Capítulo 54
890palabras
2023-11-13 15:33
La noche estaba muy tranquila. El silencio era tal que incluso se podía escuchar la respiración de ambos.
Con algo en mente y con Shenxing en el mismo dormitorio, Cha no podía conciliar el sueño; aun así, no se atrevió a moverse, pues temía que si hacía ruido, aquel hombre se molestara.
Después de pensar por largo rato, Cha habló en voz baja. "¿Shenxing?".
"Sí", él respondió con desgana.
"¿Estás dormido?".
"No".
En ese instante, Cha sintió que acababa de hacer una pregunta sin sentido. ¿Cómo es que él iba a responderle si dormía? ¡Qué tonta!
"Mmm, tengo algo que decirte".
"Te escucho".
"Verás, hace dos días mi padre me invitó a su casa, así que fui. Al ver la amabilidad con la que me trató, de inmediato supe que él sabía que alguien importante me respaldaba, entonces me aproveché de la situación y le dije que, de hecho, eras un hombre muy influyente; quería dejarle claro cuán poderoso eres. Por eso quiero pedirte disculpas, porque te usé como escudo sin antes avisarte. ¡Sé que no debí hacerlo!".
Hacía muchos días que Cha había querido decirle eso a Shenxing y es que temía que después de revelar tal información, Aiguo verificara la placa del auto, descubriera la identidad de Shenxing y le causara problemas.
En la oscuridad, el hombre se rio entre dientes. Era más que evidente que él era alguien con mucho poder. De solo ver lo que acababa de hacerle a Aiguo, ya no había necesidad de "aclarar" nada.
"Shenxing, no estás enojado, ¿verdad?".
"No".
Cuando él le respondió, Cha se conmovió. "¡Ah, eres tan generoso!". Después de una pausa dijo: "Por cierto, ¿será que, por favor, puedes decirle a tu amigo que deje de reprimir al Grupo Chu por ahora? En ese lugar está el esfuerzo y el trabajo de toda la vida de mi abuelo, por lo que me gustaría mantenerlo a flote. Dejaré que mi padre lo maneje hasta que yo pueda recuperarlo. ¿Es posible?".
Cha creía que Shenxing, a través de sus conexiones, estaba complicándole las cosas a Aiguo, ¡lo que ella no se imaginaba era que esa empresa era tan fuerte como un roble!
A pesar de que esa era la realidad de las cosas, Shenxing no tenía ánimos de darle explicaciones a Cha, por lo que solo le respondió: "Está bien".
"Gracias, Shenxing".
"Ya duérmete", él le respondió y cerró los ojos.
"Sí. Buenas noches, que descanses", dijo Cha.
Como la carga en la mente de la chica desapareció, pronto se durmió.
Sin embargo, Shenxing no pudo lograrlo.
Él no acostumbraba a compartir su habitación. Es más, desde niño siempre había estado solo. ¿Cómo es que se suponía que ahora durmiera tranquilo cuando a tan solo unos pocos pasos estaba la mujer que ahora era su esposa? Era muy complicado.
Shenxing, para pasar el tiempo, miró el sofá por un rato.
Allí vio a Cha durmiendo como un bebé en el útero de su madre; una postura que claramente demostraba que no se sentía segura.
Al verla así, Shenxing sintió un pellizco en el corazón y recordó lo lamentable que se veía cuando la dr*garon, también cómo llamaba a su madre en sueños.
Pensando en eso, él la observó por unos minutos antes de levantarse de la cama. Fue entonces cuando tomó una manta de terciopelo del armario y la arropó procurando que ella no se despertara.
La mujer dormía tan profundamente que no se dio cuenta. Solo susurró algo por lo bajo y volvió a dormirse.
En ese momento, Shenxing sintió que estaba... loco. ¿Qué era lo que acababa de hacer?
Si Ran, Jin y sus otros hermanos supieran esto, se reirían a carcajadas.
......
A la mañana siguiente, cuando Cha se despertó, no había rastro de Shenxing en la habitación.
Entonces se dispuso a levantarse del sofá. Al notar la manta que la cubría, se impresionó. ¿Acaso Shenxing...?
El dormitorio tenía calefacción, aun así, ¿él le colocó esa manta por si sentía frío? Sin duda, ese hombre no era tan insensible y distante como ella pensaba.
La mera idea de que Shenxing la cuidara de esa manera, hizo que el corazón de Cha se sintiera reconfortado.
Deprisa se lavó la cara y bajó las escaleras. Allí se encontró con la tía Lan quien la saludó con una gran sonrisa. "Señora, ya despertó. ¡Venga a desayunar!".
Más temprano esa mañana, Shenxing le dijo a la mujer que él y Cha estaban casados. Era por eso que ahora esta la trataba diferente y ya no la llamaba señorita Chu.
"Gracias, tía Lan", sonrió Cha.
Shenxing para ese momento, se encontraba sentado frente a una gran ventana y como de costumbre, sostenía su tableta en la mano mientras bebía café. El hombre tenía una mirada aguda y lucía de buen humor.
"Gracias por la manta", le dijo Cha mientras bebía un sorbo de jugo de naranja.
"No hay de qué", él le respondió con indiferencia. "Lo hice porque no me gustan los problemas".
"¿Mmm?", preguntó Cha, confundida.
"Si te resfrías, la tía Lan tendrá que hacer un esfuerzo extra para cuidarte", añadió en el mismo tono.
"Ah...".
¡Claro, era por eso!
Escuchar a Shenxing hablarle en ese tono, fue algo a lo que Cha no le dio importancia. Después de todo, no era como si él tratara con los demás de otra forma.