Capítulo 24
2058palabras
2024-01-02 10:36
Wuotan se detuvo.
"… ¡Mientras va paseando por el bosque en busca de flores!", continué, y él volvió a retomar la faena. "Solía recoger margaritas y era amiga de las criaturas del bosque. Las ardillas a veces veían cómo se la llevaban y parloteaban y masticaban nueces mientras ellos la f*llaban brutalmente…". En realidad, me estaba inventando esos últimos detalles, ya que estaba haciendo cualquier cosa con tal de que él no se detuviera y que siguiera l*miéndome hasta que alcanzara mi punto máximo. Fue exquisita la manera en la que fue descendiendo hasta que mi mente y mi cuerpo explotaron con el org*smo. Ola tras ola de pl*cer me atravesaron, bañándome con miles de sensaciones, desde la cima de mi cabeza hasta los dedos de los pies. Entonces, emití una especie de grito ahogado.
Mis bandidos murmuraban entre ellos, cosa que en ese momento me parecieron insignificantes al lado de los destellos que aún sentía en mi interior.

Cuando por fin recuperé los sentidos, jadeé con satisfacción. Me sentí como si fuera algo andrajoso que se hubiera arrastrado a la orilla.
Hubo un silencio, aunque no tardó en romperse. "¿Eran dos tipos del bosque?", preguntó Thuner. "Wuotan, vamos a tener que comprarnos unos sombreritos verdes".
Me arranqué la venda de los ojos y golpeé a Thuner con ella.
Él me agarró la muñeca y la sujetó a la cama. También me inmovilizó el otro brazo. "A decir verdad, eso sonó demasiado caliente".
"De hecho, fue bastante estimulante", Wuotan me liberó los tobillos de sus ataduras y se arrastró hasta la cama para acomodarse a mi lado, colocando una mano sobre mi vientre y empujando su p*ne contra mi cadera. "¿Tú también piensas lo mismo, Júpiter?", Wuotan inquirió.
Levanté la cabeza y vi a Júpiter, de pie en la puerta y con los brazos cruzados al nivel del pecho.

«¡¿Pero qué rayos?! ¡¿Nos estuvo mirando todo el tiempo?!», pensé.
"Entonces, ¿eso es lo que les gustan a las chicas? ¿P*rno de dibujos animados? Siempre me pregunté quién diablos los miraría", espetó júpiter antes de retirarse.
"Creo que necesitaremos algunos cepos rústicos. Nunca consideramos tener algo así en nuestro escondite", propuso Wuotan.
Thuner sonrió y contribuyó: "Sí, también arcos y flechas".

"No me digan que Júpiter estuvo mirando todo el tiempo sin que yo lo supiera", me quejé.
"¿Por qué? ¿Tienes algún problema con eso?", preguntó Wuotan. Su barba se veía más abundante que antes, y eso lo hacía ver más provocativo y atractivo. Además, noté que tenía un pequeño lunar en la parte superior del pómulo, justo donde sus gafas solían taparlo.
"No, solo quería saber". Entonces, eso significaba que de verdad estuvo allí todo el tiempo. No sabía qué pensar al respecto.
"Ah, también te vamos a conseguir orejas", agregó Thuner, soltando mis brazos y pasando un dedo por mi oreja antes de besármela.
"¿Mirar es lo único que hace?", hice otra pregunta.
"Bueno, él solía ser un participante, pero todo quedó en el pasado", reveló Wuotan.
"Al menos entró, eso es un buen comienzo", susurró Thuner.
"¿Tienen un escondite?", interrogué.
"Varios", Wuotan me acarició el vientre a la vez que Thuner tenía sus dedos en mi p*zón. Alcancé su fuerte brazo y acaricié su hombro. Luego, bajé las manos para tocar los mi*mbros de ambos. Enseguida, nos sumimos en caricias, y pronto me abrumé por la sensación que me provocaban sus manos y lenguas sobre mí.
Hasta eso se parecía mucho al salto de esquí: es abrumador y confuso hasta que te liberas y percibes la mejor sensación del mundo.
"Quiero que me f*llen y que me llenen. ¡Háganlo, por favor!", les rogué.
"Ya lo haremos".
Envolví los dedos alrededor de la sedosa y dura er*cción de Thuner. No logré hacer lo mismo con el de Wuotan porque se había puesto fuera de mi alcance, pero lo agarré del pelo y lo atraje a mí. Él me besó y luego me mordió el labio. Por la forma en la que respiraba, supe que se estaba m*sturbando, lo cual hizo que me exc*tara más.
