Capítulo 6
1167palabras
2024-01-10 06:49
Tiempo actual...
Después de una noche de tormenta el cielo amaneció cubierto de nubes y gris, el aire era tan fresco que te erizaba la piel con tan solo un ligero roce.
Estoy sentada en la cama de mi habitación, con la muerte frente a mi observándome, algo que jamás imaginé decir en una oración, no sé qué pensar, que decir o que hacer, después de ver a mi mejor amiga con mi esposo anoche no me siento nada bien, me duele, aunque diga que no es así, las traiciones matan por dentro más al descubrir que vienen de personas tan importantes para ti.
De repente se empezaron a escuchar pisadas por el pasillo, venían directamente a mi habitación, me invadió el pánico y miré al atractivo hombre frente a mí con miedo, aún no estoy lista para ser descubierta.
— Tranquila, haré algo para que ella te vea, así como estabas antes, tu solo acuéstate en la cama y no te muevas tanto.
— ¿Qué hay de ti? – le pregunto ya que se puso cómodo en un sillón que estaba a mi lado izquierdo.
— No pueden verme.
Antes de que pudiera decir cualquier cosa la puerta se abrió, era Susana, entre Ana y ella prefería a Ana, Susana me trataba muy mal; estoy nerviosa más porque me veo y ya no soy lo que fui ayer, pero como él dijo ella no lo nota; puso la charola de comida en una mesilla que había al lado de mi cama.
¡Demonios eso se mira horrible!... todo lo que me daban de comer lo era, pero eso me recordaba que no había comido nada desde ayer en la mañana así que mi estómago comenzó a protestar, no sé si de hambre o pidiéndome piedad para no comerme esa sopa oscura.
Susana hizo mala cara al escuchar mi estómago y me miró a la cara, aparté la mirada rápidamente como solía hacerlo, podía sentir las gotas de sudor aglomerándose en mi frente por los nervios.
— No sé qué es más desagradable el verte o el tener que escuchar los sonidos de tu moribundo cuerpo...
Mi mirada se fue a él, quien tenía la boca muy abierta y los ojos totalmente fijos en Susana, no daba crédito a lo que acababa de escuchar, para mí no fue nada del otro mundo, ella solía ser así conmigo.
Susana tomó la cuchara y me la acerco a la boca, fingí debilidad y problemas para separar mis labios, ella puso los ojos en blanco; cuando el líquido entró a mi boca y se puso en contacto con mis papilas gustativas mi estómago volvió a rugir, la sopa tenía un olor acedo y un sabor amargo que me quemaba en la garganta, cuando hice una mueca de asco Susana sonrió.
Tomó otra cucharada y de nuevo me costó separar mis labios, pero esta vez no fue fingido en realidad no quería probar por más hambre que tuviera, como no abrí rápido la boca Susana me tiro el contenido de ésta en la cara.
— ¡Mira lo que has hecho! Manchaste todo no creas que voy a lavar esto, eres un completo fastidio... ¿¡Por qué no te vas a ese lugar mejor de una vez y dejas de ser una carga?!
Susana se puso de pie y empezó a sacudir su mano ya que se manchó de la sopa que claramente me tiró en el rostro a propósito, lo que llamó mi atención fue cuando él señor muerte se puso de pie de un brinco y comenzó a caminar hacía Susana, sus ojos se tornaron de un tono rojo intenso como las llamadas.
— ¡No! ¡Quédate ahí! – levanté el brazo y le dije a él, no dio un paso más, cuando me miró pude notar la molestia e impotencia en su mirada.
Después me giré lentamente para ver a Susana quién observaba al frente de mi cama en dirección donde acababa de estirar el brazo, para después verme enojada.
— Por lo menos una buena noticia, ya está agonizando, hasta nunca señora....
Susana salió de la habitación dándole un portazo a la puerta, me pongo de pie para ponerle seguro y voy al baño para lavarme la cara y la boca para quitarme este horrible aroma y sabor de esa espantosa sopa.
— ¿¡Que carajo fue eso?! – Él me siguió al baño, tengo que pensar en una manera de llamarlo si es que siempre va a estar conmigo, no puedo decirle el o señor muerte.
— Susana... ella siempre es así, bueno de un par de meses para acá se hizo así. ¿Qué pensabas hacerle?
Me pongo a lavarme el rostro, puedo verlo a través del espejo, se mira tan chistoso molesto, me llama la atención sus ojos que ya no tienen ese rojo intenso sino uno más bajo se podría decir que un tipo de rosa intenso.
— Que se le pudriera la mano con la que se atrevió a faltarte el respeto de esa manera es lo menos que se merecía.
— Descuida me encargaré de ella, será la primera ya que no me interesa para nada tener cerca personas así... después seguiré con los demás.
— ¿Tu marido? . – me secó el rostro con una toalla y voy de regreso a la cama, él me sigue.
— No... empezaré con los más fáciles y los primeros que me trataron mal...
— ¡¿Que?! En verdad quieres a ese tipo cerca de ti...
— O no, claro que no lo quiero cerca, pero sería demasiado fácil usar el video que tengo en su contra, me dijiste que esto se hace con cabeza fría, pero por el momento quiero hablar de otra cosa contigo.
— ¿Así que cosa?
Sus ojos ya volvieron a ser de ese tono azul acua, supongo que cambian dependiendo su estado de ánimo, es gracioso...
— Ya que al parecer vas a estar conmigo no puedo llamarte él o señor muerte. – él sonrió, no iba a mentir era atractivo y sonriendo lo era el doble.
— Bueno como te dije respondo a muchos nombres dependiendo mitología, lugar o idioma, pero si tengo que elegir entre uno de ellos creo que el mejor y más fácil es Mort que en catalán significa muerte.
Me perdí en sus ojos, no tengo idea porque, tengo a la muerte frente a mí, pero no siento miedo, al contrario, me siento cómoda, como hace mucho no me sentía al lado de alguien es extraño; entre cerro los ojos un poco mientras me observa con curiosidad, señal de que ya me excedí observándolo, bajo la mirada rápidamente.
— Mort... me gusta, combina contigo; Bueno Mort a partir de mañana comienza el juego, empezaremos eliminando poco a poco a los demás jugadores hasta que solo quedemos tú y yo como ganadores.
— Eso me parece perfecto...
¡Por dios! Esa mirada, esa sonrisa traviesa de nuevo se dibuja en su rostro, lo mejor será que no lo vea, si será lo mejor...