Capítulo 53
1042palabras
2022-03-22 23:00
La brisa nocturna era débil y, tras abandonar a Sheryl, Frederick se dirigió a beber una copa con Richard, como habían planeado. Hacían esto de vez en cuando: bebían y conversaban sobre todo y sobre nada. Se dirigieron al mismo restaurante que solían frecuentar, y se sentaron en la mesa de siempre. Como ambos eran súper vip, no tenían que ordenar, ya que los camareros les traían sus copas en un instante.
En cuanto les sirvieron, Frederick abrió la botella y comenzó a beber sin parar. Esto sorprendió a Richard, y lo detuvo enseguida:
—¿Qué haces? Vinimos a beber, pero ¿puedes hacerlo despacio? Tengo muchas cosas que contarte, así que, si estás ebrio en breve, ¿cómo vamos a poder conversar? —A pesar de sus preguntas, sentía que algo le sucedía a su amigo.
Este continuaba callado, y la atmósfera a su alrededor era excepcionalmente deprimente. Richard le devolvió la copa cuando observó que se había calmado un poco, y comenzó a hablar de su vida diaria de manera casual, hasta que perdió las ganas.
Frederick había mantenido la cabeza gacha todo el tiempo, bebiendo en silencio una copa tras otra, sin hacer pausas. Richard no necesitaba preguntarle la razón por la que actuaba así. ¿Quién más podría causarle tanto malhumor, sino Sheryl? Debido a la actitud de su amigo, perdió el deseo de continuar el monólogo.
—Hermano, te ves deprimido. ¿Esa mujer volvió a ofenderte? —preguntó en tono serio mientras dejaba su copa sobre la mesa.
Pero Frederick mantuvo la cabeza baja, su rostro inexpresivo, y continuó callado.
—Sabía que ella era la causa de tu malhumor. Dime, ¿qué hizo esta vez? ¿Anda saliendo con otros hombres? —Richard no pudo evitar suspirar.
«Saliendo con otros hombres…». El rostro de Frederick palideció tras esas palabras.
«¡Así que esa era la razón después de todo!». Richard comenzó a sentirse molesto por su amigo: «¿Cómo ella podía hacer algo así? ¿Cómo podía castigar a este excelente hombre?».
—Sabía que las cosas no podían ser tan sencillas desde que la vi con su nueva actitud. La naturaleza humana no cambia, así como así. ¿Acaso alguien puede cambiar de repente su forma de actuar? Tenía que haber una trampa; y resulta que de hecho estaba actuando. —La ira marcaba el rostro de Richard, y no pudo evitar añadir con indignación—: Hermano, de veras no lo comprendo. Hay muchas mujeres en el mundo que son mejores que ella, y muchas jóvenes que sueñan estar contigo; ¿por qué la escogiste a ella? ¡Esa chica no te merece en lo absoluto!
Frederick sabía todo eso desde hacía mucho tiempo, y que era imposible que ella hubiese cambiado de la noche a la mañana; pero, aun así, le creía cuando ella le sonreía. Hasta que pudo verla con William con sus propios ojos, con su sonrisa más brillante… ¡Entonces se sintió como un payaso!
—No debí haber creído en sus palabras. Jamás debí haber creído en ella. —De un golpe, se bebió todo el contenido de la copa; pero no importaba cuánto bebiera, no lograba estar ebrio.
En ese instante, Richard se asustó: «¿Cuánto puede beber este hombre?».
—Ya basta, hermano. —No soportaba verlo así, y se puso de pie—. Deja de pensar en ella. Vamos. ¡Te voy a llevar a divertirte!
Frederick lo miró con sospechas, pero solo veía una expresión conspiradora en el rostro sonriente de Richard.
Sheryl lanzó una mirada al reloj de pared y pensó decepcionada que, al parecer, Frederick no regresaría a casa esa noche, así que subió a darse un baño.
Un rato después, yacía desnuda en la bañera rodeada de burbujas que flotaban desde el fondo y cubrían la superficie del agua. Por aburrimiento, sostuvo una burbuja en la mano y la sopló. Sentía que, por alguna razón, su corazón estaba vacío. Después del baño, se envolvió en una toalla y se sentó en el sofá. No pudo evitar recordar la ocasión en que Frederick usó la secadora para secar su cabello sedoso… y otra ola de eterna decepción la sobrecogió.
«¡No!». De repente sintió que perdería la cabeza si dejaba las cosas como estaban. Si ya el malentendido había ocurrido, lo que podía hacer era aclararlo, y redimirse ante él. «¡Sí! ¡Redención!». Comenzó a pensar en lo que podría hacer: primero, debería encontrar un lugar al cual citarlo, y pedirle que fuera para poder ofrecerle una explicación.
Se dirigió hacia la mesa donde estaba su celular. Su intención era enviar un mensaje de texto para pedirle una cita, pero, por error, abrió sus contactos y vio el nombre de Richard, que acababa de subir una historia. «¿Por qué tengo a Richard como contacto en mis redes sociales?». Lo pensó mejor y concluyó que todos pertenecían al mismo círculo social. Antes de su renacer, había estado ocupada divirtiéndose, y había añadido a muchas personas de ese círculo a su Instagram. Y parece que había añadido a Richard por accidente.
Leyó su historia, y había escrito: «Mi buen amigo está de mal humor, así que lo llevé a divertirse». El escrito estaba acompañado de varias fotos. Ella sintió curiosidad y las abrió. Las primeras eran de hermosas mujeres y sus largas piernas, pero las otras eran selfies de Richard. No pudo evitar reírse al verlas, ya que no sabía cómo editarlas bien, y el ángulo era horrible. Continuó mirando, y de repente sus ojos se abrieron de par en par «¡Frederick también está en la foto!». Aunque la luz en la imagen no era nítida, estaba segura de que el hombre acostado en el sofá era él, ¡y estaba rodeado de innumerables mujeres hermosas! También había una ola de comentarios bajo la foto.
«El joven Gates es muy moderno. ¿Cuándo me vas a llevar a pasear?».
«¿El del sofá es el joven Lance? Es muy apuesto».
«No en balde los señoritos Gates y Lance son como hermanos. Beben juntos y se divierten juntos con bellas mujeres. ¡Es maravilloso!».
¿Cómo podría ella soportar eso? No pudo evitar maldecir: «¡Richard, eres un b*stardo! ¿Cómo te atreves a llevarlo a un lugar así? ¡La muerte te espera!».
Ni siquiera se molestó en secarse el cabello. Se vistió con ropa casual, se colocó sus zapatillas y abandonó la casa. En breve, llegó al sitio donde estaban los dos hombres.