Capítulo 68
1182palabras
2022-03-28 00:00
Al día siguiente, la luz del sol iluminó toda la habitación. Sheryl se despertó aturdida, con un ligero escozor en los ojos y dolor de cabeza. «¿Qué sucedió? ¿Por qué me duele tanto la cabeza?», pensó. En ese momento, Cindy abrió la puerta y se alegró al ver que por fin se había despertado.
—Señorita, por fin despertó.
—¿Qué sucedió? —Sheryl estaba un poco confundida.
Cindy se acercó a ella y estiró la mano para tocarle la frente. Entonces, soltó un suspiro de alivio.
—Ya no tiene fiebre —afirmó.
—¿Tenía fiebre? —preguntó Sheryl.
—Anoche tuvo una fiebre leve, así que el joven se levantó a buscarle la medicina y se ocupó de atenderla —explicó Cindy.
—¿De verdad? —Sheryl se sintió feliz de repente. No recordaba mucho de lo sucedido la noche anterior, solo que le había parecido ver a Frederick en su habitación antes de quedarse dormida.
—Así fue. He trabajado muchos años para el joven, y nunca antes lo había visto cuidar a alguien con tanto esmero. Realmente se preocupa por usted —explicó Cindy con sinceridad.
Al escucharla, Sheryl se sintió muy contenta, pues comprendió que, aunque Frederick se comportara con indiferencia, en el fondo, se preocupaba mucho por ella.
—Señorita, aunque ya no tiene fiebre, aún está un poco pálida. ¿Todavía se siente mal? —preguntó Cindy, preocupada.
—No, estoy bien. —Sheryl negó con la cabeza con alegría.
—¿Qué desea comer? —añadió Cindy.
—Cualquier cosa. ¿Y Frederick? ¿Dónde está?
—El joven se fue para la empresa temprano en la mañana.
—¿Salió tan temprano? —Sheryl estaba un poco decepcionada. Sin embargo, después de reflexionar un rato, se dio cuenta de que el asunto no tenía importancia, y bajó a desayunar.
Más tarde, se dirigió a la escuela con mucho ánimo. Al llegar, escuchó que sus compañeros discutían un asunto, que al parecer estaba relacionado con Nancy.
—¿Te enteraste? Es verdad que Nancy trabaja como prostituta —susurró un estudiante.
—En el foro decía que no se puede esperar nada bueno de una persona que viene de una familia tan pobre —añadió otro estudiante.
—¡Es una verdadera vergüenza! —afirmó una chica.
—Si yo tuviera una familia así, ni siquiera me atrevería a venir a la escuela —añadió otro chico.
En ese momento, Sheryl sintió un gran dolor en el pecho, y de inmediato sacó su celular para consultar el foro. En efecto, el escándalo relacionado con Nancy había vuelto a salir a la luz. Sin embargo, en esa ocasión, era mucho mayor, pues las personas que filtraron la noticia se esmeraron en esparcir muy bien su veneno. No solo publicaron que Nancy era prostituta, sino que también llenaron el foro con historias de su familia. Afirmaron que su padre era un ladrón, que su madre que se ganaba la vida recogiendo basura, y que su hermano era un delincuente de poca monta. En esos momentos, la noticia era el tema principal en el foro de la escuela, y varias personas dejaron comentarios muy desagradables en la publicación.
«Como se sospechaba; de casta le viene al perro».
«Es curioso, me pregunto qué tipo de basura recoge su madre. ¿Acaso no es Nancy la mayor basura que podría encontrar? Podría haberla vendido para conseguir un poco de dinero extra».
Sheryl no podía creer lo que estaba leyendo. En su vida pasada, no sabía mucho sobre Nancy y su familia, sin embargo, no esperaba que estuvieran en tan mala situación... De todas maneras, se dirigió de inmediato hacia el aula. Dentro, Nancy estaba sentada en silencio y con las manos en el rostro, mientras sus compañeros la miraban con desprecio. Todos la insultaban y se burlaban de ella. Mientras se cubría el rostro con ambas manos, Nancy podía sentir sus miradas clavadas en su piel. «¿Qué hice mal? ¿Quién está detrás de todo esto?», se preguntó angustiada. En ese momento, un chico de piel oscura se levantó de repente.
—Oye, Nancy, ¿cuánto cuesta pasar una noche contigo? —le preguntó el chico con tono de burla y toda la clase se rio a carcajadas—. No te preocupes por el dinero. Si haces bien tu trabajo, te pagaré lo que sea. Puedo darte más dinero del que gana tu madre en un año. —En ese momento, toda la clase se echó a reír de nuevo.
Las cejas de Sheryl se arrugaron cuando entró al aula y escuchó los insultos del chico. Entonces, enseguida lo reconoció: era uno de los pretendientes de Julia. En ese momento, recordó cómo esta última se quejaba sobre cuán fastidioso solía ser aquel chico. Sin embargo, en ese momento, lo estaba usando para que la ayudara a ejecutar sus malvados planes.
—Habla Nancy, ¿acaso eres sorda? —El chico se volvió más agresivo al ver que ella no le respondía—. Toda la escuela sabe que tu padre es un ladrón, que tu madre vive de recoger basura, y que tu hermano es un delincuente incompetente. ¡Y tú no eres más que una prostituta! ¿Por qué finges ser una chica inmaculada?
En ese momento, Nancy estaba pálida y tenía los ojos llenos de lágrimas. Por otra parte, al escuchar esas últimas palabras, Sheryl se puso muy furiosa. «¡Es suficiente! ¡Ya ha ido demasiado lejos! ¡No quiero escuchar ni un insulto más!», pensó angustiada. Entonces, de repente, Nancy se levantó y salió corriendo del aula.
—Nancy... —Sheryl intentó detenerla, pero no lo consiguió, y enseguida Nancy desapareció por el pasillo.
Desde aquella tarde, no se supo más nada de Nancy, mientras las publicaciones sobre ella y su familia seguían sumando comentarios y críticas desagradables en el foro de la escuela. A pesar de que los profesores hacían todo lo posible por borrar esos mensajes, los alumnos publicaban de inmediato otros nuevos. Todos ellos parecían haberse convertido en jueces y verdugos que castigaban a Nancy a través de crueles comentarios. Uno de ellos incluso sugirió que debían expulsarla de la escuela, y enseguida recibió el apoyo de muchísimos internautas, que, al igual que él, consideraban que Nancy no debía permanecer allí. Mientras revisaba los comentarios, Sheryl no pudo evitar sentir desprecio por ellos. Todos y cada uno de los estudiantes pensaban que estaban haciendo lo correcto, pero, en realidad, solo repetían lo que decían los demás. Aquella era solo una noticia que se había vuelto tendencia, y que pronto quedaría en el olvido.
Por otra parte, Julia era, sin duda alguna, la peor de todos ellos. En ese instante, se acercó a Sheryl con la excusa de que estaba muy preocupada por ella.
—Sheryl, a partir de ahora, no te relaciones mucho con Nancy, porque tengo miedo de que te corrompa —le dijo.
—¿En serio? —contestó Sheryl con tono de burla.
«Julia, tú hiciste de todo para que los demás se alejaran de mí, ¿cómo podría olvidar algo así?», pensó Sheryl en ese momento. En su vida pasada, Julia solía usar ese método para alejarla de sus compañeros una y otra vez. Por esa razón, en aquella ocasión, solo sus verdaderos amigos se mantuvieron a su lado en su lecho de muerte. Nunca se dio cuenta de cuán malvada era Julia, y ahora, por su culpa, todos la rechazaban.