Capítulo 10
928palabras
2024-01-10 10:34
Elisa asistió al banquete con la idea de relacionarse con la alta sociedad de Los Ángeles. Después de todo, ya no era la esposa de Fabián, sino la gerente general de Marques Group.
A diferencia de las mujeres, que solo estaban chismoseando sobre Elisa, a los empresarios les preocupaba que dicha chica tuviera la potestad de intervenir en los negocios que tenían con Marques Group.
Por lo tanto, muchos de ellos fueron a saludarla para hablar de aquellos negocios.
Charlar sobre trabajo cansó a Elisa, así que buscó una excusa para tomarse un descanso en el comedor.
La chica dejó su copa de vino tinto sobre la mesa y agarró un vaso de jugo. Acto seguido, levantó la mirada, solo para ver a Isabella y sus amigas acercándose furiosas hacia ella.
"¿Qué hace una pobretona como tú en una fiesta tan elegante, Elisa? ¿Acaso te acostaste con algún mujeriego adinerado para que te hiciera el favor de traerte?", comentó Isabella.
Elisa miró a su excuñada con una sonrisa y contestó: "Si no eres lo suficientemente inteligente para saber qué es lo que te conviene ahora, deberías volver a la escuela, Isabella. Tal vez no vuelvas a deshonrar a tu familia si aprendes un poco más".
"¡Pero...! ¡¿Cómo te atreves a insultarme?! ¡Ya verás cómo hago que los guardias te echen a ti y a tu amiga!", le gritó enfadada.
Tras eso, Isabella se fue furiosa a buscar a los agentes de seguridad.
Por su parte, Elisa se limitó a sonreír en tanto miraba a la gente a su alrededor. A fin de cuentas, si su excuñada quería ser humillada, ella no la detendría.
Minutos después, la jovencita James regresó con un par de guardias, lo que llamó la atención de todos los invitados.
Cuando llegó con Elisa y Anna, las miró con arrogancia a medida que decía: "Agentes, estas dos mujeres se han colado al banquete sin invitación. Échenlas de inmediato de este lugar".
Los guardias de seguridad dudaron en obedecer a Isabella, pues las chicas llevaban vestidos muy elegantes como para estar en la fiesta sin haber sido invitadas. Después de todo, ellos no querían ofender a ninguna dama adinerada.
Al ver que los hombres no se movían, Mia insistió: "¿Qué están esperando? A Isabella le intentaron robar su pulsera en un descuido y seguro fueron este par de ladronas. ¡Échenlas ya!".
Cuando la gente escuchó a la chica, empezaron a cotillear al respecto. Del mismo modo, los agentes tuvieron que obedecer la orden de Isabella ante la grave acusación. "Señoritas, con mucha pena, les pedimos que se retiren en este mismo instante, por favor", dijo uno de ellos.
"Agentes, esta es mi carta de invitación", contestó la mujer a medida que les entregaba un sobre. "Revísenlo, por favor. Mi nombre es Elisa".
No obstante, Isabella logró agarrar el sobre antes que el guardia lo hiciera. Luego, mientras lo observaba, se burló: "Lo más probable es que lo hayas falsificado. Todo el mundo sabe que no eres nadie desde que dejaste de formar parte de nuestra familia".
Elisa mostró una expresión seria en su rostro ante los comentarios de su excuñada. "Srta. James, ¿por qué no le pregunta al joven Hugo si fui invitada o no?", sugirió, intentando mantener la calma.
Isabella se giró y vio al joven Davies entre la multitud, muy atento a la discusión. Entonces, le levantó la mano para llamar su atención. "Hugo, Elisa y su amiga se han colado a la fiesta para robar. Hace un momento, casi me quitan mi pulsera en un descuido. Ordénale a los guardias que las echen de inmediato", le dijo.
Algo avergonzado por lo que estaba sucediendo, Hugo le contestó: "Isabella, estás cometiendo un gran error. Yo invité a Elisa".
La chica se quedó pasmada al escuchar la respuesta del joven Davies. Ella había hecho un gran alboroto, pero fue en vano. Al final, solo hizo el ridículo.
Bajo la mirada desdeñosa de los demás invitados, Isabella decidió mantener su mentira para evitar sentir más vergüenza. "Bueno, si no se puede ir, quiero que se disculpe conmigo. ¡Casi me roba mi pulsera!".
Como la chica había incriminado muchas veces a Elisa durante el tiempo que ella estuvo casada con su hermano, creyó que podía volver a hacerlo ahora.
Mas, Elisa ya no era la misma chica tímida e indefensa que solía ser.
Anna se sintió tan enojada por la situación, que temblaba de la ira. Ella quiso defender a su amiga, pero Elisa se lo impidió.
"¿Disculparme? Bueno, ¿qué te parece si te pido perdón bebiéndome el vino? ¿Es suficiente para ti?", preguntó la mujer, levantando una copa de la mesa de al lado.
"Soy una chica comprensiva, así que aceptaré tus disculpas", contestó. Aunque Isabella quería seguir fastidiando a su excuñada, sabía que tenía que controlarse.
"Srta. James, agradezco que sea tan comprensiva", sonrió Elisa.
Tras una breve pausa, la mujer continuó: "Por cierto, me gustaría saber cuánto cuesta la pulsera que estuve a punto de robarle".
"Este es un brazalete de edición limitada, así que está valorado en cien mil dólares. Tú jamás podrías comprarte algo así".
Elisa enarcó las cejas y caminó directamente hacia Isabella con la copa de vino tinto en la mano. Cuando estuvo frente a ella, la miró seriamente y le dijo: "Lo siento, Srta. James. A mí no me gusta perder".
Mientras hablaba, la mujer levantó la copa sobre la cabeza de su excuñada y vertió el vino encima de ella.
Aquello, dejó en ridículo a Isabella, quien comenzó a gritar en cuanto sintió el líquido en su cabello.