Capítulo 58
1184palabras
2024-05-16 16:50
Layla lloriqueó y recostó la cabeza en el hombro de su amiga. "¡Deja que me apoye en ti un momento!"
Jaylah le dio un abrazo. Aborrecía aún más a Camron cuando la veía tan triste.
Desde que Jaylah la conoció, se había mostrado optimista incluso cuando se topaba con algo difícil. Daba igual el tipo de adversidad que fuera, siempre encontraba la forma de ser feliz.

Desde que Layla y Camron se casaron, Jaylah se dio cuenta de que su amiga fuerte y valiente se había convertido en una llorona. ¿Cuánto la habían herido como para que ya no pudiera fingir delante de ella?
"¡Ah! ¡No es nada! ¡Simplemente es Camron teniendo una mujer! Hay una infinidad de hombres en el mundo... Encontraremos otro después de que te divorcies de él. Si no te agrada Michael, quedan más. ¡No tienes ni idea de cuántos chicos te quieren! A ver... ¿Cuántos de nuestros compañeros te han hecho cartas de amor?", Jaylah la consoló.
Antes de que Layla respondiera, añadió: "Pero, no importa cómo lo mire, esa Esme ni siquiera es tan bonita como tú. Y tampoco es tan joven como tú. Ese id*ota de Camron la prefiere porque es un t*nto. No te merece".
"Así que te sientes triste... ¿Porque piensas que me gusta Esme?"
Se oyó la voz ronca de Camron, que sobresaltó a Layla. Se dio la vuelta de improviso...
Camron, que sujetaba su bastón, se encontraba ya sentado en la tercera fila desde el fondo del aula. Se quedó mirando a Layla fijamente y con unos ojos profundos y oscuros ocultos bajo la gorra.

Layla estaba tan conmocionada que se levantó. ¿Hacía cuánto que su esposo estaba aquí?
Se incorporó con su bastón y exclamó: "Layla, ¿no te das cuenta de que la persona que me gusta eres tú? Por eso, te doy a elegir entre Michael y yo. Según tú, no quiero a mi esposa... No me resultó fácil conseguir a alguien para casarme, de modo que, ¿cómo iba a pedirle a mi mujer que eligiera entre otro hombre y yo?"
Jaylah se sorprendió al ver a Camron y después miró a su amiga.
"Son muy pocas las personas con quienes trato de forma sincera, por eso no sé ser amable con la chica que me gusta. La experiencia me ha enseñado a utilizar los pensamientos más viciosos para adivinar las intenciones de los demás. Por otra parte, los hombres y las mujeres tienen mentes muy distintas. Si no me dejas las cosas claras... No voy a entender por qué llorabas".

La mano de Layla, que se aferraba al escritorio detrás de ella, se tensó paulatinamente. Notaba los fuertes latidos de su corazón.
¿Acaso Camron intentaba probarle su inocencia?
¿En verdad amaba a su esposa?
Así que, ¿Camron afirmaba... Que ya la consideraba su esposa?
"¡No pienses que he hecho una especie de trato con Michael, y que voy a entregarte a él! No me aprovecho de las mujeres para hacer negocios. No me aprovecho de nadie que me trate con sinceridad, ¡porque una persona así no abunda en mi vida! Y menos cuando es la mujer que me gusta".
Jaylah, quien era soltera, consideró que había recibido un gran golpe.
Camron era un monstruo, sin embargo, ¿por qué era capaz de decir palabras tan afectuosas?
Aunque no parecían frases de amor, eran más enternecedoras que las verdaderas palabras de afecto.
Y hasta la voz ronca y poco amable de Camron era encantadora...
"Por lo tanto...", ella tragó saliva. "¿No hiciste ningún trato con Michael?"
"Lo juro por mi vida y por mis difuntos abuelo y padre", respondió él.
Gracias a las palabras de Camron, el rencor y el dolor que sentía Layla desaparecieron.
Que él jurara por su familia fallecida indicaba lo sincero que era.
Sin embargo, seguía dolida.
Cuando oyó el sonido de las uñas de Layla sobre la mesa, Jaylah negó con la cabeza y espetó: "Tengo la corazonada de que... ¡Esta noche vas a volver a decepcionarnos a mi padre y a mí!"
"Esta noche todavía tengo algo que hacer. ¡No estropearé su reunión! Mañana temprano iré a recogerla a casa de los Floyd", entonces Camron añadió: "Es que si no aclaro algunas cosas con Layla, temo que esté molesta siempre".
Layla agachó la cabeza y se mordió el labio inferior. Su mirada demostraba felicidad.
Jaylah chasqueó la lengua y consideró que su amiga era muy fácil de contentar.
A decir verdad, las intenciones de Jaylah eran claras. Daba igual que fuera Michael, Camron... O cualquier otro hombre, siempre y cuando pudieran hacer feliz a Layla, ella estaría de acuerdo. Pero si alguien le causaba dolor a su amiga, ¡ella la ayudaría a dejarlo!
"Si no te interesa volver con la familia Walsh y no deseas vivir en la villa Autumn, dispongo de un departamento que fue renovado hace mucho tiempo, pero no he comprado ningún mueble. Mañana podría llevarte a comprar muebles. En el futuro... Viviremos ahí, los dos solos".
Layla se puso roja.
Se sentía como en una montaña rusa. Hasta hace poco, supuso que iba a divorciarse, pero luego, Camron le dijo un discurso muy bello.
Ella siempre había deseado tener un casa para ellos dos.
Layla seguía con la cabeza abajo y con las orejas rojas. "¿No me estás mintiendo?"
"¡Desde luego que no!", Camron soltó una risita. "Además de ti... Nadie más querría quedarse con alguien como yo".
"¿Y Esme?", Jaylah interrumpió en el momento justo.
Jaylah estaba segura de que su amiga no podría preguntárselo, pero en el fondo le importaba mucho. Dado que Camron pretendía dejar las cosas claras hoy, más le valía pedir explicaciones.
"El hermano de Esme falleció por mi causa, de modo que la consideraba mi hermana. No voy a negar que alguna vez estuve con ella... Solía decir que le gustaría estar conmigo el resto de su vida. Lo intentamos, pero no funcionó".
La joven miró la expresión de Layla. En cuanto comprobó que ella se mordía los labios, supo que esta vez la muchacha no se apartaría del lado de Camron.
De pronto él recibió una vibración en el bolsillo. Sacó el teléfono y lo miró. Después declaró: "Le encargaré al chófer que mande tus artículos personales a la familia Floyd más tarde. Esta noche puedes divertirte con Jaylah. Mañana por la mañana te recogeré".
Layla ni siquiera se atrevía a levantar la vista hacia Camron. Su cara estaba sonrojada y le contestó con voz baja: "Mm..."
Una vez que Camron le confesó lo que le pasaba, ella no sabía qué decir.
"¡Bueno, me retiro!"
"¡Ve con cuidado!", le recordó Layla.
Al oír la suave voz de la chica, Camron esbozó una sonrisa y contestó: "¡De acuerdo!"
"¡Pff!", Jaylah negó con la cabeza.
En las afueras del aula, Esme apretó con fuerza las gafas de sol y la máscara.
Nunca había visto a Camron expresarse tanto por una persona...
Con tal de hacer feliz a Layla, su esposa, le permitió elegir entre él y otro hombre.
¿Qué de bueno tenía?
¿Se debía acaso a que ella le preguntó si le dolía cuando vio su cara?