"¿Quieres que Júpiter se una?", Wuotan preguntó entre jadeos.
"¿Ahora mismo?".
"No lo hará ahora, pero ¿quieres que lo haga en algún momento?".
"Pues, sí", admití. Me sorprendió que aquello no les hubiera parecido obvio. "¿Saben? Esto es algo nuevo para mí…". Sentí el mi*mbro de Thuner endurecer cada vez más, por lo que se me dificultó concentrarme y pensar.
"¿Quieres un cuarteto?", inquirió Thuner. "Apuesto a que no sabes cómo hacerlo con tres leñadores. Ah, si tan solo hubiera algunos diagramas o dibujos animados que te pudiéramos mostrar…".
"Oye, no te burles", me quejé.
"No te preocupes por la logística, Aset", dijo Wuotan. "Somos expertos en llevar a cabo cualquier tipo de trabajo, preciosa".
Sonreí, sintiéndome intoxicada y ansiosa. Deseaba que me f*llaran y que me llenaran. "Bien, ya fue suficiente", indiqué, cansada de tantas palabrerías. "Continuemos".
Wuotan tomó mi montículo con fuerza.
"Ah, sí", jadeé.
"Date la vuelta", susurró Wuotan en un tono demandante.
Despacio, solté a Thuner y me giré para ponerme boca abajo, temblando con ansias.
"Así no", manifestó Wuotan a la par que me acariciaba el trasero. "Ponte de rodillas".
Me arrodillé en la cama, y ahora que mi s*xo estaba expuesto al aire fresco, me sentí más m*jada. ¿Me azotarían? Que yo recordara, no había hecho nada malo en aquel momento aparte de responderles de manera tajante por una o dos veces.
Wuotan se deslizó para sentarse contra la cabecera de la cama, mirándome fijamente a los ojos. "Quiero que me la ch*pes como lo hiciste con Thuner. ¿Recuerdas cómo? Hazlo de una manera que te ponga a disposición de Thuner. Abre las piernas, corazón".
Acaté a cada una de sus indicaciones.
"Thuner, ponte detrás de ella y fóll*la, pero no por el c*lo. Recuerda que necesita que la toques para que llegue al org*smo, aunque yo seré quien diga cuándo se puede c*rrer".
¡¿Por qué tantas órdenes?! Aparte, él sabía que necesitaba que me tocaran para llegar al clím*x. Wuotan era como Sherlock Homes en el ámbito s*xual.
Me incliné hacia Wuotan y tomé solo la punta de su p*ne en mi boca, pensando en hacer algo fantástico con la lengua. Me había puesto muy c*chonda otra vez.
En ese instante, escuché crujidos detrás de mí. Thuner estaba destapando un condón.
"No, no, no", Wuotan me agarró del cabello y me obligó a inclinar la cabeza hacia él, con claras intenciones de emb*stir mi boca. "He esperado por muchísimo tiempo, así que asegúrate de s*ccionarlo con fuerza y de sostenerlo con la mano", indicó.
Me dio más órdenes, y una emoción oscura me atravesó cuando lo agarré por la base con una mano y lo ch*pé como él quería.
De pronto, sentí el tanteo del p*ne de Thuner en mi clít*ris, deslizándoce hacia arriba y hacia abajo, esparciendo sus fluidos por todas partes. Todos mis nervios de esa zona se sentían expuestos y hormigueantes. Estaba desesperada por tenerlo dentro de mí.
"Ahora, mis test*culos", indicó Wuotan, guiando mi mando hacia abajo para que los tomara.
Thuner se abrió paso a mi entrada, solo con su gruesa punta, cosa que provocó que me estremeciera por completo y que sintiera que ya podría c*rrerme.
"Estás demasiado m*jada", comentó Thuner, presionando solo una parte de su er*cción dentro de mi resbaladizo canal. "Uf", jadeó a la par que se seguía abriendo paso.
Me detuve para disfrutar cómo me iba pen*trando profunda y brutalmente.
Wuotan gruñó y me tomó de nuevo por el cabello, empujándome un tanto la cabeza para recordarme la responsabilidad que tenía sobre su p*ne. Mientras Thuner se retiraba y se sumergía en mí una y otra vez, yo succ*onaba el mi*mbro de Wuotan, usando mi mano para acariciar su fabulosa y gruesa base. Luego, Thuner se acercó para frotarme el clít*ris. Era como si los tres estuviéramos conectados, nuestros jadeos resonaban juntos y el er*tismo nos rodeaba.
