Capítulo 12
1278palabras
2021-12-13 14:15
Las palabras del dueño le dieron un poco más de confianza al campesino y, luego de reflexionar por un rato, estiró los dedos diciendo: "Doscientos. Te lo doy por doscientos, ¿qué te parece?".
"Oye...", el hombre fingió estar triste y respondió: "Bueno, ciento cincuenta...".
Después de un rato de negociaciones, finalmente hicieron un trato por 170 yuanes.
Jacobo Ye estaba atónito y, de repente, una niebla de color verde pálido comenzó a fluir de la pintura, dándole una sensación de antigüedad. Entonces, un pensamiento se le vino a la mente: ‘Hay una capa intermedia en esa pintura’.
Si el cuadro realmente fuera falso, no tendría un aura tan antigua. ¡Algo de valor debía de tener!
Ahora que ambas partes por fin habían llegado a un acuerdo, el campesino tomó el dinero y se fue emocionado. Por su parte, el dueño de la tienda de antigüedades se quedó en el local y, con una mirada desdeñosa, comentó: “¡Qué idiota!”.
A pesar de que la pintura era una copia, tenía cierto valor de colección y podría venderla en al menos unos miles de yuanes. Incluso, si llegara a encontrarse con otro ignorante que no supiera nada sobre antigüedades, podría llegar a venderla a un precio sumamente alto. En este negocio, no existían las falsificaciones siempre y cuando hubiera personas dispuestas a comprarlas. Evidentemente, la complejidad de la industria era abismal.
Concluida la compra, el dueño de la tienda desdobló el cuadro para colgarlo, y siguió con lo que estaba haciendo.
A medida que la gente comenzó a entrar al lugar, Jacobo siguió deambulando con indiferencia hasta llegar a la pintura en cuestión y mirarla con interés. El dueño del negocio pudo notar que el chico había estado presente durante la negociación y que podría tener intenciones de comprar el cuadro, por lo que le dijo con entusiasmo: "Parece que tienes algunos conocimientos de caligrafía y pintura, lo cual es muy raro para alguien tan joven como tú. Mi hijo tiene aproximadamente tu misma edad y es un ignorante. Lo único que sabe hacer es perseguir chicas todo el día y ni siquiera puede trabajar como es debido. Me encantaría que tuviera al menos la mitad de tu talento…".
El hombre poseía una elocuencia impresionante, y esta le bastaba para convencer a cualquiera de hacer grandes compras en su tienda. Por lo tanto, pensó que podría valerse de sus recursos para llegar a un acuerdo exitoso con el chico.
Sin embargo, Jacobo Ye ignoró sus cumplidos y dijo en un tono casual: "¿Usted está interesado en vender esta pintura?".
El hombre aplaudió y dijo: "Vaya, en verdad tienes muy buen gusto. Este cuadro es un Ben Gu auténtico..."
Luego de lanzarle una mirada juguetona al dueño de la tienda, soltó un resoplido diciendo: “No está bien hacer negocios de esta forma. Cree que soy joven e inexperto y lo está usando en mi contra…".
En un instante, el hombre supo que Jacobo no sería una persona fácil de engañar, por lo que admitió con un suspiro: "Bueno, parece ser que estábamos destinados a conocernos, así que seré sincero contigo. Me gustaría que fuéramos amigos en el futuro. Si bien esta pintura fue hecha por generaciones posteriores, todavía tiene algún valor de colección, así que...". Dejando su frase inconclusa, el hombre estiró los cinco dedos de su mano.
Los párpados de Jacobo comenzaron a temblar. No pensó que él estuviera pidiéndole 500 yuanes; seguramente querría al menos 5,000…
Ante esto, el chico sacudió la cabeza: "Eso no sería un trato justo. Mejor seamos amigos, ¿qué opinas?”. Entonces, Jacobo estiró cinco dedos mientras hablaba, pero con la palma mirando hacia adentro.
El dueño de la tienda de antigüedades se quedó atónito. Sabiendo que este gesto significaba que el chico se refería a 500 yuanes, lanzó un suspiro decepcionado. "Amigo, tu precio es demasiado bajo. No, no... Perderé todo mi dinero...", dijo mientras negaba con la cabeza.
