Capítulo 71
939palabras
2024-06-01 00:51
"¿Le viste la cara?", le preguntó Layla apenas entraron a la habitación; enseguida, soltó una carcajada, dejó a un lado su equipaje y se sentó en la cama de Emma.
"Debes parar, Layla. Gianna le va a contar todo a Levi".
La sonrisa de Leyla se esfumó. "¿Acaso tienes miedo?", le preguntó sin dejar de mirarla.

Emma acercó la silla de madera y se sentó. "No es eso...".
"¿Entonces? Lo sabía. Ese tal Levi te está lastimando tanto emocional como físicamente. Solo mira como tienes la mejilla".
Emma soltó un profundo suspiro mientras Layla la observaba con atención.
"Es mi culpa".
"Para ellos siempre será tu culpa porque no haces nada al respecto. Pero no lo sé, Emma. Ya te lo he dicho y no quiero insistirte una y otra vez: por mucho que intente convencerte de que lo dejes, no vas a escucharme, ¿o sí?", dijo Layla con una sonrisa sarcástica.
"Lo amo...".

"¡Estúpido amor! Patético. ¿Lo amas tanto que dejas que te lastime?".
"Lo tengo bajo control, Layla. No te preocupes. No es como que me vaya a matar".
"Ah... ¿o sea que hay que esperar a que te mate? No más, Emma. Estoy cansada de todo eso. En todo caso, no puedo prometerte que vaya a ser buena con Gianna ni con tu marido siquiera", prosiguió Layla y empezó a desempacar.
"Solo contrólate, Layla. Conoces a Levi. Sabes que podría castigarme...", empezó a decir y se detuvo al percatarse del significado de sus palabras. "No-no quise decir eso".

"¿Qué clase de castigo? Respóndeme ya, Emma", le ordenó Layla mientras sus ojos enrojecidos se clavaban en su rostro.
"S*xo y B*SM".
"¡¿Qué?!", exclamó la otra, se levantó y se puso una mano en la cintura. "Maldita sea, ¿es en serio? ¿Te tiene sometida?".
"No es tan grave, Layla", replicó Emma con una sonrisa, como si supiera que su secreto había quedado al descubierto. "No es como que siempre...".
"¡Da igual! Te domina y te hace daño. ¡Dios! ¡Ni siquiera me lo quiero imaginar", exclamó Layla, que sabía muy bien qué era el B*SM.
"¿Por qué permites que te haga eso?", le preguntó al cabo de unos segundos y la agarró del hombro.
"Yo... me someto a él".
Al escuchar aquellas palabras, Layla se sintió desfallecer. "¿Por qué?", le preguntó en un susurro. "¿Por qué dejas que te trate como a una mascota?".
Emma guardó silencio y apartó la mirada.
"¿Usa juguetes?".
"Lo normal. No me lastima si le obedezco...", repuso Emma mientras negaba con la cabeza.
"¿Qué?".
"Layla, ya te lo dije: lo tengo bajo control y puedo soportarlo".
"¡Cuando regrese, nos iremos juntas de esta casa! ¡Sin excusas!".
Emma se apartó para liberarse de las manos de Layla y sacudió la cabeza. "No puedo. Si dejo a Levi y mi papá se entera de todo, quién sabe qué le haría".
"Así que le tienes miedo a tu padre. Tienen derecho a saber...".
"¡No! Layla... ¿Por qué eres tan terca?", soltó Emma. "Ya te lo dije: lo tengo bajo control. Levi no me castigará si ambas nos portamos bien".
"¿Y yo por qué habría de actuar como su mascota? Yo hago lo que quiero y él no puede subyugarme. ¿Quién p*tas es, acaso? Hablaré con él apenas regrese... ¡Ah!", profirió Layla en cuanto escuchó un pitido de coche. Enseguida, corrió hacia el balcón y esbozó una sonrisa al reconocerlo.
"Ya llegó tu esposo", declaró y se volvió hacia Emma.
"Layla, por favor".
"Ah, vamos, querida. No te preocupes. No estoy tan enfadada. Además... Nada, olvídalo", se interrumpió Layla y arrastró a Emma hacia el pasillo.
Esta sacudió la cabeza y soltó un profundo suspiro. «¡Maldita sea! ¡Layla nunca va a cambiar!», se dijo para sus adentros mientras bajaban las escaleras.
"¡Hola, Levi!", saludó Layla apenas se cruzaron.
Gianna, de pie a su lado, levantó una de sus cejas falsas.
"Tu rostro es una farsa", soltó y abrazó a Levi.
"¿Tanto como el tuyo?", repuso Layla y se rio entre dientes.
"¡Suficiente!", vociferó Levi. "¿Acaso no puedes respetarnos a mí y a mi prometida?", añadió, pero Layla ni siquiera esperó a que terminara de hablar antes de soltar una carcajada.
"¿Prometida? Pero si ella es tu esposa", dijo mientras señalaba a Emma. Enseguida, esta se apresuró a agarrarla del brazo para detenerla.
"Hablemos, Levi", lo retó Layla.
Estupefacta ante semejante desafío, Gianna se abalanzó sobre ella, la agarró del pelo y empezó a jalárselo mientras le gritaba: "¡Muérete, p*rra!".
Layla quedó aturdida por el ataque y solo al cabo de unos segundos pareció entender qué estaba pasando. Emma trató de detener a Gianna, pero esta la empujó a un lado.
Layla la agarró del cabello y se lo jaló con fuerza. Gianna gritó y luchó con más ímpetu hasta que ambas terminaron en el suelo.
"Por favor, detenlas", suplicó Emma dirigiéndose a Levi.
"¡Todo es tu culpa!", gritó él y ella quedó desconcertada.
Enseguida, se acercó a las dos mujeres y agarró a Gianna para apartarla de Layla. Entonces, Emma corrió hacia su amiga y la abrazó.
Layla se peinó con los dedos y se volvió hacia él. "¡Hablemos, Levi!".
Este, colérico y deseoso de acabar con ese asunto cuanto antes, asintió con la cabeza y se dirigió a las escaleras. "En mi oficina. Ahora", dijo.
"Layla…".
"¡Quédate! Solo quiero hablar con él y hacerlo entrar en razón", ordenó Layla. "¡Lo mismo va para ti! Quédate aquí y ni te atrevas a ponerle un dedo encima a mi mejor amiga", añadió volviéndose hacia Gianna, que no tuvo más remedio que callarse y poner los ojos en blanco".
“Layla...”.
"Seré rápida", concluyó esta y siguió a Levi escaleras arriba.