Capítulo 36
828palabras
2024-04-22 11:02
"Me mentiste, Emma," fue lo primero que dijo Layla en cuanto ambas entraron en la cocina.
Emma la miró a los ojos con una expresión de súplica. "Layla..."
"¿Por qué lo hiciste? ¡¿Por qué?!" Layla estaba tan frustrada por lo que había presenciado que cada vez hablaba más fuerte. "¿Por qué permitiste que Levi trajera a esa p*ta…?"
Emma corrió hacia ella a toda prisa y cubrió su boca con la palma de la mano para callarla. "¿Podemos hablar de eso después?" preguntó, casi suplicando mientras miraba en dirección a la sala de estar, temiendo que Levi la hubiera escuchado.
Layla quitó su mano y la bajó, mirando a su mejor amiga.
Emma dejó escapar un profundo suspiro. "Ya sé lo que estás pensando, pero hablaremos más tarde. Y, por favor, sé amable con Gianna, solo por esta vez."
Su amiga se cruzó de brazos y enarcó la ceja izquierda. De repente, Emma notó que Layla asumió una actitud petulante y engreída.
"¿Y por qué tengo que ser amable con ella? No me gustan las víboras venenosas," preguntó con disgusto.
Emma sabía que a veces no podía controlar a su amiga cuando se ponía así, pero confiaba en que hiciera lo que le pedía. "Solo por esta vez…"
"¿Así que dejaste que una víbora entrara en tu casa?" Layla miró a su alrededor.
Emma la abrazó sin previo aviso. "Solo por esta vez. Sé que no me decepcionarás," añadió, pero su amiga seguía con la ceja enarcada.
"¿Y por qué no me sonríes?"
"¿Puedes ir a llamarlos a comer, por favor? La comida ya está lista," le pidió Emma y la empujó hacia la sala de estar. Sin embargo, Layla pisó fuerte y se inclinó hacia atrás. Emma frunció el ceño al sentir la resistencia.
"Layla…" dijo con un tono de advertencia.
La chica dejó de resistirse y se paró recta, soltándose del agarre de Emma. "Necesitaré que me expliques todo más tarde."
Emma asintió. "Sí, sí. Solo vete," aceptó y la empujó una vez más.
"¿Me trajiste hasta aquí y ahora me pides que vaya a llamarlos? ¿Por qué no los llamaste hace un rato...?"
"Estás hablando demasiado, ya ve," respondió Emma, ahora irritada.
Layla la miró con los ojos en blanco. "Agradece que te quiero y respeto todas tus decisiones. De lo contrario, te sacaría de este…" Puso los ojos en blanco una vez más. "De este infierno de m*erda," agregó mientras sacudía su largo cabello. Luego se dirigió a la sala de estar.
Emma sacudió la cabeza al ver cómo había reaccionado su amiga. En cualquier otro momento, se hubiera echado a reír a carcajadas. No obstante, Levi estaba en casa y odiaba verla sonreír o incluso reír. Suspiró al recordar lo que había pasado antes. Le vino a la mente el instante en que sus miradas se encontraron cuando ella intentaba burlarse de Layla y se rio. ¿Cómo no se había dado cuenta de que él había llegado? Soltó un profundo suspiro. Al parecer, solo le quedaba esperar que la juzgara una vez más.
Por otro lado, Layla se dirigía a la sala de estar con la mirada llena de ira. Parecía que quería golpear en la cara a la chica que tenía frente a ella, la misma que estaba masajeando el hombro de Levi, provocando que este cerrara los ojos de placer. "Qué escena tan irritante," pensó.
"Oye, guapo," llamó la atención de Adan, que estaba mirando su celular. El hombre levantó la vista. "La comida ya está lista," dijo la chica antes de girarse hacia Levi, quien ya la estaba mirando. Gianna dejó de hacer lo que estaba haciendo y también la miró.
Layla, siendo la p*rra que era, no permitirá que una p*ta la venciera. "La comida está lista, p*rra... Perdón, Gianna," anunció con una sonrisa falsa. Levi la miró con el ceño fruncido. "¿Qué?" preguntó Layla, mirándolo a los ojos. Luego volvió a agitar su cabello en el aire y se alejó.
"M*erda, eso fue asombroso," comentó Adan y Layla sonrió al escucharlo.
Emma justo estaba poniendo una cuchara en un plato cuando vio a Layla entrando a la cocina con una sonrisa.
"¿Qué pasó?"
"Ah, nada," respondió mientras se dirigía al baño. Se lavó las manos y tiró de una silla frente a la mesa. "Siéntate a mi lado, Emma."
Su amiga estaba a punto de rechazarla, pero Layla la detuvo. "No te atrevas a mentirme diciendo que Levi y tú siempre se sientan juntos para comer, porque no lo creo." Emma suspiró al escuchar esto. "No tienes que mentirme, Emma. ¿Para qué son las amigas?"
La mujer asintió y tiró de una silla a su lado. Ya no le mentiría sobre su relación con Levi, pero no tenía fuerzas para explicarle sobre lo cruel que era con ella. Habría un momento adecuado para hacerlo. Se lo haría saber cuando ya no pudiera aguantar más. Sin embargo, odiaba la expresión "darse por vencido," así que seguiría aguantando... mientras pudiera.