Capítulo 48
1575palabras
2024-02-06 07:05
Valeria
Estoy en mi habitación trabajando desde mi ordenador no tengo ganas de presentarme en la oficina y en el fondo es porque no quiero toparme con mi querido escolta; recordar lo sucedido la noche anterior hace que la temperatura de mi cuerpo se eleve drásticamente por la vergüenza que no hace más que aumentar cada que lo recuerdo.
Trato de concentrarme en el trabajo, haciendo a un lado aquella embarazosa situación cuando de repente me llega un correo electrónico a nombre de
"Usuario desconocido"
Arrugó la frente, pero aun así abro el correo etiquetado como importante con mayúsculas, esperaba ver algún link para intentar meter algún virus en mi ordenador, pero solo había una simple oración en él.
"La muerte de tu madre y la casi muerte de tu padre no son coincidencias... fueron provocadas"
Un escalofrío me recorre el cuerpo entero erizando por completo cada parte de mi piel, de pronto me siento aterrada, mi mente de nuevo comienza a revolverse; cierro los ojos con fuerza y trato de controlarme, quizás estoy siendo demasiado impulsiva.
En primera no tengo la menor idea de quién pudo mandar eso, en segunda mamá murió por preeclampsia en el embarazo y mi papá ya tenía tiempo por problemas en el corazón a lo que sé, no puedo fiarme de un correo electrónico de un extraño.
Ahora siento una gran necesidad de ir con mi padre y aunque quizás es muy pronto para hablar con él sobre el tema de mamá y el pasado, siento la necesidad de hacerlo solo espero que no se vaya a alterar.
Dejo mi ordenador a un lado y me levanto de la cama para ir en busca de mi padre, rezando por no toparme con Mort no estoy lista para verlo a la cara aún, bajo las escaleras ya que no se encontraba en su habitación, miro a Consuelo ir directo a la cocina.
— Mamá consuelo. – la llamo y ella se detiene. — ¿Has mirado a mi padre? No estaba en si habitación.
— Si, esta allá afuera en el jardín con Mort
— ¡Con Mort!
Me acerco a la puerta de cristal donde claramente puedo observar a mi padre sentado en una banca con Mort al lado... ambos parecen estar riendo divertidos, de pronto un extraño sentimiento se apodera de mi al verlos juntos.
Tomo un gran suspiro, sé que no quería toparme con Mort pero esto es una razón mayor, tengo esperanza que hablando con mi padre podré descifrar si ese correo que recibí es cierto o solo una gran mentira.
Me acerco a ellos sin poder distinguir sobre que se trata su platica, pero ambos parecen muy animados, piso una rama y ambos como un par de halcones voltean a verme, levantó ambas manos
— Soy yo... quería hablar contigo papá... lamento interrumpir
— Descuida yo ya me iba
Mort se levanta dándole una ligera palmadita en la espalda a mi padre, se pone de pie y camina hacia donde yo me encuentro clavándome una comprometedora y ardiente mirada que no hago más que ignorarla mientras siento mi rostro arder, escucho una ligera sonrisa de su parte al pasar a mi lado, aun con el rostro agachado avanzo hasta donde está mi padre y me siento a su lado.
— Es un hombre agradable, y le interesas, así como el a ti
— ¡¿Que?! Mm no... que cosas dices. No tengo tiempo para el amor
— ¿Porque no? No veo el problema, el tiempo perdido jamás se recupera Valeria y créeme que pesa tanto después, pero lamentarse no remedia nada. – su voz está cargada de una tristeza palpable, en verdad me duele verlo de esa manera no está fingiendo, el lamento en su voz es notorio y me parte el corazón.
— No podemos estar juntos papá, él es mi empleado, mi escolta personal... no se vería bien. – hace un chasquido con su boca en desaprobación.
— ¿No me digas que te importa su posición social y economía?
— ¿¡Que?! No claro que no...
— ¿Entonces? Siempre hay tiempo para intentar ser feliz, más con alguien que tiene intensiones sinceras y se le nota la seguridad al decir querer en sus palabras... no como el idiota de tu ex marido, desde el día de la boda note en su mirada el infortunio que lo azotaba al verte, estar con una persona que no sabe lo que quiere es jugar a la ruleta rusa, así como puede descubrir en el camino que tú eres lo que quiere puede que pase lo contrario y bueno... ya sabes de que se trata eso... si tan siquiera hubiera sido un buen padre responsable y amoroso te hubiera ahorrado tanto sufrimiento y tu vida sería diferente.
