Capítulo 24
1238palabras
2022-02-23 15:19
Julia siempre había sentido celos de Sheryl porque ella había nacido en el seno de una familia adinerada que vivía con muchos lujos y, por tanto, podía tener todo lo que deseara con facilidad. Sin embargo, su vida era muy diferente a la de su amiga. Aunque su padre provenía de una familia rica y poderosa, ella no era más que una hija ilegítima a la que habían despreciado desde muy joven. Además, este último las había escondido siempre a su madre y a ella del público, pues temía que lo despreciaran por cometer un acto tan reprochable. Por lo tanto, ambas habían sufrido mucho desde que ella era pequeña. Finalmente, cuando su madre falleció, y no pudieron seguir ocultando su miserable existencia, su padre la insertó en la familia Simons en contra de su voluntad.
No obstante, como para ellos Julia siempre sería la hija ilegítima, insistían en maltratarla todos los días. La mujer de su padre no solo le quitaba el dinero, sino que también la obligaba a trabajar sin parar en la casa. Julia sentía que incluso las criadas vivían mejor que ella, y sabía que, si se atrevía a protestar, la echarían de inmediato a la calle. Su vida era en realidad muy miserable, sin mencionar que, por supuesto, no tendría derecho a ninguna de las propiedades de su familia.
Por otra parte, Julia sabía que Sheryl tenía derecho a la mayor parte de la fortuna de la familia Taylor. Mientras no se hicieran comparaciones, todo estaba bien, pero cuando las hacían, el odio que Julia sentía por su compañera crecía aún más. «¿Por qué razón si Sheryl tiene tanta fortuna, Dios también le puso en su camino a un hombre tan excepcional como Frederick?», pensaba siempre. Además, le parecía tan injusto que el destino nunca la hubiera premiado con nada a pesar de la vida tan difícil que siempre había tenido. En ese momento, Julia, que seguía absorta en sus pensamientos, volvió en sí cuando Sheryl la tocó.
—¿En qué estabas pensando? —Sheryl la miró con curiosidad.
—Oh, en nada importante. —Julia sonrió confundida y luego fingió que actuaba con sensatez y añadió—: Sheryl, en realidad entiendo el mal momento que estás pasando. Dije esas palabras hace un momento porque estaba preocupada por ti, no me malinterpretes.
—No te preocupes, soy consciente de cuánto te preocupas por mí. —Sheryl esbozó una sonrisa. Era tan amable que la había destrozado personalmente. ¿Cómo podría Sheryl olvidar «tanta amabilidad»?
—De acuerdo, entonces date prisa y vete ya. Recuerda que debes mantenerme al tanto de todo lo que suceda —le ordenó Julia.
—Sí, lo haré —asintió Sheryl.
Después, Sheryl se marchó para encontrarse con Samuel en un restaurante de cuatro estrellas. Cuando llegó, él ya había tomado asiento y la mesa estaba llena de todo tipo de platos exquisitos; aquella era la primera vez que lo veía desde su reencarnación. En ese momento, Sheryl sintió una gran alegría en su corazón, pues no pudo evitar recordar que, cuando estuvo en la cárcel en su vida anterior, Samuel fue el único que la visitó e intentó sacarla de aquel lugar. Después, los Frank cayeron en bancarrota por culpa de ella, y esto provocó una gran tragedia familiar. Al pensar en todo esto, Sheryl se sintió muy mal y comenzó a llorar.
—¡Samuel!
Al verla, Samuel sonrió. Era sin duda alguna un hombre muy gentil que hacía que todos se sintieran muy bien a su lado.
—Siéntate. Ya ordené algunos de tus platos favoritos.
Después de sentarse, Sheryl miró los platos y se emocionó mucho.
—Samuel, eres muy amable conmigo.
—No podía ser de otra forma. Sheryl, tú eres como una hermana para mí —dijo él con una sonrisa.
