Capítulo 62
1341palabras
2024-03-10 00:02
Álvaro planeaba regresar de Tailandia en su cumpleaños número sesenta y Raelynn asumió la enorme tarea de organizar una fiesta en la mansión.
"¿Estás segura de eso?" Rodrigo le había preguntado hace unos días, cuando a ella se le había ocurrido la idea de celebrar el cumpleaños pese a que no tendría mucho tiempo para hacerlo.
Como el ama de llaves se había enfermado y el doctor le había recetado reposo estricto durante una semana, Rodrigo y su padre estuvieron a punto de cancelar el evento, pero Raelynn se ofreció a organizarla.

"Sí y aprovecharé que mi papá vendrá a visitarme desde Virginia para celebrar todo junto", Raelynn afirmó, emocionada, ignorando la mirada de incertidumbre de Rodrigo. Si bien ella le había dicho que su padre era un asesino de sangre fría el día que se enteró de la muerte del suegro de su hermana, ella todavía era la esposa de Rodrigo y lo mínimo que podía hacer era festejar el cumpleaños número sesenta de su suegro.
De todos modos, se sentía incómoda con el padre de Rodrigo y él se dio cuenta de esto. No entendía por qué Raelynn quería celebrar su cumpleaños cuando, en el fondo, tenía sentimientos negativos hacia él.
"Es su gran día y nosotros somos toda su familia", Raelynn dijo con indiferencia cuando Rodrigo le preguntó si se sentiría cómoda.
Por desgracia, todavía no habían hecho las paces y él aún no confiaba del todo en ella. A su vez, Raelynn seguía enojada con él por seguir dudando de ella, así que no veía por qué tenía que explicarle las cosas.
Al ver el nombre de Amelia en la lista de invitados que Rodrigo le había dado, frunció el ceño y no entendía por qué la estaba invitando cuando él la molestaba todos los días con preguntas tontas sobre Damien. Para ser sincera, Raelynn pensaba que le debía una explicación porque él le había dicho que había roto con Amelia la noche que ella había aparecido en la entrada de su casa.
"¿En serio rompiste con ella?" Le preguntó. "¿Por qué tiene que ir a la fiesta cuando es evidente que su padre está boicoteando todos los negocios de tu padre?"

"Porque ella sigue siendo mi socia comercial", Rodrigo respondió con firmeza. "Y no hablo con ella por teléfono como tú haces con tu ex".
"Te dije que ya no hablaré más con él", Raelynn dijo, negando con la cabeza. "Solo lo llamé porque su papá estaba muy grave y él necesitaba apoyo emocional. ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?"
"Las veces que sean necesarias", Rodrigo afirmó, fastidiado. "Podrías haberme dicho eso antes de que te lo preguntara".
"No lo hice porque no creo que haya hecho nada malo", Raelynn afirmó con un suspiro. "No te debo ninguna explicación".

