Capítulo 28
806palabras
2024-01-26 13:39
"¿No te vas a cambiar de ropa?", le preguntó Raelynn con voz dubitativa a Rodrigo, mientras este apoyaba su plato en la mesa antes de sentarse a su lado.
Se alegró de que nadie se hubiera percatado de lo ocurrido, ya que Amelia y Micaela estaban enfrascadas viendo fotos de sus sobrinos. Ariana, por su parte, parecía incómoda por que Raelynn estuviera sentada junto a Rodrigo, esbozando un gesto sombrío mientras se echaba un poco de crema en el café y apartaba los ojos de la mirada inquisitiva de Raelynn. Su esposo, Easton, Alfredo e Ianira se lo pasaban genial a costa de la pareja de recién casados.
"Vuestra primera pelea, ¿eh?", se dirigió Ianira a Raelynn, mientras esta miraba sin saber qué decir hacia Rodrigo.

"Mejor diría yo que la primera de hoy.", se carcajeó Alfredo, pero Rodrigo, ignorándolos, aplastó con un pelín de fuerza de más su quiche al mirar de reojo a Raelynn con los ojos entornados. Esta le devolvió la mirada con bastante menos disimulo, y persistió en ello aun cuando él procedió a engullir con bastante vehemencia lo que tenía en el plato.
"¿Vas a comer solo con verle a él comer?", soltó una risotada Easton.
"¡Es que se zampando todo rapidísimo! ¿Cómo va a disfrutar de todas estas delicias si ni siquiera las mastica?", aparentó preocupación Raelynn, y aunque los Rodrigo emanaron un brillo iracundo, no cesó su continua comilona silenciosa.
"Bueno, es un poco tu culpa, también.", le dijo Alfredo en tono amistoso. "Tiene cuatro videoconferencias una detrás de otra, y la primera es menos de diez minutos. Se ha empeñado en esperarte a que vinieras para comer todos juntos, ¿sabes? ¿Por qué has tardado tanto?
"Ah..."
La muchacha se pensó que lo hacía para que nadie sospechara nada y que por eso le había metido tanta prisa, pero pensaba que el fondo no era más que impaciencia por estar haciendo algo que no quería hacer.

'O sea que por eso no se pone unos pantalones limpios, porque no tiene tiempo...', pensó, absorta en el manchurrón amarillento en sus pantalones blancos de la que ella era autora. Ahora que se fijaba en lo elegante que se había puesto el hombre para sus reuniones, con su camisa rosa, chaqueta de lana beige y una corbata bordada, lamentó profundamente sus actos.
La chica se levantó y le siguió para disculparse con él cuando terminara.
"¿Dónde vas a ir para las reuniones, Rodrigo?"
El se paró en seco, girando sobre sus talones para mirarla con rostro lívido.

"¿Por qué? ¿Es que quieres arruinarme el día un poco más, todavía?" El joven ya se temía la de discusiones que le esperaban con Amelia por lo ocurrido con ella.
Raelynn tenía la intención de ofrecerse a traerle una muda de pantalones dado el poco tiempo del que disponía Rodrigo, pero entonces se acordó de que aquel tipo nadaba en dinero, así que seguro que podría ordenarle a quien fuera para que desempeñase dicha labor cuando a él le viniera en gana.
"¿Por qué estás tan alterado? Si solo se te va a ver de cuerpo para arriba, así que puedes ponerte incluso en calzoncillos, si quieres."
"Yo no soy como tú, Raelynn. ¿Puedes dejar de seguirme, por favor?", le soltó al llegar hasta el ascensor.
"Bueno, solo quiera intentar arreglarlo de alguna manera... Lo siento, es que estaba enfadada contigo y no me...", se fue a disculpar, pero él la cortó: "Ojalá tener tanto tiempo libre y tan poco estrés como para divertirse fastidiando a los demás."
Sus palabras la pillaron desprevenida, al igual que la ofendieron.
"Pues para tu información, echo mucho de menos trabajar, y no tienes ni idea del estrés al que estoy sometida." Él, no obstante, no bajó la intensidad de su reproche.
"¿Estresada, tú? ¿De qué? Si todo lo que buscas es intentar que Amelia y yo rompamos. ¿Alguna vez he hecho yo algo con la intención de socavar tu relación con Damien? Es ridículo que te sientes al lado de mi novia para quedarte mirándome como un pasmarote todo el rato. ¿Es que no ves que le haces daño?"
Se olvidó mencionar el beso que casi la llevó a romper con Damien, pero a diferencia de su 'yo' del pasado, ahora no se molestó en entrar trapo y discutirle lo que acababa de decir. Aquel comentario suyo bastante para hacerle entrever a Raelynn que todo lo que a él le importaba era el bienestar de Amelia, que nada le sentara mal a su queridísima Amelia...
El ascensor bajó, se abrió, se cerró y subió, pero sin Rodrigo dentro, quien se quedó donde estaba para seguir imprecando a la chica.
"Llegas tarde a tu reunión.", le dijo ella, espirando aire mientras se daba la vuelta para irse.
"Ya lo sé, porque supongo que me estarás pegando tus malos hábitos."