—Por cierto, Samuel, ¿me pediste que almorzáramos juntos por alguna razón en particular? —preguntó Sheryl sonriente, pero también un poco confundida.
—Todo está bien, no pasa nada; ¿o es que acaso no puedo invitarte a almorzar porque ahora eres la señora Lance y no puedo incomodarte con mi presencia? —preguntó Samuel de forma jocosa.
—Samuel, no es eso lo que quería decir, no te burles de mí —respondió Sheryl con tono de burla.
En ese momento, Samuel sonrió y enseguida se puso serio. Luego, aclaró la garganta y dijo:
—Hoy una profesora de tu departamento me dijo que obtuviste una calificación muy alta en tu tesis y que, por lo tanto, quedaste como la primera de la clase. No obstante, también me dijo que… —Sin embargo, Samuel no quiso lastimarla, y no dijo nada más.
—Así que estamos aquí por ese asunto. —Sheryl estaba en realidad muy desconcertada—. Rainie se quejó contigo, ¿verdad? —preguntó.
—La profesora Raee afirma que la nota de tu tesis fue muy alta porque contraste a alguien para que la escribiera por ti —asintió Samuel con delicadeza.
—¿Cómo un profesor puede decir semejante tontería? ¡Cómo se atreve a hacer una acusación como esa sin tener pruebas! —exclamó Sheryl, enojada. Mientras hablaba, su temperamento se enardeció y no pudo evitar sentirse un poco agitada—. Samuel, te juro que escribí cada palabra de esa tesis. Ni la copié de otro compañero ni le pagué a nadie para que la escribiera por mí. ¡Debes creerme!
—Sheryl, no te preocupes. Estoy seguro de que no serías capaz de hacer algo así —dijo Samuel al verla tan contrariada.
En ese momento, Sheryl suspiró aliviada al ver que Samuel creía en ella, pero aun así se sentía muy angustiada.
—¿En qué momento me vio contratar a alguien para que escribiera la tesis? ¿Cómo se atreve a calumniarme así?
Sheryl y Samuel habían sido novios cuando eran muy jóvenes, por tanto, él la conocía muy bien y sabía que ella era incapaz de mentir. Aun así, Samuel albergaba algunas dudas.
—Sheryl, sé que eres una persona muy honesta, que no sería capaz de hacer algo así. El problema es que tus notas han mejorado de forma radical y, por tanto, es inevitable que las personas sospechen de ti.
—En realidad, le pedí a una estudiante muy inteligente que me guiara en algunos temas y, por otra parte, Frederick también me ayuda mucho en casa. Por esta razón, mis notas han mejorado tanto —explicó Sheryl con toda sinceridad—. Además, nunca imaginé que obtendría una nota tan alta, yo también me quedé muy sorprendida. Sin embargo, mis compañeros prefirieron pensar que soy una inútil que no sabe hacer nada bien —añadió con impotencia.
Al enterarse bien de todo lo que había sucedido, Samuel entendió que Rainie había sido muy injusta con Sheryl.
—No te preocupes, Sheryl. Hablaré con la profesora Raee y le pediré que se disculpe contigo…
En ese momento, Sheryl negó con la cabeza en señal de desaprobación y luego lo interrumpió:
—No Samuel; yo me encargaré de todo. Si Rainie quiere que escriba otra tesis, lo haré, pero… —Entonces Sheryl miró a su amigo de la infancia con pena—. Necesito pedirte un favor.
—¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó Samuel.
—No es nada difícil, de hecho. Necesito que, cuando sea el momento apropiado, me ayudes a demostrar mi inocencia en un lugar público. Quiero que todo el mundo escuche lo que tengo que decir, pues solo así podrán creer en mí.
Entonces, Samuel estuvo de acuerdo con la idea de Sheryl, pues también creía que aquella era la única forma en la que su amiga podría demostrar su capacidad y dejar a todos sin palabras.
—De acuerdo, te ayudaré —asintió él, convencido.