Capítulo 53
1218palabras
2024-05-09 00:51
Finalmente, pudieron pasar a ver a Esme.
Meredith no se apartaba de su lado y era un manojo de nervios.
La mujer vio que Layla jugueteaba con los dedos con la cabeza gacha. Antes de que pudiera hablar, oyó a Esme decir ansiosa: "Camron, no culpes a Layla. Esto no tiene nada que ver con ella. Me caí yo sola...".
Sus palabras sonaron como si estuviera defendiendo a Layla, pero eso hizo que la chica se sintiera aún peor.
"¿Es verdad?" Le preguntó Camron a Layla con la esperanza de que ella misma se lo confirmara.
No le gustaba que Layla estuviera tan callada en su presencia.
Layla no dijo ni una palabra. Esme le respondió suavemente: "¡Camron, cómo te atreves a dudar de mi palabra! Yo no te mentiría. Si no me crees, puedes irte a casa y ver las grabaciones de vigilancia. No le hagas las cosas difíciles a Layla".
"Camron, lo que dice Esme es cierto. Yo también estaba en casa, ¡puedo confirmar que no fue ella!". Meredith también trató de persuadirlo.
Camron sabía que a Layla no le gustaban los hospitales. Levantó la mano y le acarició el cabello. "Deberías volver a casa a descansar. Hablaremos de esto más tarde".
Layla asintió y se preparó para marcharse.
"Camron, no le preguntes a Layla sobre esto cuando vuelvas. Fui yo quien perdió el equilibrio. Es tu mujer...¡Si sigues actuando así, Layla sentirá que no confías en ella! Un matrimonio no debería ser así. Mamá, ¿no tengo razón?"
Layla escuchó aquellas palabras, agarró con fuerza su mochila y salió corriendo del hospital. Tenía los ojos llorosos.
El viento frío soplaba, dándole un respiro.
"Señora Walsh, el señor Walsh me ha pedido que la lleve a casa". El conductor aparcó el coche delante del hospital y le abrió la puerta a Layla.
La joven asintió. "¡Gracias!"
Esa noche, Camron no apareció.
Layla se despertó, acomodó las sábanas y bajó las escaleras. Se sorprendió al ver a Meredith de pie ante la mesa de la cocina, preparando el desayuno.
"¿Meredith? ¿Cuándo volviste? ¿Por qué no descansaste un poco más?", preguntó Layla.
La mujer le sonrió. "Volví a la madrugada. Los viejos solo podemos dormir hasta cierta hora, ¡así que no pude conciliar el sueño!".
"¿Cómo está Esme?", preguntó Layla, preocupada.
"Le hicieron varias pruebas y nos dijeron que tenía una ligera hemorragia en el cerebro. Vomitaba todo lo que comía o bebía, así que anoche se quedó en el hospital en observación..." Meredith tenía los ojos enrojecidos. Se desató el delantal y le dijo a Layla: "Acabo de preparar el desayuno y pensaba enviárselo a Esme y Camron. Layla, vete a clase después de desayunar. No te preocupes, Camron sabe que no es culpa tuya. Sé que eres una buena chica. Que Esme se cayera por las escaleras no tuvo nada que ver contigo".
Lo más probable es que Camron se hubiera quedado a su lado toda la noche, y por eso no había regresado.
Layla sintió ganas de llorar mientras asentía con la cabeza.
En cuanto Meredith tomó las loncheras para servir la comida, se sintió mareada. Se cubrió la frente y retrocedió dos pasos.
"¡Señora Meredith!" Layla se apresuró a ayudarla a sentarse. "¿Se encuentra bien?"
Meredith cerró los ojos y sacudió la cabeza. "¡Estoy bien! Es solo que no puedo quedarme despierta hasta tarde a esta edad. Tengo problemas de presión".
"¿Dónde está tu medicina, Meredith? ¡Te la traeré!"
Layla tomó su caja de medicamentos y se la alcanzó. Cuando terminó de comer, Meredith estaba a punto de marcharse al hospital para llevar el desayuno, pero Layla le dijo intranquila: "Señora Meredith, debería descansar, yo llevaré la comida por usted".
