Capítulo 32
820palabras
2024-01-11 11:44
Lucía se acercó a Elisa y la ayudó a mantenerse en pie: "Sra. Marques, ¿se encuentra bien?"
La joven sacudió la cabeza y le contestó: "Aún estoy sobria. Iré al baño a lavarme la cara".
"Iré con usted", le dijo Lucía.

Elisa miró a la chica, y con una sonrisa le dijo: "Gracias, pero no te preocupes, puedo ir al baño sola. Puedes llamar un chofer".
Ambas habían bebido vino en la reunión, por lo que no podían conducir en ese estado.
Lucía no insistió más porque se dio cuenta que Elisa podía manejarse sola, más allá de algún ocasional tambaleo, así que asintió y le dijo: "Está bien, llamaré a un chófer".
Elisa le agradeció y comenzó a caminar paso a paso hacia el baño con sus tacones altos.
El vino había tenido un gran efecto en ella, claramente era muy fuerte.
Afortunadamente, el baño no estaba muy lejos, una camarera le indicó los pasos a seguir y ya estaba por llegar.

Al girar en una esquina, Elisa chocó con alguien: "Lo siento". Ya más lúcida por el golpe, miró hacia arriba y vio que esa persona era Fernando.
"Hola, señor Dawson. ¡Qué coincidencia!", dijo ella con una gran sonrisa.
Fernando observó a Elisa con sus profundos ojos marrones: "¿Acaso estás borracha?"
"Solo un poco", respondió la joven.

El hombre no sabía hasta qué punto creerle, entonces le preguntó: "¿Hacia dónde estás yendo?"
Elisa señaló el baño detrás de él.
Fernando miró hacia atrás, y al ver el cartel en la puerta, sonrió: "Ve, entonces, no te detendré".
Elisa no se sentía bien para hablar, su mente se sentía turbada y no estaba para nada cómoda.
Asintió y caminó directamente al baño. Después de echarse agua fría en la cara, inmediatamente se sintió mucho más sobria.
Tomó un pañuelo para limpiarse las manos, y se miró en el espejo, tenía las mejillas rojas y los ojos llorosos. Ahora entendía por qué Fernando le había hecho aquella pregunta en el pasillo.
Sonrió, tiró el pañuelo tras secarse las manos, y salió del baño.
Tan pronto como Elisa pasó por la puerta, vio a Fernando allí parado, aun esperando, y la sorprendió por completo: "Sr. Dawson, ¿me estaba esperando a mí?"
Ya mucho más sobria, no tenía problemas en charlar con el hombre.
Fernando miró a Elisa con una sonrisa jocosa y le dijo: "Mi futura novia está borracha, creo que es buena idea que me quede a su lado".
La joven ya se sentía ruborizada por el alcohol, pero las palabras del hombre sólo hicieron que sus mejillas se pusieran más coloradas.
"Mi secretaria me está esperando afuera".
"Entonces tendré que acompañarte allí".
A Elisa le parecía sensato lo que le decía el hombre, así que aceptó sin problemas.
En el momento que salió del ascensor, la joven chocó nuevamente contra alguien, esta vez, una chica que corría hacia ella. Al golpear, volvió a perder el balance y tambaleó, a punto de caer al suelo.
Fernando extendió la mano y estabilizó a Elisa antes de que cayera al suelo.
La joven recuperó la compostura, y cuando miró hacia arriba, se encontró con Cecilia y Fabián ingresando por la entrada del hotel.
En ese momento, Elisa recobró completamente su conciencia.
Cuando Cecilia la vio, casi inconscientemente, miró a Fabián y dijo: "Cariño, ¿esa es Elisa?"
El hombre no le contestó, pero mantuvo una mirada fría y distante.
Elisa rápidamente miró hacia otro lado, haciendo como que no había visto a la pareja, y pasó a su lado fingiendo desconocer lo que sucedía.
Fernando miró a Fabián por un segundo con sus amenazadores ojos marrones y siguió a la joven.
Al verlos alejarse, Fabián los siguió con su mirada casi inexpresiva, y volvió a mirar a Cecilia.
Ella finalmente había encontrado la oportunidad de regresar a Los Ángeles, y temía que Fabián le ordenara a su familia que la enviara de nuevo a casa.
Cecilia estaba un poco asustada de que Fabián continuara observándola con una mirada tan fría: "Cariño...".
Con firmeza, el hombre le respondió: "No deberías llamarme cariño”.
Al escuchar esas palabras tan duras, su rostro palideció y se puso tensa.
"Sra. Marques".
Lucía ya había llamado a un chófer y estaría allí en diez minutos.
El frío viento de la noche golpeó el rostro de Elisa y se sintió mucho más lúcida. Se paró en la entrada del hotel y se quedó observando un auto cercano con la mirada perdida.
Cuando Lucía vio a Fernando, se sorprendió un poco: "Hola, señor Dawson".
Fernando miró a Elisa y preguntó con curiosidad: "¿Ya llamaste a un chófer?"
"Sí".
Lucía sabía que a la joven no le agradaba mucho Fernando, especialmente porque era un galán con todas las mujeres.
Incluso, unos días atrás, Fabián la había llamado para que estuviera atenta a los movimientos de aquel hombre.
Por eso, cuando Fernando le habló, ella contestó de manera concisa, sin aclarar nada más.