunta.
—¿Qué tiene que ver eso contigo?
Él se sintió un poco incómodo porque lo regañó sin razón.
—¡Ah, está bien! Ni siquiera me interesa.
Ella puso los ojos en blanco pues también quería que volvieran a ser unidas, pero al parecer Sheryl se había convertido en una persona diferente y le guardaba rencor después del incidente de la tesis. Julia pensó que nada cambiaría si volvía a acercarse a ella y recuperaba su confianza. Sin embargo, cada vez que intentaba ser amable, la ignoraba. En ese momento, las cosas ya no estaban en sus manos.
Él continuaba murmurando a su lado y ella no pudo evitar sentirse más molesta.
—¿No dijiste que ibas a conseguir hacerla tuya? —Lo culpó—. Entonces estabas tan seguro, pero ¿por qué no la has conseguido todavía? ¡Inútil pedazo de basura!