Capítulo 76
790palabras
2023-11-27 14:30
Al ver la situación tan problemática en la que estaba Yun, muchos decidieron respaldarla. Por ende se desquitaron asignándole a Cha todo el trabajo agotador. Desde mover equipos hasta comprar el almuerzo, llevar té y agua... Durante toda esa mañana, Cha no se detuvo.
Por suerte a ella no le importó hacer lo que fuese que le ordenaran, tampoco que la trataran de la manera en que lo hacían. Su objetivo era trabajar, no hacer amigos. Le bastaba con tratar a sus pares por igual y de forma sincera.
En otras palabras, no necesitaba rodearse de gente falsa.

Cabe destacar que ella creía en que solo el tiempo mostraba el verdadero corazón de las personas, por ello fue que tampoco prestó mucha atención al comportamiento de sus colegas.
Al mediodía, Cha deambulaba por el pasillo, comiendo su sándwich, cuando se topó con uno de sus compañeros fumando en la ventana.
Ella asintió hacia el como gesto de cortesía y luego buscó un lugar para sentarse.
Quizás debido a su presencia, el desconocido de inmediato apagó el cigarrillo. Lo cierto es que, un segundo después, se acercó a ella y le entregó una curita.
Antes de que siquiera pudiera reaccionar, él señaló su frente y le dijo: "Es mejor que te cubras la herida, así evitarás que se infecte".
Cha le respondió con una sonrisa: "Gracias". Justo después la otra parte se rascó la cabeza y avergonzado, se escapó.

Afortunadamente, Cha tenía buena vista, por lo que vio el nombre de aquel sujeto en su carnet: Han Chen.
A las cinco y media en punto, Cha salió del trabajo.
Tan pronto como dejó el edificio, un Mercedes-Benz negro se detuvo frente a ella. Posterior a eso, el chofer salió del auto y caminó en su dirección. "Señorita, vine a recogerla", le dijo el hombre con respeto.
"¿Por qué?".

"La tía Lan me ordenó que lo hiciera".
"Está bien, gracias".
"Es mi deber, señorita", le dijo el conductor mientras le abría la puerta del auto.
Yun, al ver la escena ante ella, de inmediato tomó una foto para enviársela a Sisi.
"Según mi tía, Cha encontró un hombre muy poderoso. ¿Es este? Ja, qué desatino tan grande. Este hombre es tan mayor que puede ser su padre. He de admitir que es muy buena encontrando viejos".
...
Cuando Cha regresó a la Villa Lanwan, la tía Lan ya había preparado la cena. Solo faltaba servir el último plato de sopa y podrían comenzar a comer.
Agotada después de haber trabajado en el estudio todo el día, Cha se puso las pantuflas y se sentó en el sofá. Luego de mal humor expresó: "Tía Lan, ¿puede, por favor, traerme un poco de agua?... No he tomado ni un sorbo hoy... Estoy tan cansada".
Cuando la tía Lan la escuchó, deprisa le sirvió un vaso de agua tibia. "Señora, aquí tiene su agua... Ay, ¿qué le pasó en la frente?".
De pie, en el segundo piso, Shenxing se detuvo al escuchar esas palabras.
¿Estaba herida?
Los fríos ojos del hombre no pudieron evitar enfocarse en la sala de estar, donde encontró la esbelta figura de Cha.
Tras observarla por unos instantes, vio que en su carita fatigada tenía una tirita. Efectivamente estaba herida. "Qué mujer tan tonta. ¿Cómo cree que la ayudará una curita?".
La mirada en los ojos de Shenxing pronto se oscureció. Y es que bueno, estaba enojado otra vez.
"¿Esto?", dijo Cha haciendo un gesto con los labios. "Alguien me lastimó".
"¿Quién fue esa persona tan cruel?".
"Mi superior".
Cuando Shenxing la escuchó, tomó en cuenta sus palabras.
La tía Lan se preocupó al ver a Cha de esa manera. Sin embargo, ella la consoló diciéndole: "Estoy bien, tía Lan. No es una herida profunda. Además, uno de mis compañeros me dio esta curita y ahora me siento mucho mejor".
"Déjame ver...".
Antes de que la tía Lan pudiera retirar la tirita en la frente de Cha, escuchó la fría orden de Shenxing. "Tía Lan, llama a Jin Sun".
"Está bien, joven amo, ¡lo haré ahora!", dijo la mujer y salió corriendo.
Cha no sabía quién era el tal Jin, por lo tanto, preguntó.
Shenxing abrió ligeramente sus delgados labios y le respondió: "El médico de familia".
Cha pensó por un momento en su herida. Según ella, sanaría rápido y no era necesario llamar a un médico, así que dijo: "Shenxing, es apenas un rasguño. ¡Estoy bien! No es necesario que llames a un médico".
"Vendrá aunque no quieras", dijo Shenxing.
Ante esas palabras, Cha quedó atónita. "Bueno...".
Shenxing se sentó a su lado y miró la tirita en su frente. ¿Acaso oyó mal? ¿Ella dijo que se la dio un compañero?
¡Ah, esa tirita era tan fea, pero tan fea!