Capítulo 46
1265palabras
2024-04-12 10:10
Layla no comprendía, y su semblante estaba lleno de confusión.
En vista de que Layla no decía nada, Zoey supuso que esta no quería ayudar. La llevó a un lugar tranquilo y se quitó la máscara, revelando su cara enrojecida por la bofetada.
"¡Mira mi rostro! ¡Mamá y papá me han golpeado ya! ¿Me puedes perdonar? Por favor..."
Zoey agarró la mano de su hermana y se echó a llorar. Había dejado de ser tan arrogante como antes.
"Hermana, yo... ¡No tengo el contacto de Michael en absoluto!", declaró Layla con franqueza.
"¿Cómo puede ser? ¡Michael se preocupa tanto por ti! La vez anterior, fue por ti por lo que decidió ocuparse de nuestra familia. ¡Pero ahora, de verdad lo hizo! Layla, no puedes quedarte viéndonos sufrir así", Zoey le preguntó con pánico: "¿No quieres perdonarme? Si no lo haces, mamá y papá me repudiarán... ¡Por favor! Me arrodillaré ante ti".
A medida que hablaba, Zoey se iba poniendo de rodillas.
"¡No lo hagas!", Layla jaló de prisa a Zoey para evitar que se arrodillara. "No te estoy mintiendo. ¡De verdad que no tengo su contacto!"
"¡No te atrevas a mentirme, Layla! Pude apreciar lo cercanos que eran y cómo te ayudó. ¿En serio ni siquiera tienes su número de teléfono?", Zoey tironeó de la mano de Layla temblando. Enseguida pensó en Camron. "Entonces... ¿Podrías preguntarle a tu esposo? Él debe tener su teléfono. Tiene que ayudar a sus suegros, ¿cierto?"
¿Pedirle el número a Camron?
Cuando Layla se acordaba de Camron, le dolía el corazón. ¿Cómo podía implorarle?
Además, Camron seguía trabajando con Michael. ¿Sería apropiado que se involucrara?
En caso de que tuviera que buscar a Camron o a Michael para solucionar el problema, preferiría acercarse a este último.
Jaylah permaneció a lo lejos y no se acercó. Le costaba creer lo que estaba viendo cuando Zoey se dispuso a arrodillarse.
Desde hace mucho tiempo, la familia Floyd y los Boyer se conocían. Siempre que veían a Zoey, se mostraba arrogante. ¿Cuándo se había vuelto tan humilde? ¡Esto era muy raro de ver!
Como veía que Layla se mordía el labio inferior vacilante, pero sin ninguna intención de acceder a que Camron la ayudase, Zoey sacó un cuchillo de su bolso e intentó ponérselo en su propio cuello para amenazar a su hermana.
Tan pronto como sacó el cuchillo del bolso, un guardia de seguridad alto y fornido apareció de la nada y derribó a Zoey.
Otro guardaespaldas alejó de una patada el cuchillo que esta tenía en la mano. Por poco le fracturó la muñeca y se puso a gritar.
Layla estaba sorprendida. Empujó al guardaespaldas que retenía a su hermana. "Tú... ¿Quién eres tú?"
El guardaespaldas dejó ir a Zoey y se puso de pie. "Señora Walsh, somos los guardaespaldas que su esposo ha mandado para protegerla".
"No iba a hacerle daño a Layla. ¡Tenía pensado apuntarme con un cuchillo y amenazarla!", Zoey se escondió detrás de su hermana atemorizada.
¿Guardaespaldas que envió Camron? Layla estaba alerta mientras ayudaba a su hermana a levantarse.
"Acabo de verlos a los dos. Han estado rondando por los alrededores", declaró Jaylah.
"¡Sí!", el guardaespaldas asintió con la cabeza. "El señor nos indicó que no interfiriéramos en la vida diaria de la señora".
"¡Layla! ¡Qué bueno es Camron contigo! Si se lo pides, sin duda salvará a nuestra familia", Zoey lloró de nuevo y le suplicó. "¡De verdad que no pretendía usar mi cuchillo contra ti! Confía en mí. ¡Por favor, ayúdanos!"
Layla tragó saliva y le contestó: "¡Tú deberías volver primero! ¡Voy a encontrar una manera de lidiar con este asunto!"
