Capítulo 39
1202palabras
2022-02-23 15:21
—No hay problema —asintió Samuel de inmediato—. ¿En qué necesitas que te ayude?
—En realidad, después de terminar de escribir la tesis ese día, me preocupaba que pudiera pasar algo, así que hice una copia y la envié a un correo electrónico. Podríamos utilizar como prueba la hora en que salió el correo, pero... es obvio que eso no es suficiente —dijo Sheryl y luego miró a Samuel con impotencia—. ¿Puedes ayudarme a acceder al video de las cámaras de vigilancia?
Él se quedó mudo, pues no entendía sus motivos. Sin embargo, luego preguntó:
—¿Por qué quieres hacer eso?
—Presté mucha atención a los detalles. Hay una cámara de vigilancia en el pasillo de la oficina del profesor Raee y, si alguien intercambió la tesis, la cámara debió haberlo captado, pero... —Ella hizo una pausa y luego continuó con una mirada algo impotente—: Para atreverse a hacer algo así, deben haber tomado todas las precauciones, y es muy probable que incluso hayan destruido el video. Samuel, solo puedo confiar en ti para resolver este asunto. Por favor, piensa en una manera de obtener ese video.
—Pero dijiste que era muy probable que ya lo hubiesen destruido. ¿Cómo piensas investigar lo que pasó sin él? —Por supuesto que obtener el video no era un gran problema, pero, aun así, él estaba un poco confundido.
Ella respiró hondo, reflexionó un instante y luego afirmó:
—Samuel, no te preocupes. Tengo mis propios medios para solucionar esto.
Él asintió ligeramente y de pronto reparó en que la chica que conocía parecía haber cambiado un poco. «Antes era muy descuidada; nunca fue tan meticulosa. Incluso si la acusaban, se limitaba a quejarse y eso era todo, pero ahora, se esfuerza por defenderse». Entonces, sonrió, suspiró y luego comentó:
—Sheryl, ¿te das cuenta de que eres muy diferente a como eras antes?
Ella guardó silencio por un momento y después sonrió con torpeza.
—No es cierto, Samuel, solo me di cuenta de lo inútil que era y no quise seguir desperdiciando mi vida. Después de todo, solo se vive una vez. —«Sobre todo porque fue Dios quien me dio una segunda oportunidad en la vida». Desde que renació, no era la misma de antes, e iba a devolver el daño que había sufrido en el pasado.
Al notar ese cambio tan radical, él no pudo evitar sentirse feliz y agradecido, y dijo al final:
—Ven a verme para lo del video cuando termines las clases por la tarde.
—Genial. ¡Gracias, Samuel! —Ella asintió con inmensa gratitud y él le sonrió.
Después de la conversación, ella volvió al aula y, tan pronto como entró por la puerta, se oyó la voz burlona de Lynn:
—¡Oye! ¿Esa no es nuestra talentosa señorita Taylor? Bueno, ¡disculpe que no haya salido a saludarla!
Cuando Sheryl escuchó esas palabras, puso los ojos en blanco al instante. Por su parte, Lynn se sorprendió por su mirada arrogante, pero aun así se dio una palmadita en el pecho y añadió como si estuviese sorprendida:
—Eh, ¿tuviste el atrevimiento de escribir esa tesis, pero no estás dispuesta a dejar que te critiquen? De hecho, no sé de dónde sacaste todo ese valor. ¿Cómo pudiste mostrarla? Acaba de admitir que contrataste a alguien para que te ayudara con la redacción. Después de todo, con ese nivel que tienes, seguro que todos lo van a entender.
—Pero no, ¿qué fue lo que hiciste al final? Intentaste hacerte la fuerte, ¡pero te salió el tiro por la culata! No solo quedaste en ridículo tú, sino también todo el Departamento de Finanzas. Sheryl, ¿no tienes conciencia? —preguntó Lynn con desdén, y los alumnos de alrededor asintieron con la cabeza.
Julia, por su parte, observaba contenta desde un lado, pero, en ese momento, intervino en defensa de Sheryl para fingir que era una buena persona:
—Lynn, no le digas eso a Sheryl. No creo que ella haya contratado a nadie. Quizás es cierto que se esforzó bastante en los exámenes. En resumen, confío en ella y estoy segura de que no es del tipo de persona que hace trampa. Esto debe ser un malentendido —afirmó con hipocresía.
Lynn se limitó a hacer una mueca y dijo:
—Julia, tú sí que valoras la amistad y la lealtad, pero no debes juntarte con una persona como ella.
—Sheryl y yo siempre hemos sido como hermanas. No puedes hablar así de nosotras. —Julia siguió haciendo el papel de buena amiga.
Las dos montaron una gran obra de teatro. Julia incluso se hizo pasar por un ángel inocente y todos pensaron que era una buena chica debido al afecto e integridad que mostró. Sin embargo, Sheryl miraba su actuación con indiferencia, y una fría sonrisa se dibujó en sus labios. Cuando Julia vio que había conseguido su objetivo y que todo el mundo empezaba a elogiarla, siguió adelante y fingió consolar a Sheryl:
—Sheryl, no discutas con Lynn. Ella solo dice esas cosas por impulso. No te preocupes, ¡confío en ti! —Parecía tan falsa que daba ganas de vomitar.
Sheryl también sonrió de forma hipócrita y agradeció con indiferencia:
—Gracias por creer en mí. Sabía que eras la mejor.
—Por supuesto, para eso son las amigas. —Julia sonrió con falsa timidez.
Después de clase, Sheryl quería ir a ver a Samuel para conseguir el video de vigilancia, así que recogió rápido sus cosas y se marchó para que Julia no la molestara. Mientras caminaba por el pasillo, alguien tiró de ella y, al darse la vuelta, vio que era Nancy. Se veía un poco avergonzada y parecía tener algo que decir, pero se quedó callada.
—Nancy, ¿puedo ayudarte en algo? —preguntó Sheryl, un poco confundida.
—Yo... —respondió Nancy, vacilante. Sin embargo, se armó de valor y confesó—: Sheryl, no te preocupes. No importa lo que los demás digan de ti, ¡yo creo que no hiciste esas cosas!
Al escuchar esto, Sheryl se sintió algo reconfortada, pues, aparte de Samuel, Nancy era la primera persona que creía en ella. Al ver su expresión seria, se sintió conmovida y sonrió.
—De acuerdo, gracias. —Luego, se apresuró hacia la oficina de Samuel y, al llegar, preguntó—: Samuel, ¿terminaste de copiar el video?
Él levantó la vista y le regaló una sonrisa sincera y fresca.
—Desde el momento en que entraste en el salón de exámenes, hasta que se anunciaron los resultados de tu tesis, está todo aquí en este video. —Él recogió de la mesa la caja con el video y se la entregó a Sheryl—. Pero el contenido fue editado. ¿Qué vas a hacer? —preguntó con una mirada de preocupación.
Cuando tuvo el video en sus manos, ella sonrió.
—Con esto, ya tengo un cincuenta por ciento de probabilidades de ganar. No importa que hayan editado el contenido. Tengo una forma de restaurarlo. —Por supuesto, no olvidó agradecerle—: Gracias, Samuel. Si no fuera por tu ayuda, de veras no sabría qué hacer.
—No seas tan formal conmigo, soy tu amigo, ¿no? Si vuelves a necesitar ayuda, solo dilo. —Él extendió la mano para acariciar su cabeza con suavidad.
—De acuerdo. Ahora me tengo que ir. —Ella hizo una reverencia y se marchó. Poco después, salió del recinto escolar y tomó un taxi hacia el Lance Group Inc.