A esto, Jacobo respondió: "En ese caso, será mejor que me digas el precio real".
El dueño estiró tres dedos y el chico suspiró: "¿Qué te parecería la mitad de eso? Para ser honesto, no me gusta esta pintura, pero a los mayores de mi familia les gusta coleccionar caligrafía y cuadros como este y me gustaría comprarles uno".
El hombre mayor apretó los dientes y dijo: "Verás, tengo una tienda muy grande y muchos empleados. Tal vez nuestro negocio se vea bien en la superficie, pero es estresante en el fondo. Entonces, agrega 1,000 yuanes más y tienes un trato. No puedo bajar más el precio".
Al ver que esta cantidad estaba casi a su favor, Jacobo asintió y dijo: "Trato".
Ante esto, el dueño de la tienda sonrió y bajó el cuadro, y luego fue al mostrador con Jacobo para saldar la cuenta. El chico solo contaba con poco más de 2,500 yuanes, los cuales había ahorrado de sus gastos diarios. Luego de esta transacción, se había quedado sin dinero para comer.
Una vez que el dueño de la tienda le dio el recibo, sonrió y dijo: "La próxima vez que necesites algo, no dudes en venir…”.
Jacobo asintió en respuesta. En ese momento, una voz sonó detrás de él: "Oye, ¿no es ese el paisaje de Ben Gu?".
Al darse la vuelta, Jacobo se encontró con un hombre de mediana edad que miraba con curiosidad la pintura en su mano. Este último sonrió de inmediato y le pidió con amabilidad: “Disculpa, ¿podrías mostrarme esa pintura?”.
El chico asintió con una sonrisa y le entregó la pintura al hombre de mediana edad, quien la tomó para observarla con atención. Después de unos segundos, suspiró y dijo: "Oh, es una copia".
Luego añadió: "A pesar de eso, el estilo de pintura es muy similar al de Ben Gu y tiene cierto valor. Me pregunto si estás interesado en venderlo".
Antes de que Jacobo pudiera responder, el dueño de la tienda se apresuró a intervenir: "¿Cuánto puedes ofrecer?". Naturalmente, se arrepintió de haber vendido la pintura demasiado pronto; si el hombre de mediana edad hubiera llegado antes, tal vez podría haber subido el precio.
El interesado sonrió levemente y dijo: "Veinte mil yuanes. ¿Qué dices?".
"¡¿Veinte mil yuanes?!", la mano del dueño tembló sin control.
Había un dicho en el negocio de las antigüedades: ‘A veces, hay tiendas que no pueden cerrar un trato en tres años y otras veces, hay tratos que las mantienen abiertas por tres años’. Si bien la tienda era grande, llevaba algunos años sin lograr hacer buenos negocios y no había conseguido ganar más de trescientos a cuatrocientos mil yuanes al año. El antiguo cuadro en cuestión le había costado poco más de cien yuanes; si se lo hubiera vendido a este hombre de mediana edad, equivaldría a la mitad de los ingresos de un mes. El hombre lamentó no haber hecho los cálculos adecuadamente.
Pero, inesperadamente, Jacobo negó con la cabeza y dijo: "Lo siento, no quiero venderlo".
Al escuchar esto, el dueño de la tienda lanzó un suspiro de alivio. Ver al joven desconocido vender el cuadro que había obtenido por solo dos mil yuanes a un precio más de diez veces mayor le habría provocado un infarto.
El hombre de mediana edad frunció el ceño ligeramente y dijo: "Joven, realmente me gusta este cuadro. ¿Qué tal si agrego veinte mil yuanes más? Con esto, el precio ya sería mucho más alto que en el mercado".
Atónito, el dueño de la tienda estuvo a punto de darse un golpe en la cabeza. Evidentemente, este hombre era muy rico; si hubiera llegado unos minutos antes, tal vez podría haberle vendido este cuadro por setenta u ochenta mil yuanes.
"Pues...", Jacobo dudó.