Capítulo 74
796palabras
2024-02-03 00:02
En su juventud, para descargar su ira, Elisa había hecho ese tipo de cosas, pero ahora le parecía algo demasiado infantil.
Además, ver la cuchilla en manos de Fernando tampoco la hacía sentir cómoda.
"¿Es demasiado infantil para ti?", preguntó Fernando.

El hombre se rio entre dientes, y sin mediar más palabras, apuñaló con fuerza la rueda.
"Pero se siente genial", agregó, ofreciéndole nuevamente la cuchilla.
Elisa la tomó, y sin pensarlo más, apuñaló el otro lado de la rueda.
Fernando tenía razón, ¡se sentía realmente bien!
Elisa no pensó que una puñalada fuera suficiente, por lo que no pudo evitar darle otra puntada.
La joven intentó bajar un poco las emociones, y siguió a Fernando de nuevo al auto.

Se alejaron lentamente, y al mirar el auto de Fabián por el espejo retrovisor, Elisa no pudo evitar sonreír.
¡Era lo menos que merecía ese hombre por todo lo que había hecho!
La puerta del ascensor se abrió, y Fabián miró a Luna a los ojos: "Puedes regresar ahora".
Cuando la joven estaba por bajar del mismo, vio que el hombre permanecía inmóvil, como si quisiera regresar.

"Lou, hay tantos reporteros abajo. ¿Quieres entrar y permanecer un momento?”, dijo Luna, con labios fruncidos.
"No es necesario. Pero tú puedes regresar".
Antes de que la puerta se cerrara, Fabián extendió la mano y presionó el botón de apertura.
Luna lo miró de nuevo, sus ojos tristes y distantes, por lo que no dijo nada más y de mala gana salió del ascensor.
Ni bien pasó el umbral, las puertas comenzaron a cerrarse lentamente. En ese momento, Luna se dio vuelta y lo vio a Fabián, pensativo, sin siquiera mirarla.
En apenas unos segundos, la puerta se cerró por completo y el ascensor se fue, junto con la dulzura en el rostro de Luna. Sus tiernos ojos parecían sufrir inmensamente.
Ella jamás se hubiera imaginado que, al volver, la actitud de Fabián hacia ella sería tan despreciable.
La joven apretó los dientes y regresó a su apartamento. Al verla entrar, Cecilia rápidamente se adelantó y le preguntó: "Luna, ¿cómo estás? ¿Fabián realmente siente algo por Elisa?"
Las palabras de su hermana hicieron que la expresión se volviera a una mayor desazón. Conteniendo las lágrimas dijo: "No lo creo. Al parecer, ella llamó a los reporteros, y nos encontraron abajo".
Cecilia se sorprendió un momento, pero luego sonrió: "¿No es algo bueno eso? Has regresado hace un tiempo ya. ¡Santiago pronto lo sabrá!"
Luna parecía verse un poco mejor por esas palabras, pero aún lucía preocupada: "Cecilia, ¿crees que realmente está enamorado de Elisa?"
"¿Cómo podría ser posible? ¿Se divorciaría de ella si aún la amara? ¡A los hombres no les gustan las mujeres como ella! Tú eres quien salvó a Fabián, y además, se conocen desde que eran niños pequeños. Él siempre estuvo allí para ti, y nunca te abandonaría”.
De todos modos, Fabián era un hombre, mientras recordara que Luna era quien lo había salvado, tarde o temprano se enamoraría de ella.
Cecilia realmente creía que su hermana lograría ganarse el corazón de ese hombre, ya que era la única mujer que podía estar a su lado.
Aunque él aún no había declarado públicamente su relación, era cuestión de tiempo.
Para Santiago, el honor y la reputación eran cosas muy importantes, y si la noticia de lo sucedido esa noche salía a la luz, claramente le pediría a Fabián que se casara con Luna por el honor de su familia.
Obviamente, no sabía que ese fuera el resultado, pero la vida era una apuesta, y una tenía que hacer sus propias jugadas.
Luna sabía que Cecilia tenía razón, había llegado hasta allí siendo generosamente considerada.
Mientras siguiera mostrándose así, Fabián le daría lo que quisiera.
La puerta del ascensor se abrió y el hombre salió con el rostro sombrío.
Los periodistas aún no se habían ido, y al verlo, lo rodearon nuevamente. Sin embargo, cuando se acercaron a hacerle preguntas, su mirada era tan tenebrosa, que ninguno se atrevió a hablar.
Fabián, aún furioso, salió directamente del hotel y entró al auto, pero no manejó de inmediato.
Se quedó sentado, pensando en las palabras que su exesposa le había dicho diez minutos atrás.
‘Mi única intención era conocer qué tipo de dama había conseguido. Y ahora que la he visto, no quiero ser ofensiva, pero no es ni tan hermosa ni tiene tanto dinero como yo, por lo que no me queda claro por qué el Sr. James ha estado enamorado de ella por tanto tiempo, a decir verdad’, recordaba cada palabra de Elisa al reportero.
‘Probablemente sea amor verdadero’.
Elisa había dicho esas palabras con una sonrisa amplia en su rostro, pero sus hermosos ojos eran muy fríos, sin la mínima pizca de emoción en ellos.