Capítulo 49
691palabras
2024-02-26 00:02
"¡¡¡Buagh!!!"
"¡No te atrevas a vomitar en mi auto!" Rodrigo corrió hacia el lado del pasajero y le quitó el cinturón de seguridad a toda prisa.
"¡¡Te la creíste!!" Ella se rio al ver su cara de pánico.
"¡Qué p*to desastre!" exclamó, ofreciéndole un brazo para sostenerla mientras caminaban hacia la puerta.
"Dime, ¿seguías en tu cita doble o ya estabas en la cama con tu…?"
"¿Cita doble? ¿De dónde sacas esas ideas? ¿Cita doble con quién?"
"Con Alfredo y Micaela. Eso me dijo Easton."
"M*ldito, Easton. Es un buscapleitos. Sí salí con Amelia, pero era una cena de negocios."
"¿Qué es un buscapleitos?" preguntó la chica.
"¿No sabes qué es un buscapleitos? Bueno, tú también eres una."
"¡Rodrigo Fabián Casares!" Se apoyó contra la pared al lado de la puerta y tiró del hombre por el cuello de la camisa mientras él abría la puerta.
"¿Crees que eres demasiado inteligente como para que no entienda tus insultos?" Frotó su nariz contra la de él, lo que lo dejó sin palabras.
"¿Crees que te ves muy bien? Pues no lo creo. Bueno, hay algunas cosas que sí se ven muy tentadoras. Como esto, tu trasero. Siempre quise hacer esto." Ella lo acercó y le frotó el trasero.
Él le quitó las manos de encima. "Espero que no recuerdes nada de esto mañana por la mañana. Solo tú podrías decir algo tan embarazoso."
"Pero es verdad, es muy lindo... Lo siento." La mujer se deslizó contra la pared y se alejó, preguntándose si él no quería que lo tocara. No obstante, Rodrigo no pudo soportar cuando lo dejó.
"Bueno..." Puso ambos brazos a cada lado de ella. "Todo en ti es lindo," continuó con suavidad.
"Lo sé, soy muy linda."
"Y tus besos son muy dulces." Le frotó el labio inferior con el pulgar y luego presionó sus labios contra los de ella.
"Mis besos se sienten dulces porque siempre me besas después de que bebí cócteles con azúcar," replicó y soltó una risita, relamiéndose los labios.
"De verdad me arrepiento de ese beso en el crucero. Me dolió verte llorar. Me siento culpable de seguir con Amelia cuando soy el motivo de que terminaste con tu novio." La tomó entre sus brazos, cosa que la confundió.
"Yo no me arrepiento para nada. Deberías besarme así todos los días," murmuró en respuesta.
Raelynn cerró los ojos, sintiendo sus cálidos brazos alrededor de ella, y casi se quedó dormida mientras escuchaba su voz.
"¿Alguna vez has sentido una sensación extraña en tu pecho cuando ves a una persona? ¿Qué tu corazón se acelera y sientes que pierdes el control?"
"Claro, me ha pasado muchas veces. Como cuando vi por primera vez a Bradley Cooper con sus ojos risueños, y luego a un chico de la universidad que siempre me miraba. También con un chico que..."
"Basta, no necesitaba saber todo eso."
"También me pasa cuando te veo, desde la primera vez que te conocí," agregó ella.
El estómago de Rodrigo dio un vuelco tras escuchar estas palabras.
"Te extrañé demasiado mientras estabas en Berlín, pero no me llamaste ni una sola vez," continuó la chica.
"Me dijiste que no me extrañarías para nada. Pudiste haberme llamado si cambiaste de opinión."
"Ya me acostumbré a no llamarte cuando te extraño. También te extrañé mientras estaba en Florida, una semana se me hizo eterna."
"Yo también te extrañé cuando regresaste a Florida. Fui a recogerte al aeropuerto, pero me castigaste sometiéndome a la tortura de tu prima."
"¿A eso llamas extrañar? Me gritaste cuando mi vuelo se retrasó."
"Te grité porque no me llamaste ni una sola vez."
"¿Cómo podía llamarte? Vi a tu Amelia besarte justo antes de irme de la ciudad."
"Lo siento. Estaba..."
"¡Tengo que vomitar!" Lo apartó del camino y corrió escaleras arriba en dirección al baño.
Para cuando Rodrigo subió con un vaso de agua de la cocina, ella ya estaba en cama... Había caído bocabajo de la manera menos atractiva posible y había perdido el conocimiento.
"¡Ah!" El hombre dejó el vaso en la mesa de noche y la acomodó debajo de la manta después de quitarle los zapatos.