"¿En serio?", a Zoey se le iluminaron los ojos. "¡Es estupendo! Gracias. Sabía con seguridad que mi madre no te había criado en vano".
Cuando vio que Zoey se marchaba a toda prisa tras ponerse la máscara, Jaylah agarró el brazo de Layla y le preguntó: "¿De verdad piensas ayudar a los Boyer?"
"Ellos me criaron. A pesar de que no me han dado mucho cariño en los últimos años, me han permitido vivir sin necesidad de preocuparme por la comida y la ropa. No puedo ser tan despiadada", afirmó Layla.
Jaylah era consciente de que su amiga era una persona bondadosa, así que decidió no persuadirla. "¿Entonces le preguntarás a Camron?"
Layla retorció con fuerza el dobladillo de su ropa. Tras un momento de vacilación, negó con la cabeza y respondió: "Será mejor que vaya a buscar a Michael. En este momento, Camron está hablando con él sobre la cooperación. Si Michael pretendiera tratar con la familia Boyer, pero Camron los ayudara... ¿No sería como ir en su contra? Debo solucionar esto con la persona que lo empezó".
"Camron de por sí ya te ha tratado tan bien, ¿por qué eres considerada con él?", Jaylah frunció el entrecejo. "Por otro lado, ¿cómo vas a encontrar a Michael?"
Layla fingió sonreír. En su interior, no quería molestar a Camron. No deseaba tener deudas con él, ni depender siempre de él.
"¿Te acuerdas de la última vez que Michael dijo que Zoey estaba vetada en Heavenly World? Eso significa que él es el dueño del lugar. Si no... ¿Con qué derecho le prohibiría la entrada?", Layla se dio la vuelta para ver a su amiga. "Jaylah, si aún no le has comunicado a tu padre que esta tarde iré a comer..."
"¡Lo sé! Tranquila. No le he avisado a mi padre. Ya tendremos ocasión de cenar con él. ¡Esta noche te acompañaré a buscar a Michael! Siempre que esté aquí, ¡no dejaré que te intimide!"
Layla tragó saliva como si tuviera un nudo en la garganta. Entonces observó a Jaylah con los ojos llorosos y le espetó con una tierna sonrisa: "¡Qué buena eres!"
"¡Chica t*nta!", Jaylah la regañó.
"Señora, la villa Autumn le traerá el almuerzo a mediodía", indicó uno de los guardaespaldas.
"¡Comamos juntas a mediodía!", Jaylah jaló a Layla y se fue. "¡Llámalos y diles que no hace falta!"
...
Tras terminar las clases de la tarde, Jaylah y Layla se dirigieron a Heavenly World.
En cuanto el encargado se enteró de que Layla buscaba a Michael, enarcó una ceja, asombrado, y no tuvo intención de moverse. Al fin y al cabo, para el gerente... Por muy guapa que fuera ella, no era más que una trabajadora. ¿Cómo se le ocurrió relacionarse con el gran jefe?
Jaylah estaba habituada a ver a personas menospreciadas por el gerente. Hizo una mueca y declaró: "¡Puedes comunicarle a Michael que Layla lo está buscando y que la llame! Si no le avisas... Y él se entera de ello, ¡será tu problema!"
El gerente se dio cuenta de que la ropa y el bolso de Jaylah eran costosos, así que asintió con la cabeza e hizo una llamada.
Unos minutos después, el gerente volvió trotando, hizo una reverencia y se acercó a Jaylah y Layla con una sonrisa: "El señor Harper me ha pedido que las lleve a su exclusiva habitación privada para que descansen. Si desean algo, avísenme. ¿Estos dos caballeros son sus guardaespaldas?"
Layla dirigió la mirada hacia los dos guardaespaldas y asintió con la cabeza. "¡Sí!"
"¿Puedo prepararles un reservado abajo?", preguntó con cautela el gerente.
"¡Muy bien! Gracias, gerente", Layla le agradeció.
"Layla, ¿qué estás diciendo...?"
Jaylah fulminó al director con la mirada y fue a la habitación privada de Michael, situada en la tercera planta, rodeando los hombros de su amiga con el brazo.
En esta ocasión, el gerente fue muy perspicaz. Mandó a alguien a servir a Layla y Jaylah fruta y bebidas refrescantes.
Michael no tardó en llegar.