Capítulo 34
1236palabras
2024-01-26 13:59
(Esa misma noche, a las diez en punto...)
"¿Dónde está mi querida Raelynn?", entró Álvaro en la mansión de Rodrigo para ver cómo estaban su hijo y su nuera. Por alguna razón, se olía que le estaban ocultando algo, así que por eso trataba de asomarse por allí sin previo aviso y a distintas horas para ver de qué iba aquel percal.
"¡Suegro...! Hace dos días que no te veo siquiera, y justo me estaba hablando Rodrigo de ti.", apareció Raelynn con una amplia sonrisa en su rostro, mientras su marido la observaba con fascinación. 'Actriz es buena actriz, desde luego.', pensó, sentándose junto a su padre.
"He estado bastante atareado, la verdad, pero ya tenía gana de veros otra vez. ¿Podría pediros algo de beber, si no os importa?"
"Sí, claro... ¿Qué te apetece?", le preguntó Raelynn, tratando de ocultar su pánico.
"Soy muy exquisito con mi whiskey, la verdad, pero bueno... ¿Por qué no me sorprendes? Ponme lo que más te apetezca."
"Mm...", murmuró ella, metiéndose en la cocina para sacar la coctelera, pero en silencio se puso a buscar recetas en el móvil de manera clandestina.
"¿Necesitas ayuda?", se le ofreció Rodrigo desde detrás suya, pero ella le ignoró, como de costumbre, al tiempo que mezclaba sus ingredientes.
Rodrigo estaba seguro de que su padre iba a montar otra vez un pollo aquella noche, tras lo cual ella acudiría a su vera, lloriqueando. El hombre era muy sibarita con todo, incluso a la hora de cuántos cubitos de hielo debían colocarse en el vaso. Teniendo eso en cuenta, ya íbamos mal, porque estaba usando el tipo de vaso erróneo.
Esperó con expectación a que la fachada angelical de su padre desapareciera tras sorber un poco de la bebida, la cual le supo a detergente cuando él la probó. Sonrió para sus adentros, contando pacientemente hasta tres y sin dejar de mirar el vaso que sostenía Ávaro, a punto de ser estallado contra el suelo por su arranque de ira.
"¡Qué maravilla! Estoy impresionado, querida. Ven, siéntate junto a Rodrigo.", la animó el padre, a lo que el hijo casi se atragantó, comprobando con la vista si él y el otro estaban bebiendo lo mismo.
'Seguro que se bebería agua de cloaca, con tal de que se lo sirva su querida Raelynncita.', maldijo en silencio. De mal humor, se propuso seguirla a la cocina para decirle lo asqueroso que en realidad estaba su infausta creación.
"Vaya, es la primera vez que pruebo el Lysol, así que no había forma de que supiera lo que estaba haciendo."
Estuvo tentado a ponerla sobre la encima y empezar a darle cachetes en el culo por portarse mal y responder con esas ínfulas, pero como ella estaba obcecada con alejarse de él, el joven hizo todo lo posible por no acercársele tampoco. Se arrepintió de haberla besado en el crucero, motivo por el cual él se pensaba que ella le rehuía.
La muchacha nunca salía de su habitación mientras él siguiera en casa, y solo lo hacía cuando él se iba al trabajo. El joven llegó a considerar la posibilidad de preguntarle si querría trabajar, pero tampoco estaba seguro de cómo le sentaría a ella que él le ayudara a ello.
"Deja de mirar tanto a tu esposa y ponme al corriente del acuerdo con Redwood.", le interpeló Álvaro tras darle las buenas noches a Raelynn.
Dieron las once de la noche, y la lluvia cayó sobre el lugar, acompañada de truenos y relámpagos. Como tenía una entrevista en persona al día siguiente, Raelynn se puso la alarma a las siete de la mañana antes de tratar de conciliar el sueño.
Después de postularse para cientos de puestos de trabajo y asistir a alguna que otra entrevista telefónica durante los últimos días, finalmente recibió una llamada para dar el siguiente paso para una de las vacantes. Se sintió aliviada de que no fuera una de las empresas de Rodrigo, y en vista de que no tenía vínculo alguno con ninguna de sus empresas satélite, aceptó la invitación a la entrevista, a pesar de que se trataba de un puesto de marketing que no era para lo que ella se había inscrito.
Tras preparar todas sus cosas para al día siguiente, salir rápido de casa, se metió en la cama a eso de las doce, aunque lo tuvo difícil para dormirse debido a la tormenta. Le aterrorizaba dormir sola en esos momentos, de hecho, y siempre solía a su compañera de cuarto o Damien para que se quedara con ella hasta que se quedara dormida, incluso aunque tuviese que hacerlo vía videollamada.
Echaba de menos a Damien más de lo que se esperaba, lo cual ya era decir... Se había pasado los últimos dieciséis meses hablando con él todas las noches cuando estaba en Atlanta y enviándole mensajes de texto en su tiempo libre, con lo que el contacto con él se había vuelto tan habitual como el respirar. Ahora, sin embargo, estaba limitada a hojear su álbum de fotos para verse junto a él, cosa que había hecho durante los últimos diez días.
Se fijó ahora en una imagen en concreto, en la que salían junto al Audi de Damien aparcado en el arcén de la carretera. Estaban haciendo el trayecto desde Tampa a Clearwater cuando él visitó Florida, y el sol ya se estaba poniendo antes de que llegaran a la playa. Aquella tarde, al atardecer, se pararon para sacar un montón de fotos.
De pronto, un reluciente rayo resquebrajó el cielo, seguido de un fortísimo tronido que sacudió los cristales de la ventana. Dejó caer el teléfono del pavor y se sentó, sin saber cómo relajarse y dejar la mente en blanco lo suficiente como para pegar el ojo. Ya eran las doce y media, por lo que retrasó su alarma correspondientemente, hasta las siete y media.
Rodrigo, por su parte, tampoco podía conciliar el sueño. Mientras daba vueltas una y otra vez en su cama, recordó algo que Raelynn había mencionado acerca de su canal de YouTube. Curioso por ver de qué se trataba, se sorprendió al comprobar que no iba de cocina ni del típico e insulso vlogging, sino de otra cosa bastante distinta.
Con unos meros ochenta y seis suscriptores, el canal consistía en reseñas de los vehículos que ella misma había alquilado para realizar sus viajes en carretera, así como tutoriales para cambiar el aceite, los neumáticos y demás. Si bien el público al que iba destinado el canal eran mujeres amantes de los coches, la mayoría de los comentarios eran de chicos que le piropeaban su apariencia, en especial haciendo referencia a su lindo trasero.
La verdad es que salía muy mona a su parecer, vistiendo camisetas holgadas, pantalones cortos, moño desordenado. En uno de los vídeos salía con toda la cara llena de grasa tras haberse metido debajo de un coche para comprobar una pieza de esa zona. Ajeno al fuerte trueno que asoló el exterior de repente, esbozó una inconsciente sonrisa mientras seguía viendo un vídeo tras otro suyo, viendo con contento lo mucho se entusiasmaba con lo que contaba.
Iba ya por su decimocuarto video, presa de una creciente admiración por ella, cuando de golpe y porrazo oyó a alguien llamar a la puerta con urgencia. Se encontró a Raelynn afuera al abrir, de pie con su almohada y un par de mantas.
"¿Puedo dormir contigo esta noche?"