Capítulo 3
909palabras
2024-01-10 09:47
Elisa y Anna fueron a un restaurante de comida francesa, donde comieron hasta quedar satisfechas. Después de eso, fueron a beber y bailar toda la noche. Ellas llegaron a casa temprano por la mañana. Elisa se instaló en una habitación y se quedó profundamente dormida.
Cuando despertó, sentía el cuerpo totalmente débil y adolorido, como si un coche la hubiera aplastado repetidas veces.
De pronto, Anna entró en la habitación de Elisa con un vaso de leche y se lo entregó. "Las noticias se difunden muy rápido en Internet", le dijo.

"¿En serio? Me gustaría ver qué están posteando en las redes sociales. ¿Sabes dónde está mi celular?". La chica tomó un sorbo de leche en tanto su amiga le alcanzaba su móvil. Luego, entró a Twitter y empezó a deslizar el dedo.
El trending topic de la red social estaba enfocado en el empujón a la piscina de Elisa a Cecilia en el cumpleaños de Santiago. La chica deslizó la pantalla de su celular para leer los mensajes. La mayoría reprochaba a Elisa por ser perversa, mientras que otras decían que ella era demasiado ordinaria como para casarse con un tipo tan adinerado como Fabián. Algunos incluso la acusaron de haber tramado un plan para lograr formar parte de una familia bien posicionada económicamente.
Al público le interesaba mucho el escándalo de las familias ricas, y a Cecilia le gustaba exponer su vida. Por lo tanto, la familia James era como una especie de copia de los Kardashian, demasiado mediáticos.
"Elisa, sabes que esos crueles comentarios no son ciertos. No estés triste, ¿sí?", la consoló Anna.
"¿Triste?", preguntó la mujer con una sonrisa para luego sacar un documento de su bolso y entregárselo a su amiga. "Mira esto", le dijo.
Confundida, Anna comenzó a leer la hoja, la cual resultó ser un acta de divorcio. Ella miró con sorpresa a Elisa y continuó analizando el contenido del documento. "Querida, ¿por qué renunciaste a la pensión alimenticia? Fabián debería pagarla".

"Por favor, Anna. Sabes que no me importa el dinero. Vamos, coge la llave del auto. Tenemos que ir al despacho de Fabián". Elisa se terminó la leche de un trago y a continuación entró en el baño con su neceser.
Después de tres años de matrimonio, la mujer se cansó de los maltratos de su esposo.
Una hora más tarde, Elisa llegó al edificio de oficinas del Grupo James en Los Ángeles con el acuerdo de divorcio. Ante eso, la secretaria fue enseguida a informarle a Fabián que su esposa había llegado.
"Déjala entrar", ordenó el hombre.

"De acuerdo, Sr. James", asintió la chica para luego salir del despacho.
Elisa caminó hacia la oficina de su esposo con sus tacones altos. Cuando llegó, llamó a la puerta, pero la abrió de un empujón antes que la atendieran. Entonces, tiró el documento muy tranquilamente sobre el escritorio de Fabián y le dijo: "Te espero mañana a las nueve en punto para iniciar los trámites de divorcio. Espero que llegues a tiempo".
Dicho esto, la chica se dio vuelta y se fue sin vacilar.
Sentado en su escritorio, el hombre observó a Elisa alejarse a medida que sus ojos se tornaban furiosos. Él cogió el acta de divorció y, tras leerlo, notó que la mujer ya lo había firmado.
Asimismo, le llamó la atención que las normativas exponían claramente que Elisa renunciaba a cualquier bien o beneficio, lo que incluía la pensión alimenticia.
Fabián no podía creer que la mujer no quería nada, así que se burló con una mueca de desprecio.
¿Cómo pudo Elisa ser tan arrogante en algo como esto?
¿O es que solo estaba fingiendo para que él creyera que no le interesaba su dinero en lo absoluto?
Con eso en mente, Fabián decidió averiguar si ella realmente quería divorciarse o si simplemente fingía.
Elisa salió del edificio de muy buen humor. Ella pensó que estaría triste por el divorcio, pero, muy por el contrario, estaba bastante tranquila.
Tal vez porque se había decepcionado tantas veces del hombre que amaba. Por eso, ahora era un alivio poder separarse de él.
Cuando llegó al auto de Anna, la encontró hablando por celular. Enseguida, ella tocó la ventanilla, por lo que su amiga se apresuró en abrir la puerta.
Elisa se sentó en silencio en el auto, se abrochó el cinturón de seguridad y, al levantar la mirada, vio que Anna le estaba pasando el teléfono móvil.
"¿Quién es?", preguntó ella, levantando una ceja.
"El Sr. Marques", contestó.
Elisa se quedó pasmada por unos segundos antes de tomar la llamada. "Hola, papá", dijo.
"Después de tres años, ¿no crees que ya es hora de que mi querida niña vuelva a casa?", respondió el Sr. Marques sin pensarlo dos veces. Al escuchar la familiar voz, Elisa tuvo muchas ganas de llorar.
Hace tres años, los padres de la chica, y sus amigos, estaban en contra de su matrimonio con Fabián. Sin embargo, ella insistió, pues creía que las cosas serían recíprocas si trataba con cariño a aquel hombre.
No obstante, el tiempo que permaneció casada solo le demostró lo equivocada que estuvo.
Al final, Fabián se casó con ella porque Cecilia se convirtió en la esposa de su hermano mayor. Él no la amaba, ni la admiraba, solo buscó una segunda opción que reemplazara a la mujer de la que estaba verdaderamente enamorado, Cecilia.
Elisa meditó en ello y, tras caer en cuenta de su mala decisión, comenzó a llorar.