Capítulo 43
1158palabras
2022-02-23 15:22
Por la tarde.
Sheryl puso la cinta de vigilancia restaurada en su bolso y la llevó a la escuela, cuando pasó frente al tablón de anuncios, comprobó que la tesis intercambiada seguía allí y no pudo evitar detenerse en su camino. Tras echarle un vistazo, hizo una mueca de desprecio, no era ni siquiera tan buena como la de un estudiante de primaria. «¡Julia es de veras una bast*rda!, pero no importa. ¡Yo misma demostraré mi inocencia!». No fue al aula, sino que directo a la oficina del Departamento de Literatura para buscar a Samuel Frank. Al acercarse a la puerta, escuchó una conversación que provenía del interior entre un hombre y una mujer.
—Profesor Frank, ¿está libre esta noche? Quiero cenar con usted, después de todo, nos conocemos desde hace tanto tiempo.
—Lo siento, puede que no tenga tiempo esta noche. —Se negó Samuel al oír esto y sonrió con torpeza.
—¿Por qué está siempre tan ocupado? Ya he intentado invitarlo a salir tantas veces... —La mujer se quejó en voz baja—: Profesor Frank, está claro que lo sabe todo, pero sigue rechazándome. ¿No va a considerar siquiera darme una oportunidad?
—Eh... —Samuel se quedó sin palabras.
—No soy tan mala, ¿verdad? Además, solo quiero cenar con usted, no tengo segundas intenciones.
Al escuchar esa conversación, Sheryl se preguntó con curiosidad: «¿Quién es esta mujer? Su voz me resulta familiar». Entonces asomó la cabeza con curiosidad para echar un vistazo, y se quedó sorprendida. La voz suave y gentil era de Rainie, ¿la jefa de profesores? ¡No esperaba que la profesora Raee, que siempre era estricta y dura, tuviera un lado tan femenino! Después de presenciar la escena, ella al fin entendió por qué Rainie siempre se dirigía a ella en clase, ya que si le hablaba a Samuel de esa manera seguro era porque le gustaba. Adivinó que Rainie estaba celosa de ella porque él siempre la vigilaba, no era de extrañar que la profesora estuviera siempre en su contra. Sheryl estaba muy desconcertada, ¡era un desastre inesperado! Samuel solo la cuidaba porque la trataba como a su hermana menor, y ella solo lo veía como su hermano mayor. «¡Somos como hermanos! ¿Estará Rainie ciega? De acuerdo, de acuerdo... no pensemos demasiado», Sheryl sacudió ligeramente la cabeza y llamó a la puerta.
—Hermano Samuel, Profesor Raee. —Ella fue la primera en saludar.
—Sheryl, estás aquí. —Samuel intentaba encontrar una forma de rechazar a Rainie, pero cuando vio a Sheryl entrar en el despacho, sus ojos se ablandaron de repente.
Sheryl asintió. Rainie, que estaba a su lado, se llenó de celos y al verla su rostro se ensombreció como si hubiera visto un gafe. Entonces no pudo contenerse y la regañó:
—Sheryl, eres una alumna, no deberías visitar, cada vez que te apetezca, el despacho de un profesor. Si alguien te viera, no sé qué pensaría de ti. Recuerda que lo que deberías hacer es estudiar mucho.
—Entendido —respondió la alumna.
«Sin duda, Rainie está cegada por los celos», pensó Sheryl con impotencia. Entonces, sacó el video de vigilancia de su bolso y se lo entregó a Samuel.
—Hermano Samuel, encontré a alguien que rescató la grabación dañada y terminé de investigar.
—¿Así que averiguaste quién lo hizo? —preguntó él tomó y la cinta.
—Sí, fue Lynn Faye —dijo ella con seguridad.
—¿Qué pasa? ¿Qué ha pasado? —preguntó Rainie, que escuchaba con curiosidad su conversación.
Samuel puso la cinta en la mesa frente a él y dijo directo:
—Profesora Raee, alguien intercambió la tesis de Sheryl en el tablón de anuncios.
Al oír eso, los párpados de la profesora se movieron mientras preguntaba con suspicacia:
—¿En serio? ¿Cómo lo supieron?
—Ya revisamos el video de vigilancia, y hay suficientes pruebas que demuestran que la tesis de Sheryl fue robada y cambiada. Esta estudiante está hoy aquí porque necesita mi ayuda para demostrar su inocencia.
El corazón de Rainie se estremeció al oír eso, pero su expresión no cambió. Ella sabía desde mucho antes que la tesis había sido intercambiada, después de todo, ella fue la primera persona que leyó la tesis de Sheryl. Sin embargo, con tal de que ella se metiera en problemas, estaba dispuesta a hacerse la de la vista gorda. En ese momento, sonrió con frialdad y dijo de manera sarcástica:
—Profesor Samuel, sé que usted y Sheryl son novios de la infancia. Si algo como eso que dice sucede, seguro usted la apoyará. No obstante, esto se ha convertido en un gran problema, del dominio de profesores y alumnos de toda la escuela, no es apropiado que la defienda así, ¿verdad? —dijo Rainie de forma casual.
—Profesora Raee, ¿duda de mi profesionalidad? Ningún estudiante debería ser agraviado así sin ninguna razón —dijo Samuel y se puso serio de repente.
Era obvio que él estaba muy molesto, Rainie estaba sorprendida. No se atrevió a enfadarlo más, así que tuvo que decir:
—Bien, llamemos a Lynn y preguntémosle, para ver si la acusación contra Sheryl fue injusta o no.
Después de eso, llamó a Lynn a la oficina. En ese momento, ella y Julia hablaban de Sheryl.
—Supongo que Sheryl no debe haber comido ni dormido bien en los últimos días. No parece más que un pez muerto —susurró Lynn.
—Ja, ja, se lo merece. ¿Quién le pidió que «escribiera» esa clase de tesis? —Julia sonrió orgullosa como si no tuviera nada que ver con ella.
—Lynn Faye, venga a la oficina de inmediato, por favor. —Sonó de repente el altavoz del campus.
—¿Por qué me han citado en la oficina? ¿Habrán averiguado la verdad? —Se quedó atónita y la expresión de su rostro cambió.
Tanto Julia como Lynn estaban sorprendidas. El rostro de la primera cambió ligeramente y le advirtió a Lynn en voz baja:
—Lynn, debes ser consciente de qué hacer, ¿verdad? Recuerda, no digas tonterías. Solo insiste en que no has hecho nada. Edité las imágenes de vigilancia, así que no podrán encontrar nada, no te preocupes.
Como las dos compartían un enemigo común, Lynn asintió.
—¡Entendido!
Lynn se dirigió entonces a la oficina. Nada más entrar, vio a Samuel, Rainie y Sheryl, que la estaban esperando. Las expresiones de sus rostros no lucían nada bien. Ella estaba segura de que el asunto de la tesis se había descubierto. Su corazón se estrujó un poco; sin embargo, mantuvo la calma por fuera.
—Profesora, he oído que necesitaba verme, ¿qué puedo hacer por usted?
A Rainie no le gustaba irse por las ramas, así que preguntó directo:
—¿Por qué la mandamos a llamar? Debería saberlo muy bien, ¿no? Lynn, ¿es usted consciente de su error?
—¿Consciente de mi error? —Lynn frunció el ceño, confundida y dijo con una sonrisa—: Profesora, no entiendo muy bien a qué se refiere. Por favor, dígame, ¿qué he hecho?
—Sheryl acaba de demostrarme que su tesis fue cambiada en secreto antes de ser publicada y que usted fue la culpable —dijo Rainie y se ajustó las gafas.