Capítulo 61
1292palabras
2024-05-19 00:51
Si Camron podía hacerlo, ¿por qué él no?
Garrett entrecerró los ojos y cambió de tema de repente. Le lanzó una pregunta a Layla: "¿Te ha hablado Camron... Sobre la cena benéfica en un yate organizada por el señor Harper? ¿Va a llevarte allí?"
"Jamás le he preguntado a Camron por asuntos relacionados con el trabajo. Lo que sea que me pida, lo haré", Layla no esbozó ninguna sonrisa. "¡Si le interesa, pregúnteselo a él!"
Layla no era capaz de sonreír a alguien que había intentado herirla o matarla.
De no ser porque temía que Jaylah y su padre se sintieran apenados si se volvía hostil en ese momento, ¿cómo podía seguir aquí sentada frente a él?
"¡Papá! ¡Si deseas charlar con el señor Britt sobre algo, iré arriba con Layla primero!", Jaylah dejó los palillos, se llevó a Layla y se marchó.
"¡Esta chica!", el padre de Jaylah reprendió con ademán y le explicó a Garrett con una sonrisa: "Lo lamento, señor Britt. Mi hija está mimada por mi culpa".
Garrett se quedó observando la espalda de Layla, esbozó una sonrisa de satisfacción y dejó los palillos. "Puesto que las chicas se han ido, ¡hablemos de negocios como es debido! Señor Floyd, he intentado conversar con usted sobre ese terreno muchas veces, pero usted se negaba a recibirme. Hoy, he venido sin invitación e incluso he tenido la oportunidad de comer pescado preparado personalmente por usted..."
Garrett esbozó una sonrisa y alzó la copa de vino que tenía ante sí. "Pues tomemos un poco como brindis por un trato amistoso".
El padre de Jaylah puso mala cara. "¿Está obligándome a venderlo, señor Britt?"
Garrett se echó a reír por lo bajo y bajó la copa de vino que tenía en la mano. Se cruzó de piernas y se recostó cómodamente en la silla. "¡No existe nada que yo no pueda obtener!"
El padre de Jaylah rechinó los dientes y observó a Garrett sin articular palabra.
Jaylah arrastró a Layla escaleras arriba, cerró la puerta de la habitación y se puso a refunfuñar quejosa: "¿Le ocurre algo a Garrett? Entró a la fuerza en nuestra casa, a pesar de que ya habíamos dicho que teníamos invitados... ¡Y aún así se quedó a molestar con descaro en nuestra cena!"
Pero por algún motivo, Layla se sintió muy intranquila.
"Garrett no vendría a tu casa sin razón. Me preocupa un poco", Layla frunció el entrecejo.
"¡Eh!", Jaylah tocó la cabeza de su amiga con el dedo. "¿Qué te inquieta? Tranquila, ¡mi padre se ocupará de todo! ¡Piensa que mañana Camron pasará a recogerte para comprar muebles para su pequeña casa! ¡Qué bonito! ¿Por qué no buscamos lo que te pondrás? Tenemos tallas parecidas y ya te has puesto mi ropa antes. Si te vistes espléndida, le darás una grata sorpresa a Camron".
En cuanto Jaylah lo mencionó, Layla sintió las mejillas enrojecidas. Entonces se mordió el labio inferior y asintió sonriente. "De acuerdo..."
"¡Señor, señor!"
De pronto, se oyeron los gritos de los criados en el piso de abajo. Jaylah se quedó de piedra... Bajó corriendo a toda prisa y exclamó: "¡Papá!"
Layla no tardó en seguir a su amiga hasta el comedor. Al llegar, Garrett ya no estaba allí. El padre de Jaylah estaba tomando la medicina con un vaso de agua entre las manos temblorosas.
"¿Te encuentras bien?", Jaylah colocó una mano en el pecho de su padre.
"¡No pasa nada! No te asustes...", el padre de Jaylah acarició la mano de su hija.
"¿Qué te hizo Garrett? Ha venido a nuestra casa solo para molestarnos", Jaylah estaba tan enfadada que rechinaba los dientes. En cuanto notó la cara pálida de su padre, se inquietó y espetó: "¡Vamos al hospital para que te examinen!"