"¡No quiero causarte inconvenientes!"
"Meredith, tienes que descansar antes de poder cuidar bien de tu hija. Si estás agotada, ¿qué le pasará a Esme? Puedes ir al mediodía después de dormir un poco. Les entregaré el desayuno por ti. De todos modos, me queda de paso. Esme se sentirá tranquila cuando te vea con energía".
A Meredith le caía cada vez mejor Layla. Acarició su mano y le dijo: "¡Eres muy sensata! Te haré caso".
De camino al hospital, Layla recibió una llamada de un número desconocido.
Tras un momento de indecisión, aceptó la llamada.
"Hola, soy el Director Karter Fox. ¿Habla Layla Boyer?", preguntó gentilmente.
Layla se quedó de piedra. No esperaba que el Director Fox se pusiera en contacto con ella directamente.
Layla ya había conseguido del señor Bowers el número de teléfono del director Fox, pero no lo llamó durante mucho tiempo porque Michael le dijo que había invertido en la película. Layla temía que si participaba en "La grulla en el viento", la empresa no podría rechazar las peticiones de Michael.
"¡Hola, Director Fox!" La actitud de Layla fue muy respetuosa. Primero se disculpó. "Siento no haberlo contactado a tiempo. Tuve que ocuparme de algo urgente. Lo siento mucho".
"He visto tu trabajo. Es impresionante, ¡así que te conseguí el puesto de ayudante de dirección del productor después de muchas dificultades! Pero... si no quieres participar, deberías decírmelo ahora mismo".
El tono del Director Fox era ansioso, y de acuerdo a los rumores, su temperamento era difícil.
Layla se sonrojó. "¡Lo siento, Director Fox!"
"¿Trabajarás con nosotros o no? ¡Date prisa y dame una respuesta rápida!", le instó el director Fox.
Layla pensó en Michael, y luego consideró la oportunidad de aprender del director Fox. Estaba hecha un lío.
También sabía que la oportunidad era fugaz y que el director Fox era famoso por ser mezquino y vengativo. Los actores y actrices que lo rechazaban no volvían a trabajar con él en diez años.
Aún no se había convertido oficialmente en directora. Si ofendía al Director Fox esta vez, le sería difícil triunfar en ese mundo.
Layla apretó los dientes y aceptó. "¡Me siento muy honrada de tener la oportunidad de aprender de usted!".
"Muy bien. Añádeme a tus contactos más tarde. Con este número, te añadiré al grupo de producción. Por favor, llega a tiempo a la ceremonia de apertura el próximo miércoles".
Después de eso, el director Fox terminó con la llamada.
Layla tragó saliva y se apresuró a añadir el contacto del director Fox. Él la incorporó rápidamente al grupo y no volvió a decir ni una palabra.
El Director Fox era tan temperamental como se rumoreaba.
"Señora Walsh, ¡hemos llegado al hospital! La estaré esperando en el aparcamiento. Llámeme y llevaré el coche antes de que baje". Le recordó el conductor a Layla.
Después de darle las gracias al hombre, Layla vio que los dos guardaespaldas que la seguían bajaban de otro coche y empezaban a seguirla.
"No es necesario que me sigan, ¡volveré enseguida!".
Ambos guardaespaldas accedieron.
Layla salió del vehículo y corrió hacia el ascensor, temerosa de llegar tarde tras quedarse atrapada en un atasco.
"Frank es mi marido. ¿Por qué no puedo reembolsar los gastos médicos con su carné de identidad? ¿Qué clase de hospital es este? Ya pagamos, pero ahora ni siquiera puede recibir el tratamiento... Solo quieren llevarse todo nuestro dinero hasta que estén satisfechos, ¿verdad? ¡Escuchen todos!¡Este hospital intenta estafar a las personas y desprecia a los pacientes que no son adinerados!"
En cuanto Layla entró al hospital, vio a Holly Carter haciéndole una escena a la empleada de la recepción.