Suspiro pesadamente, se a lo que se refiere...está de más hacer un recuento de mi pasado con Jair, pero no me lamento que eso hubiera terminado, de no ser así no hubiera conocido a Mort y bueno, él es mil veces mejor que Jair y no me refiero físicamente... aunque también, pero Mort tiene tantas cualidades en tanto a su personalidad que dejan muy mal parado a mi ex esposo.
Pero no estoy aquí con la intención de recordar el pasado con aquel hombre y que mi padre se atormente preocupándose de lo que pudo a verme evitado en el pasado, lo echo esta y nadie lo puede cambiar.
— Descuida papá, no me arrepiento de mi pasado, cada paso me llevo a donde estoy ahora y bueno no estamos tan mal... si no te molesta... me gustaría que me platicaras sobre mamá.
De pronto el gesto sombrío y afligido de mi padre cambia por una sonrisa pequeña pero llena de felicidad que lo hace suspirar.
— Tu madre era la mejor mujer del mundo, eres el vivo reflejo de ella, físicamente eres igual además de que ella también tenía un gran corazón, puro, lleno de amor para dar... la conocí de la manera más coloquial cuando ella iba a una tienda por los encargos de su madre, desde el momento que la mire quede cautivado, intente acercarme a ella pero siempre me rechazo, por su hermana Mónica que estaba interesada en mi.– ahora suspira con pesadez y molestia a la vez.– Hablé con Mónica dejándole claro que no me interesaba, ella claramente lo tomo a mal y se enojó con su hermana, al principio siguió rechazándome pero después de mucho insistir logre conquistarla.‐ no puedo evitar sonreír al ver la emoción y felicidad con la que lo dice.– Duramos unos meses de novios y le pedí casarnos, ella aceptó, meses después tus abuelos fallecieron en un accidente y Mónica se fue lejos, a los pocos meses nos enteramos que venías al mundo y juro que fui el hombre más feliz del mundo, en los primeros meses de embarazo todo iba bien, tu madre quiso hacer las paces con su hermana ya que era la única familia que tenía y no quería estar peleada con ella. Mónica tomó bien la noticia y se mudó con nosotros para ayudar a tu madre con su embarazo, casi llegando a los 6 meses el médico nos avisó que tu madre tenía problemas de presión alta... supongo que no le dimos la importancia que debíamos ya que un mes después tu madre sufrió un infarto y murió.
Logro ver como lagrimas silenciosas corren por los ojos de mi padre recorriendo sus mejillas hasta caer en sus manos empuñadas sobre su pierna.
— Me desmorone, no sabía que hacer sin ella no quería verte, me dolía tanto me recordabas a ella y el futuro a su lado que había perdido; en ese tiempo Mónica cuidó de ti como si fueses su propia hija, Mónica me ignoraba totalmente estaba tan centrada cuidando de ti, pero después conforme ibas creciendo trataba de acercarme a ti de incluirme, el estar contigo era mágico me hiciste olvidar mi dolor por un tiempo, cuando menos me di cuenta Mónica dormía en mi cama y actuamos como una familia, Mónica sugirió darte un hermano me pareció buena idea, pero descubrimos que Mónica era estéril y ella empezó a cambiar, al ella hacerlo salí de mi burbuja, ella no era tu madre ni la podría remplazar nunca, ese dolor del pasado que enterré salió a flote de nuevo ahora con un sentimiento de culpa enorme, comencé a rechazar a Mónica de nuevo, ella volvió a ser la mujer molesta con la vida que era antes y bueno yo me volví en hombre que en vez de ser tu padre fui un ogro...
Estaba a punto de poner mi mano en su hombro y darle consuelo cuando Mort apareció con una charola con un vaso de agua y un plato pequeño.
— Lamento interrumpir, pero es hora de la medicina para controlar el ritmo cardiaco de tu papá.
Le sonrío a Mort ligeramente, tomo el vaso de agua y el diminuto pedazo de pastilla para dárselo a mi padre, el la mira extraño al tomarla.
— ¿Me redujeron la dosis?... tenían que ser 1 y media, no la mitad de una... – En ese instante un escalofrío recorrió mi cuerpo.
— La señora Consuelo se encarga de su medicación, si me dio eso es porque eso le recetaron.
Siento que la sangre me está hirviendo con esto ya no me cabe duda de que el correo que me enviaron era cierto, Mónica estaba sobremedicando a mi padre.