Capítulo 32
1265palabras
2021-12-13 14:15
"Qué aura tan malvada...", Jacobo se sorprendió y de inmediato encontró el problema; la pintura de la flor en primavera había sido realizada por el mismo Kevin Lin, a quien le gustaba mucho la caligrafía y estaba orgulloso de su propio trabajo. Naturalmente, los elogios de Jacobo hicieron que el hombre se sintiera bien. Sin embargo, lo que no notó fue el cambio en la expresión del chico y, riendo a carcajadas, comentó: "No esperaba que tu amigo fuera un hombre de tan buen gusto. Fui yo quien pintó este cuadro, pero no es apto para ser exhibido en público".
El empresario parecía estar de muy buen humor. Por lo general, estaría ocupado haciendo negocios, ya que todos los amigos de Carlos Lin eran del gobierno y casi ninguno se interesaba en el arte. En fin, nadie era tan experto en la materia como Jacobo. Ambos charlaron alegremente hasta que llegó la hora de cenar y una mujer de mediana edad entró diciendo: "Kevin, ya deja de hablar tanto y vamos a comer".
La mujer era la madre de Carlos Lin, Rachel Shen. En respuesta, su marido le dio unas palmaditas en la cabeza y dijo: “No me di cuenta que ya era hora de comer. Jacob, ¿quieres cenar con nosotros y probar la comida de mi esposa?”:.
Carlos Lin preguntó: "¿Y? ¿Encontraste algo?".
Jacobo Ye echó un vistazo a la pintura antigua en el costado de la Flor Primaveral y respondió con calma: "El problema está en esa pintura".
"Mi padre acaba de comprar ese cuadro y le gusta mucho. ¿Tiene algo de malo?”, preguntó Carlos.
"Tiene un aura de maldad” dijo Jacobo mientras servían la comida. Luego de esto, le lanzó una mirada tranquilizadora a su amigo y fue directo a lavarse las manos.
A pesar de que la familia Lin tenía mies de millones en activos, lo único lujoso en su estilo de vida era su villa. Ni siquiera tenían un solo sirviente y era la madre de Carlos quien se encargaba de todo.
Era innegable que la mujer era una gran cocinera y Jacobo elogió ampliamente cada uno de sus platillos .
Si bien Kevin Lin no entendía por qué su hijo había traído a una persona sin antecedentes familiares a casa estaba seguro de que el visitante debía de tener algo especial que justificara su presencia allí.
Con esto en mente, el hombre dejó los palillos una vez que terminó de comer y sacó un frasco de pastillas color blanco para tomar una.
Al verlo, Jacobo exclamó: “Señor, no debería tratar su problema de migraña con pastillas para dormir. Eso terminará por empeorar las cosas a la larga”.
El patriarca se quedó atónito, sin entender cómo había sido que Jacobo supo que tenía migraña. Entonces, miró a su hijo, quien de inmediato negó con la cabeza para indicar que no había sido él quien le informó a su amigo sobre su condición.
"Pero… ¿cómo supiste que sufro de migrañas?", preguntó finalmente.
Jacobo sonrió: "También sé que estas le causan mucho dolor, y que ha visto a varios especialistas pero ninguno ha logrado curarlo. Normalmente, el dolor comienza media hora después de cada almuerzo y lo único que puede hacer para aliviarlo es tomar pastillas para dormir”.
Tanto el padre como la madre de Carlos se quedaron boquiabiertos, sin entender cómo era posible que Jacobo supiera tanto.
Entonces, el chico continuó: "Si no me equivoco, los malestares comenzaron hace unos seis meses, ¿cierto?”.
Kevin Lin asintió: "Sí, fue hace justo medio año, ¿cómo lo sabes?”.
"Mi abuelo practicaba la medicina tradicional china, así que me enseñó varias técnicas desde que era niño. Gracias a eso, ahora sentí que había algo malo con usted pero, por favor, no me lo tome a mal".
