Capítulo 66
804palabras
2024-01-26 00:01
Durante los tres años que Elisa estuvo en la familia James, tuvo numerosos encuentros con Cecilia. Por lo tanto, la muchacha conocía bien sus artimañas. De no ser así, no habría sido capaz de publicar tanta evidencia después de divorciarse de Fabián.
La joven sabía que confrontar a alguien como Cecilia sería en vano.
Pues a ésta sólo le bastaba actuar como mosca muerta para incriminarla.
Por lo tanto, la mejor forma de proceder era propinándole una cachetada. Al fin y al cabo, las artimañas de la mujer sólo funcionaban en la familia James.
Eso era justamente lo que acababa de hacer la joven.
Se había dado el gusto de abofetearla justo delante de Fabián.
¿Qué podía hacerle Cecilia o Fabián ahora?
¿Abofetearla?
Era improbable que se atrevieran a hacerlo.
Elisa se burló al ver al hombre salir del hotel con cara de pocos amigos.
La joven sabía que había pecado de ingenua en el pasado. Incluso había creído que su esposo se daría cuenta de su bondad y dedicación en algún momento.
Lástima que Fabián estuviera tan cegado.
Elisa apartó la mirada y ordenó: "Vámonos".
El chofer inició la marcha de inmediato. La joven estaba de excelente humor.
Haber cacheteado a Cecilia la había hecho sentirse increíble.
No veía la hora de ver a la mujer de nuevo, para propinarle una nueva bofetada.
No creía que opusiera resistencia, ya que le encantaba hacerse la víctima.
Lucía observó a Elisa por un momento. Al principio, se mostró algo preocupada, pero luego se relajó al ver la sonrisa de la joven. Esto le permitió concluir que no había salido lastimada.
Antes de convertirse en la secretaria de Mauricio, Lucía creía que Elisa era quisquillosa e ingenua, similar a otras chicas ricas, como una princesa bien resguardada que nunca abandonaba su castillo para enfrentar el mundo real.
Pero con el tiempo, se dio cuenta de que Elisa no era una princesa, sino una reina.
Durante los tres años en los que la joven estuvo distanciada de su padre, Lucía escuchó mucho sobre ella a través de los relatos de él.
En aquel entonces, el hombre probablemente estaba enojado por la terquedad de su hija. Con frecuencia, criticaba su comportamiento y suspiraba al recordar su testarudez.
Antes de empezar a trabajar para Elisa, Lucía solo tenía una vaga impresión de ella. Si Elisa fuera como Mauricio describía, entonces sería una reina autoritaria, a la cual nadie podría intimidar jamás.
Ahora que ambas mujeres se llevaban bien, la asistente empezó a conocer cada vez más de su jefa.
Elisa no se parecía en nada a las otras chicas ricas. Sus padres se habían encargado de protegerla, pero eso no la había vuelto presa fácil de nadie. Por el contrario, su estilo de trabajo era parecido al de su padre.
No obstante, la joven había sufrido mucho durante su matrimonio con Fabián.
Por lo tanto, cada vez que Elisa se cruzaba con alguien vinculado a la familia James, Lucía no podía evitar preocuparse por ella.
Elisa era mucho más fuerte y resuelta de lo que la mayoría de la gente creía, pero el amor a menudo nubla el juicio.
La asistente temía que, por alguna razón, Elisa pudiera volver a enamorarse de aquel hombre.
La joven arqueó las cejas al sentir la mirada de Lucía. "¿Sucede algo?", preguntó.
"No, señorita Marques", contestó ella con nerviosismo.
"¿Por qué me estás mirando entonces?", inquirió Elisa.
Lucía frunció el ceño y dijo: "El otro día, antes de que el señor Marques se fuera, me pidió que la protegiera de la familia James".
La joven no dijo nada por un momento. A decir verdad, se sentía un poco conmovida, además de avergonzada. "¿Crees que soy una presa fácil?"
La asistente negó con la cabeza. "La señorita Cecilia no es tan inocente como parece", dijo sin poder contenerse.
"Claro que no", se burló Elisa.
Una chica inocente nunca habría insistido en integrarse a la familia James.
En comparación, la familia de Cecilia no era nada del otro mundo. Sólo un montón de plebeyos que manejaba una empresa.
Sin embargo, eso no era lo que Lucía había querido decir. La asistente miró a Elisa y prefirió no ahondar en el tema.
Había algo que Mauricio le ocultaba a su hija. Lucía sabía que lo hacía por su bien y porque no quería lastimarla.
Pero ella no consideraba que su secreto fuera a tener ese efecto en la joven.
Elisa se movió ligeramente al percatarse del silencio de su acompañante. "¿Hay algo que me estés ocultando, Lucía?", preguntó.
La muchacha era igual de perceptiva que su padre.
La asistente se tomó un momento para ordenar sus palabras, y finalmente dijo: "Anoche, el señor Marques me pidió que investigara a la mujer que salió con el señor James. Por ello sé que no se trata de Cecilia".