Capítulo 71
1036palabras
2022-03-30 00:00
«¿Un puente? ¡Qué petición tan descabellada!». Sheryl frunció el ceño. «¿Por qué me pide algo tan extraño? Yo solo quiero aprender artes marciales, no baile. ¿En verdad tengo que hacer un puente?».
—No pareces muy dispuesta a hacer lo que te digo, ¿eh? —Maximus vio que ella no se movió ni un centímetro y se escuchó un poco descontento.
En un principio, ella no quería hacerlo, pero después de pensarlo un poco, decidió darle una oportunidad y ver a qué estaba jugando. Por tanto, siguió sus instrucciones. Se apoyó en los brazos y las piernas y levantó el torso del suelo. De niña aprendió ballet aunque, no había bailado más desde que su madre se marchó hacía mucho tiempo. A pesar de eso, hacer el puente no le resultaba difícil en absoluto, pues era básico. Como resultado, lo ejecutó con gracia y precisión.
Él la miró sin reaccionar y continuó dándole órdenes con su tono frío:
—Ahora comienza a patear en el aire. Cuanto más alto, mejor.
Ella obedeció. Se levantó del suelo y pateó tan alto como pudo. Su pierna llegó sin esfuerzo alguno a la parte superior de su cabeza, formando una línea recta paralela al suelo, algo que muy pocas personas podían hacer con facilidad.
Él pudo apreciar que ella tenía buena base, lo que le ahorraría mucho tiempo a la hora de entrenarla en el futuro. Entonces su rostro se relajó un poco; ya no era tan frío como antes. Al final, le pidió que hiciera algunos estiramientos, los cuales hizo sin ninguna dificultad, pues ella tenía además una flexibilidad perfecta. Aunque él no dijo una palabra, los demás notaron su satisfacción. «Ahora esta mujer es digna de ser su alumna».
—Aprender artes marciales no es tan fácil como crees. Es en extremo engañoso, pero si estás preparada, puedes empezar las clases mañana —le dijo a la ligera.
—¿En serio? —exclamó ella.
Él asintió con la cabeza.
—Bueno, gracias, entrenador. Lo haré lo mejor que pueda —asintió ella de inmediato con alegría.
Él se dio la vuelta y se fue. Ella estaba muy contenta; ¡no esperaba poder empezar a aprender tan pronto! Como no tenía prisa por irse, recorrió el club para familiarizarse con el lugar, lo cual le resultaría útil y crucial, pues iba a empezar al día siguiente. Apenas podía ocultar la emoción que sentía en su corazón.
En una esquina del club, había dos jóvenes entrenadoras sentadas en silencio. Ambas se quedaron mirándola fijo; la mirada arrogante de una de ellas revelaba odio hacia la joven.
—Dime, ¿por qué el director le ordenó a Maximus que enseñara a esa mujer?
La otra entrenadora negó con la cabeza.
—¡Si lo supiera! ¡En verdad no sé cómo consiguió que Maximus la entrenara personalmente!
—Ni siquiera tenemos la oportunidad de verlo, pero ella puede que esté con él todos los días —gruñó la arrogante mujer con tono celoso.
La otra entrenadora que estaba a su lado estuvo de acuerdo y sugirió:
—¿Por qué no vamos a comprobar quién es? No creo que sea tan sencilla como parece.
La arrogante mujer escuchó la sugerencia, reflexionó durante un rato y luego asintió con la cabeza.
—¡Está bien! Averigua tú y me cuentas si descubres algo.
—De acuerdo.
Sheryl estaba de buen humor después de recorrer el club y ver que había muy buen ambiente. El color de manera general era un poco oscuro. El pasillo, el cuadrilátero y el colchón de taekwondo estaban forrados con papeles de pared rojo sangre. Había un gimnasio en el piso superior con todo tipo de equipos, como caminadoras, mancuernas, aparatos para hacer abdominales, rodillos y demás. También había todo tipo de entretenimientos. Todo estaba perfecto. Los entrenadores del gimnasio, sin excepción, tenían la espalda ancha y el abdomen y los músculos bien definidos. Llevaban ropa ajustada, que dejaba ver sus esculturales cuerpos. La relación entre ellos y los alumnos también parecía ser buena. Como si fueran amigos, discutían temas relevantes y hacían bromas de vez en cuando. «En el futuro, si alguna vez estoy demasiado cansada o aburrida, puedo venir a descansar», pensó y su estado de ánimo mejoró aún más.
Después de arreglar todo, Sheryl salió del club, pero no volvió a su casa, sino que fue a buscar a Frederick.
En los últimos días el contenido de las clases estuvo apretado porque los profesores tuvieron que condensarlo en poco tiempo. Como ella faltó a algunas clases, estaba un poco más atrasada que el resto de sus compañeros y no entendía bien algunos temas. En la escuela, podía contar con la ayuda de Nancy para repasar. Sin embargo, fuera de la escuela, tenía que contar con Frederick para que la ayudara.
Ella llegó con su mochila a Lance Group Inc, pero no encontró a Frederick en su despacho.
Zayne la vio, se acercó y le informó:
—Señorita, el presidente salió a trabajar por la mañana y aún no ha vuelto.
—¿Eh? —Ella se sintió un poco decepcionada. «Si no está aquí, ¿quién más me puede ayudar a repasar?». Entonces preguntó—: ¿Sabes a dónde fue?
Él solo sabía que el presidente estaba con Richard, así que negó con la cabeza y dijo:
—Lo siento, señorita, lo desconozco.
—Ya veo… —Suspiró decepcionada. Sin embargo, tenía muchas preguntas sin respuesta y si nadie más podía ayudarla a repasar, no podría mantener el ritmo de sus estudios—. Zayne, ¿podrías hacerme un favor? —Lo miró con ojos esperanzados. «En su momento, él fue uno de los mejores estudiantes de la universidad. Como Frederick no está, él puede ser un buen sustituto».
Zayne miró su expresión y se sintió un poco incómodo.
—Señorita, puede pedirme ayuda si la necesita —respondió con timidez.
Ella sonrió y dijo:
—No entiendo este problema de matemáticas. ¿Puedes ayudarme?
Él comenzó a sudar frío. Casi se muere por la forma en que lo miró el presidente la última vez que la ayudó. «Básicamente si la ayudo, estaré jugando con fuego». Entonces agitó enseguida la mano y se negó.
—No, no, señorita. Llamaré al presidente para que vuelva en cuanto pueda. Puede entrar y esperarlo.
—De acuerdo, gracias —contestó con una sonrisa y se dirigió al sofá de inmediato.
Al verla sonreír, de repente sintió que lo había engañado.