"Entonces, déjame preguntarte por cosas que sí merecen explicarse, ¿qué estabas haciendo en mi habitación?" Rodrigo preguntó con el ceño fruncido. "¿Y qué hacías en la habitación de mi papá?"
"Ya te aclaré eso", Raelynn respondió. "No estaba haciendo nada".
Rodrigo se quedó mirándola y, después de unos segundos, soltó un largo suspiro y volvió a concentrarse en su trabajo. Por otro lado, Raelynn se enfurruñó y se dedicó a hacer algunas llamadas a los proveedores de catering y a los encargados de la decoración para asegurarse de que todo estuviera en orden. Mientras más se acercaba el día de la fiesta, más se estresaba, pero no le contó nada a Rodrigo porque, tras su discusión, se había quedado muy enojada con él.
El día antes de la fiesta, regreso a casa después del trabajo y se puso a verificar que todo estuviera perfecto para el gran día. Rodrigo también regresó temprano y, antes de salir a cenar con sus socios comerciales, quería ver si Raelynn necesitaba ayuda, aunque durante los últimos días ella no había hablado mucho con él y lo había evitado tanto como le había sido posible.
Al entrar en la casa, la encontró leyendo sobre el artista de jazz favorito de su padre, al que había logrado invitar al evento del día siguiente. Ella también se había asegurado de informarse sobre todos los invitados que acudirían para asegurarse de que todo saliera bien y que fuera del agrado de Álvaro.
Sorprendido, Rodrigo notó que a Raelynn se le había olvidado tomar su chai favorito, que se estaba enfriando en la mesa de centro mientras ella estaba perdida en la pantalla de su computadora portátil. Estaba acurrucada en el sofá, con una camiseta rosa de Pokémon y unas gafas grandes. Tenía el cabello recogido en una cola alta que a Rodrigo le gustaba. Para ser honesto, ella siempre le parecía muy linda y estaba tan contento de verla que se olvidó de sus discusiones de los últimos días y se sentó a su lado.
"Oh, regresaste a casa temprano", Raelynn dijo, sorprendida de su silenciosa llegada.
Sin embargo, al ver que no había mucha distancia entre ellos, se alejó de él y se fue hacia un extremo del sofá, poniendo una almohada entre ellos mientras continuaba leyendo en su computadora portátil. Por dentro, su corazón latía muy rápido, como siempre lo hacía cuando sabía que él la estaba mirando y se sorprendió cuando Rodrigo apartó la almohada y se acercó a ella para quitarle las gafas.
"Rodrigo", Raelynn dijo, frunciendo el ceño y negando con la cabeza. No sabía por qué la estaba provocando, pero no tenía tiempo para discutir con él porque la fiesta estaba muy cerca. "Estoy ocupada". Tomó sus gafas de la mano de Rodrigo y se las puso.
Aun así, Rodrigo le quitó la computadora portátil y la sentó en su regazo, abrazándola con fuerza. Estaban tan cerca que Raelynn estaba segura de que él podía escuchar los erráticos latidos de su corazón.
"Por favor, ¿podemos volver a la normalidad?" Rodrigo preguntó en voz baja. "Extraño mucho hablar contigo y dormir a tu lado". Cuando le besó en la oreja, ella se estremeció.
"No sé, Rodrigo", Raelynn respondió con un suspiro. "Dijiste algunas cosas realmente estúpidas sobre no saber si era leal o no y otras tonterías parecidas. Mi lealtad siempre estará con mi familia. La felicidad de mis padres siempre será mi prioridad y si tú y tu padre están planeando algo que los afecte, no puedo estar de acuerdo. Es obvio que me aseguraré de que nada malo les pase, directa o indirectamente".
"Bueno, pero ahora yo también soy tu familia", Rodrigo le recordó. "Mi papá y tú son todo para mí y no puedo escoger solo a uno. Me molesta que no pienses lo mismo. Para ti, primero están tus padres, tu hermana y Jiju, luego tus plantas y tu auto, tu ex…"
"Cállate", Raelynn dijo, molesta, dándole una palmada en el hombro. "Yo también te extrañé mucho".
"Yo te extrañé más", Rodrigo afirmó. "No puedo soportar la distancia que pones entre nosotros cada vez que discutimos. Esperé a que te calmaras y me buscaras, pero, aparentemente, puedes soportar estar lejos de mí más que yo".
"Eso no es cierto", Raelynn dijo. "Te extrañé tanto que no he podido dormir por las noches y extrañé mucho tu estúpido perfume". Al decir esto, rompió en llanto y Rodrigo la abrazó con más fuerza. "Extrañé estar en tus brazos y también extrañé tus besos, pero no me besaste ni una sola vez durante todos estos días".
"Perdón, Raelynn", Rodrigo dijo, arrepentido, colmándola de besos. "La verdad es que quise besarte todo el tiempo, pero tenía miedo de que me rechazaras".
"Deberías besarme incluso cuando te pida que te vayas", Raelynn murmuró contra su pecho.
Al escuchar esto, Rodrigo sonrió de oreja a oreja. "Claro, como si eso no fuera confuso", dijo. "De cualquier manera, lo tendré en cuenta".
Se quedaron así durante un largo rato, hasta que Rodrigo se percató de que ya era hora para su cena de negocios. "Si es que no necesitas que te ayude en algo, me iré", anunció. "Te veré cuando regrese". Luego la besó en la frente y se cambió de ropa para salir.