No… más bien, era como si hubiéramos creado un solo animal, un ser l*jurioso que solo buscaba pl*cer. Nunca había sentido algo así en mi vida, era inigualable la forma en la que los tres intensificábamos aquellas sensaciones.
"Hazlo con los dientes", rechinó Wuotan, a lo que yo dejé que la punta de mis dientes rozaran su f*lo de arriba a abajo. Él emitió un suspiro y marcó un nuevo ritmo, presionando mi cabeza y, de vez en cuando, pellizcando uno de mis p*zones con su otra mano.
Me di cuenta de que él estaba a punto de v*nirse. Quería empujarlo y concentrarme únicamente en él, no obstante, nuestro trío era demasiado maravilloso como para dejar por fuera a una persona. Thuner me emb*stió con más ímpetu, frotándome el clít*ris con su suave y resbaladizo dedo, realizando movimientos prolongados de arriba hacia abajo.
Wuotan me jaló del cabello con fuerza, agregándole una nueva nota traviesa a nuestra sinfonía er*tica.
Alguno de los dos jadeó, y sentí que las olas de pl*cer se agolpaban en mi interior. Estaba a punto de c*rrerme y tendría que pensar en algo horrible si quisiera contenerme.
Por suerte, Wuotan me sacó de la miseria: "Hazlo, Aset, libéralo… Córr*te delante de nosotros".
Estaba completamente sumergida en la faena y sus palabras me llevaron al borde de un caos de sensaciones. No solo mi v*gina me palpitaba, sino también mi abdomen bajo y mis ojos.
Wuotan presionó más mi cabeza con su mano para dar un último empujón, provocando que su p*ne vibrara en mi boca y soltara s*men en mi garganta.
"J*der, ya no puedo más", avisó Thuner a la par que me apretaba las caderas y me daba las últimas estocadas para finalmente c*rrerse con brusquedad. "¡Mi*rda!".
El p*ne de Wuotan se quedó inmóvil en mi boca, pero cambió el movimiento de su mano: en lugar de empujarme, comenzó a acariciarme el cabello. "Aset", susurró a la vez que apartaba mi boca de él.
Besé su bronceado abdomen y ascendí por la línea de vellos que terminaba en su ombligo, por una parte, para limpiarme los labios; y por otra, porque me dieron ganas de hacerlo. Fui repartiendo más besos hacia arriba en lo que Thuner salía de mí. Luego, Wuotan se puso de rodillas y me besó de manera apasionada o, quizá, hasta de forma romántica.
Habíamos f*llado con tanta intensidad y tenido tantos juegos mentales que aquel beso romántico me tomó por sorpresa y me dejó sin aliento. Aun así, correspondí el contacto, me dejé llevar y lo disfruté.
A pesar de que Thuner se levantó de la cama y encendió la luz del baño, Wuotan me siguió besando. Al final, hizo que me acostara sobre mi espalda y se colocó encima de mí, con las manos al lado de mis hombros y con sus rodillas al lado de las mías. Así nos quedamos: mirándonos a los ojos.
Me encantaba estar desnuda debajo de ese hombre que apenas conocía. Sentía que mi conexión con él iba más allá de la que tenía con la mayoría de las personas en mi vida. Supongo que habíamos compartido muchísimos momentos intensos, no solo con él, sino también con Thuner y Júpiter.
"Sentí que los tres nos habíamos vuelto uno solo", confesé, y alcancé a percibir cierto dolor en su mirada.
"Lo sé", respondió, se agachó y se acomodó a mi lado, encimándose un poco sobre mí y colocando un brazo de manera posesiva en mi abdomen.
¿Estaba triste porque me iría?
Thuner volvió y se tumbó detrás de Wuotan, rodeándonos a ambos con un brazo.
Aunque me sorprendió, no me extrañó que se sintieran tan cómodos tocándose así. A decir verdad, anhelaba por más.
"Júpiter no te dejará quedarte", dijo Wuotan, como si me leyera la mente.
Thuner apoyó la barbilla en el brazo de Wuotan, y este se giró para mirarlo. Habían intercambiado otro mensaje de forma telepática, y yo no pude descifrarlo.
Pensé con mucho pesar en cómo mis ladrones me iban a expulsar del grupo. Sea como fuera, estaba determinada a no quedarme en Baylortown, y aquel sería un regalo que ellos me concederían.
Tal vez podría usar mi parte del dinero para establecer un equipo de aventuras de algún tipo después de terminar la universidad, un plan escolar de puenting o algo parecido. Sin embargo, aquellos deportes ya no me parecían tan emocionantes si los comparaba con mis ladrones de bancos.