Capítulo 51
843palabras
2024-04-28 10:10
Emma se duchó antes de salir de su habitación y dirigirse hacia la sala de juegos. Se paró frente a la puerta durante unos minutos hasta que llegó Levi.
Ninguno se atrevió a hablar hasta que entraron. En el momento que Levi cerró la puerta, Emma tuvo la oportunidad de escanearlo de arriba a abajo. Vestía unos vaqueros sencillos y una camisa blanca. Sus músculos se flexionaban con firmeza y cuando sus ojos se fijaron en su trasero, maldijo dentro de su cabeza.
Su cabello todavía estaba mojado, por lo que supo que él también se había duchado.

El hombre siguió sin hablar, sólo se dirigió al mini refrigerador en la esquina izquierda de la habitación, cerca de la puerta, y tomó algo del interior.
Emma siguió mirándolo hasta que sus ojos se posaron en el envase que Levi sostenía.
—¿Estás lista para jugar? —preguntó él mientras caminaba hacia la cama y se sentaba en el borde, todavía con el envase en sus manos.
—Ah, Emma —exclamó Levi y sacudió la cabeza, lo que llamó su atención y la devolvió a sus sentidos—. ¿Por qué siempre me haces repetir todo lo que digo? Sé que sólo tienes un coeficiente intelectual promedio, pero fue una pregunta simple —dijo manteniendo la calma en su voz.
Emma lo miró a los ojos y se disculpó: —Lo-lo siento.
Ante eso, Levi sonrió. —Sí. "Lo siento". Eso es lo único que dijiste cuando te pedí que te divorciaras de mí: SIEMPRE te disculpas —comentó él y se rió con sarcasmo—. Patético. Después de lo que me has hecho... todo lo que tienes para decir es "lo siento... te amo"? —cuestionó e hizo un sonido de disgusto—. Si amas a alguien pero el sentimiento no es mutuo, debes quedarte con tu amor para ti misma y no arrastrar a la gente sólo porque tienes el dinero para hacerlo —manifestó Levi. Su voz podía parecer tranquila, pero cuando atravesó el corazón de Emma… le provocó un gran dolor.

—P-podemos intentar arreglar las cosas entre…
Antes de dejarla terminar de hablar, Levi se rió entre dientes, lo que provocó un escalofrío en el cuerpo de Emma. —¿Arreglar? ¿Crees que este matrimonio funcionará? Deberías saber que este matrimonio ya murió. —Levi no dejaba de mirarla mientras lanzaba sus palabras—. Ya que no quieres dejarme ir, entonces disfrutemos esto, ¿sí? Podemos ser compañeros de juegos, pero todo esto es sólo temporal. Que esté jugando contigo y lo disfrute… no significa que te esté dando una oportunidad; todo esto es solo una parte de mi JUEGO.
Emma lo sabía y muy bien, pero dolía escucharlo repetidamente de él. En ese momento, ella simplemente asintió derrotada.
—Entonces, Emma. Juguemos un juego —continuó Levi cuando ella lo miró a los ojos. El hombre sonrió y abrió la tapa del envase que contenía miel—. Juguemos a buscar la miel.

Un instante después, Levi metió el dedo dentro y al sacarlo lamió la miel en él. —No podemos usar palabras de seguridad en este juego.
Emma asintió y continuó escuchando pese a que sus manos temblaban levemente debido a un poco de ansiedad que sentía.
—Nos turnaremos en este juego, intercambiaremos los roles. Tú juegas, yo juego. ¿Estás entendiendo o no?
Emma asintió. —S-Sí.
—Bien. Pensé que no podías comprenderlo ya que a veces te haces la tonta —dijo Levi y se formó una sonrisa maliciosa en sus labios.
Emma tenía ganas de llorar por el acoso verbal que recibía de él, pero se contuvo.
—Hay dos partes en este juego, una sin cronómetro y otra con cronómetro. Y haremos tres veces las dos. Dado que puede llevar tiempo sin cronómetro, comenzaremos a "buscar la miel" con uno. Esta es la mecánica —la miró y siguió explicando—: Te vendaré los ojos, yo estaré igual cuando nos turnemos, pero tú empiezas. Agarraré miel con mi dedo y lo frotaré en el lugar que yo quiera. Tú tienes que encontrarlo y lamerlo, ¿entendido?
—Sí —respondió ella.
—Bien. En tu turno elije el lugar que quieras, cualquier parte de tu cuerpo, pero como estás en tus días, quítate todo, excepto las bragas.
Al instante, Emma asintió.
—Pongamos el cronómetro en cinco minutos... —prosiguió Levi, pero se detuvo cuando vio que Emma abría los labios como si fuera decir algo. En ese instante, él entrecerró los ojos y ella apretó los labios nuevamente.
—Hay que encontrar la miel tres veces —continuó Levi—. Con el cronómetro encendido, tendrás quince minutos para explorar mi cuerpo. Si no logras encontrarla, por supuesto, habrá un castigo, pero lo guardaremos para más tarde. Quien logre el mayor número de victorias en ambas categorías será el ganador y decidirá qué castigo le dará al perdedor —concluyó Levi. Luego se levantó y se acercó a ella.
En ese momento, ella levantó la vista y lo miró a los ojos.
—¿Jugamos? —preguntó él.
—Sí —murmuró en respuesta Emma.
Levi sonrió, lo que hizo que los ojos de Emma se abrieran. Levi no solía sonreírle y esta era más bien una sonrisa de satisfacción.
—Bien, ahora vamos a desnudarnos —ordenó él.