No quiso preocupar a su hija, por lo que le apretó la mano pequeña y le dijo sonriente: "No hace falta. Además estoy cansado..."
"¡No! ¡Estaré angustiada si no vas al hospital a hacerte un chequeo!", Jaylah tenía la mirada llena de preocupación.
"¡Iré contigo a que me hagan un chequeo mañana por la mañana! Le diré a mi asistente que reserve una cita más tarde...", declaró el padre de Jaylah.
Jaylah observó a su padre, que se mostraba agotado, y le dolió el corazón.
"Que descanse primero. Mañana por la mañana los acompañaré al chequeo", comentó Layla.
Jaylah se dio cuenta de que Layla quería decirle que no se preocupara. Soltó un suspito y se dio la vuelta hacia Layla, declarando: "¿Te has olvidado que mañana tienes una cita con Camron para comprar muebles? Yo acompañaré a mi padre... Tranquila".
A la mañana siguiente, temprano, Layla había acabado de desayunar en casa de la familia Floyd cuando vio que Camron y el padre de Jaylah bajaban del piso de arriba.
Layla se mostró extrañada. "¿Cuándo llegaste?"
Jaylah también se quedó perpleja.
Camron, que se mantenía apoyado en su bastón, se quedó callado. Fue más bien el padre de Jaylah quien comentó con una sonrisa: "El señor Walsh hoy ha venido temprano. Lo invité para hablar de negocios".
Layla asintió con la cabeza. "Por favor, no olvide ir al hospital con Jaylah para el chequeo de hoy".
"Tranquila. Ya he pedido cita con el doctor. No te preocupes por mí. ¡Ve de compras con el señor Walsh!"
Layla le contestó apenada y le preguntó a Camron en voz baja: "¿Ya has desayunado?"
"¡Sí, ya comí!", Camron se acercó a ella y se fijó en que Layla llevaba un flamante vestido azul claro, que le daba un aspecto aún más hermoso y delicado. "Te ves tan hermosa con esa ropa..."
"¡Cierto!", comentó Jaylah sonriente. "Compré este vestido para Layla la otra vez que fui de compras. Pero ella no lo quiso... Así que se quedó guardado en mi cuarto del armario. Si no la hubiera convencido para que se arreglara bien y te diera una sorpresa anoche, ¡no se lo habría puesto!"
Al oír esto, Layla se sintió más abochornada aún. Sus orejas se pusieron rojas.
En el momento en que Camron iba a decir algo, el teléfono de su bolsillo vibró. Lo sacó, le echó un vistazo y contestó. "Esme..."
Cuando oyó ese nombre, Layla alzó la cabeza y Jaylah frunció el entrecejo.
Camron contestó: "Hoy tengo algo que hacer. Le pediré a Meredith que te acompañe".
Acto seguido, Camron colgó la llamada y agarró la mano de Layla. "¡Vámonos!"
"¡Señor, Jaylah, me retiro!", Layla se despidió de su amiga.
Jaylah agarró el brazo de su padre y le guiñó un ojo a Layla. "¡Lo lograste, que te diviertas!"
Layla se puso roja y fue detrás de Camron hasta el auto.
Tras ver que el auto en el que viajaban Layla y Camron había abandonado la casa de la familia Floyd, el padre de Jaylah ladeó la cabeza y observó a su hija. "Mira, hasta tu amiga ya está casada, ¿cuándo vas a encontrar un novio que me dé gusto?"
"¿No ibas a buscar un yerno que fuera magnífico y guapo para mí? Encontrar hombres sobresalientes o apuestos es fácil, pero es difícil conseguir a los dos en uno", declaró Jaylah con indiferencia.
"Sucede que conozco a una persona así. Si bien es magnífico y guapo, ¡no hay posibilidades de que se una a nuestra familia con su poder!", el padre de Jaylah observó a su hija y le alzó el cuello. "¡Pero sí puedes casarte con él!"
"¿De quién se trata?", inquirió Jaylah.
"¡Ya lo has visto antes!", el padre de Jaylah añadió: "Se trata de Michael Harper, el señor Harper..."
De pronto, Jaylah sintió un bajón.
"¿Qué?", en cuanto recordó a aquel hombre de aura poderosa y penetrante, le recorrió un escalofrío por la espalda. Era evidente que su padre quería que se casara con Michael.