Capítulo 73
714palabras
2024-02-02 00:01
Aturdida por las preguntas de los periodistas, Luna miró a Fabián inconscientemente.
Él se paró en medio del grupo de reporteros sin decir una sola palabra. Su mirada recorrió a cada uno hasta posarse sobre Elisa y Fernando.
Ella lo observaba con una sonrisa en su rostro, pero con tristeza en sus ojos.
Al ver la fría mirada de Fabián, Elisa frunció los labios e ignorándolo, giró la cabeza hacia otro lado y dijo: "Me voy, Sr. Dawson".
Fernando miró de reojo a Fabián, sonrió, y siguió a la mujer.
Ambos se retiraron, con Fernando alcanzando a Elisa en pocos pasos.
Fabián los vio alejarse juntos y desaparecer por la puerta. La frialdad en sus ojos creció como nunca.
Los periodistas notaron que el hombre observaba a la pareja alejarse, y por la dureza en su mirada, no se atrevieron a presionarlo.
Los reporteros estaban, de todos modos, emocionados, porque esta era una historia sensacional.
"Señor James, ¿está mirando a la señorita Marques retirarse?", preguntó uno de ellos, de repente, tomando valor.
Cuando Luna escuchó la pregunta, su rostro cambió, y comenzó a tirar de la ropa de Fabián, mientras pedía tímidamente: "Lou, quiero volver".
El hombre miró con odio a todos los reporteros frente a él y les gritó: "¡El que se atreva a subir fotos de hoy a Internet, deberá enfrentar el cierre de su empresa!"
Después de eso, se dio la vuelta, presionó el botón del ascensor y entró junto a Luna.
Los reporteros se quedaron parados, verdaderamente asustados con su mirada. Algunos tomaron unas fotografías más, pero cuando las puertas se cerraron, los guardias de seguridad del edificio se acercaron para alejar a los periodistas y curiosos del lugar.
Elisa no caminaba muy rápido, por lo que Fernando la alcanzó en unos pocos segundos. "¿Te sientes mejor?", preguntó, con una sonrisa de satisfacción.
Ella movió la cabeza hacia un costado y rio entre dientes: "Realmente, no fue algo tan malo".
De todos modos, la furia seguía allí, dentro suyo. La forma en que Fabián la miró antes de retirarse le daba un poco de ánimos, entre tanta situación complicada.
Habían estado casados durante tres años, pero él parecía no mirarla nunca a los ojos.
En la familia James, si Elisa tenía un conflicto con Isabella o Cecilia, debía ser respetuosa y no dirigirles la palabra, y si lo hacía, tenía que ser para pedir perdón.
Siempre la había mirado con frialdad, no como hace un momento, enojado pero incrédulo de lo que sucedía.
Al pensar nuevamente en esa mirada, novedosa para ella, se sintió satisfecha.
Antes hubiera tragado su orgullo para que él la mirara al menos a los ojos.
Ahora las cosas habían cambiado, podía sentir su felicidad cuando Fabián sufría.
No sabía si era porque había comenzado a odiarlo, o porque se había hartado del mal trato, pero lo aceptaba.
¡Se sentía muy bien poder vengarse después de todo!
Al pensar en esto, Elisa no pudo evitar reírse. Incluso había un atisbo de sonrisa en su rostro cuando miró a Fernando y le dijo: "Gracias".
Si él no la hubiera llevado, ella jamás habría intentado siquiera confrontar de esa manera.
Al ver la alegría en el rostro de la joven, la sonrisa en los encantadores ojos de Fernando se volvió más profunda.
Los dos caminaron hacia el auto, y al llegar, Elisa lo miró: "Señor Dawson, ¿le importaría llevarme de regreso?"
"No es ninguna molestia. Pero...", titubeó el hombre y se detuvo por un instante.
Luego retomó: "¿Estás interesada en hacer algo malo conmigo?"
"¿Qué podría ser?"
Elisa lo miró con interés, no sabía por qué, pero algo en esas palabras la atraía.
Él solo sonrió misteriosamente y le tomó la muñeca: "Sígueme".
Elisa no se negó y dejó que la llevara hacia un costado.
Fernando se detuvo después de unos pocos pasos y se giró para sonreírle: "¿Sabes de quién es el auto?"
Elisa miró la matrícula y no pudo evitar levantar las cejas: "Sí, es de Fabián".
La joven había visto esa placa innumerables veces, porque su exesposo era tan compulsivo que su número era muy fácil de recordar.
Fernando chasqueó la lengua y dijo: "Eres observadora".
De repente, sacó una pequeña cuchilla de su bolsillo y se lo entregó: "¿Te animarías a apuñalar un neumático?"