Kevin Lin hizo un gesto con la mano, diciendo: "No, tienes razón. Tal como dijiste, comencé a tener este problema hace medio año. Después del almuerzo, suelo tener una migraña que se siente como si me estuvieran partiendo la cabeza en dos. Sin embargo, lo más extraño es que solo sucede cuando acabo de comer, puesto que normalmente estoy bien. He visto a varios expertos pero ninguno ha logrado encontrar un remedio".
"Tú eres un estudiante de medicina, Jacobo, así que seguramente tienes habilidades médicas extraordinarias. ¿Tal vez puedas encontrar una solución a su problema?”, preguntó Rachel con una mirada llena de esperanza.
Jacobo respondió: “De hecho, tal vez haya algo que pueda hacer”.
"¿Qué podrías hacer?", ambos preguntaron, sorprendidos y encantados.
Carlos Lin miró a su amigo, convencido de que sus habilidades médicas eran extraordinarias. Sin siquiera tomarle el pulso a su padre, logró identificar su padecimiento.
Jacobo dijo: "Señor, estrictamente hablando, lo que usted tiene no se considera una enfermedad y no le serviría tomar medicamentos, aunque crea que pueda controlarla con pastillas para dormir".
"¿Qué quieres decir con que no es una enfermedad? Entonces, ¿por qué tengo esta migraña que parece que me va a matar?", preguntó con ansiedad.
"Su problema es la pintura de la dama de la dinastía Tang". Las palabras de Jacobo sorprendieron a los tres.
"¿Esa pintura? ¿Es una broma? ¿Cómo podría algo así causar una extraña enfermedad?".
Jacobo dijo con una sonrisa: "Tal vez no sepan de dónde proviene esa pintura”.
Kevin Lin asintió: "Conseguimos esa pintura por casualidad; no fue realizada por ningún gran artista".
Luego de esto, el hombre le hizo un gesto con la mano a su esposa para indicarle que bajara el cuadro y dijo: "Siempre me ha gustado la pintura y la caligrafía, y vi que la mujer en ese cuadro parecía muy real, por lo que decidí comprarlo".
"¿Y puedo preguntar cuándo comenzaron esas migrañas tan extrañas?”, preguntó Jacobo.
La pregunta sorprendió a Kevin pues, ahora que lo pensaba bien, se dio cuenta de que había comprado la pintura casi al mismo tiempo que comenzaron sus dolencias.
En ese momento, Rachel Shen regresó diciendo: "Sus migrañas comenzaron hace justamente medio año".
El empresario miró a su invitado y le hizo un gesto con la cabeza para indicarle que continuara. Ante esto, Jacobo colocó la pintura sobre la mesa y dijo: "En realidad, esta pintura es obra de un anciano que estaba deprimido. A pesar de que tenía mucho talento, nunca obtuvo el reconocimiento que merecía y esto le causó un gran resentimiento, el cual le transmitió a esta pintura antes de morir. Con el paso del tiempo, el sentimiento negativo desarrolló un aura de crueldad alrededor del cuadro".
Tanto Kevin como su esposa se quedaron boquiabiertos.
"¿Un aura viciosa? ¿No es eso una superstición?", Kevin nunca había creído en esas teorías tan extrañas, por lo que se sintió un poco disgustado.
Por su parte, Rachel Shen le dio un leve empujón a su marido diciendo: "¡No interrumpas a Jacobo! Escucha lo que tiene que decir”.
Carlos Lin también intervino: "Sí, papá, escucha lo que tiene que decir".
Entonces, Jacobo continuó: "Efectivamente, el hecho de decir que tiene un aura de maldad es una superstición. Pero según la medicina tradicional china, las personas tienen todo tipo de aura y, cuando el autor de esta pintura no obtuvo ningún reconocimiento por su talento, transmitió toda su frustración a su obra. Finalmente, toda esa negatividad terminó por afectar la salud del patriarca de la familia y hasta la suerte de Carlos".
Kevin Lin no supo qué decir. Tal como Jacobo acababa de decir, su hijo llevaba medio año sin tener buena suerte e incluso hacía apenas un día había sufrido un accidente automovilístico. Sin embargo, nunca había creído en teorías paranormales por lo que no imaginaría algo así.