Capítulo 18
1420palabras
2023-10-27 13:56
Cuando Markel y Maura llegaron a su casa a las afueras de la ciudad. Él inmediatamente la guio a su habitación, el lugar era tan pequeño que estaba compuesto por una sala de estar y una cocina que era también parte del comedor. Al estar soltero nunca le importó lo limitado del lugar, especialmente porque rara vez estaba allí. Pero ahora sentía que su casa era demasiado pequeña al punto de no ser apropiada para la chica.
La sala tenía un sofá y una mesa. Por otro lado, el comedor contaba con una mesa y dos sillas. La cocina constaba de un fregadero y una estufa de gas. En la habitación solo había una cama individual y un armario de una sola puerta. Finalmente todo el pequeño terreno estaba rodeado por una valla de madera.
"Es bastante pequeño, puedes quedarte en la habitación y yo aquí en el sofá," dijo tímidamente rascando su cabeza.
"Markel, tu casa es muy linda. Me gusta," exclamó Maura alegremente colocando sus manos alrededor del cuello de él.
Ella lo besó abrazándolo amorosamente mientras él se sonrojó de vergüenza.
Quedó atónito permaneciendo de pie por un momento con sus ojos fijos en la hermosa y alegre chica frente a él.
"¿Qué? ¿No me crees? Realmente me gusta tu casa. Markel, quiero quedarme aquí contigo para siempre," susurró con anhelo esperanzada.
"Por supuesto, creo en ti. Es que no puedo ni pensar que todo esto sea real. Maura, ¡te prometo que estaré contigo por el resto de mi vida!" exclamó con cuidado amorosamente.
Debido a que salieron abruptamente, no pudieron traer las cosas de Maura. Fueron al supermercado a comprar algunas cosas para ella y algo de comida.
Él la observaba de reojo mientras ella empujaba el carrito de compras. Ella seleccionó cuidadosamente las verduras y frutas de los estantes antes de colocarlas en el carrito, comprobando el precio de cada artículo. Si estaba dentro de su presupuesto, ella asentía sonriendo con la cabeza pero si era muy caro, arrugaba la nariz y sacudía la cabeza mientras los colocaba de nuevo en los estantes.
Él se sintió tan atraído a ella mientras la veía. No pudo evitar sujetarla por la cintura y susurrarle al oído, "Solo compra las cosas que quieras. ¡Tengo suficiente dinero!" A lo que Maura fue muy inflexible explicándole. "¡No! Debemos ahorrar para el futuro. No quiero que te quedes como guardaespaldas de tu jefe para siempre," ella no podía ocultar su miedo y ansiedad cada vez que recordaba a Bagrat.
Él sintió su terror al pronunciar el nombre de su jefe. La abrazó fuerte y besó su cabello. “No dejaré que te pase nada malo. ¡Lo prometo!"
Maura permaneció en su lugar sin decir nada. En cambio, ella lo abrazó en la cintura, mientras tenía los ojos cerrados sintiendo que había encontrado un verdadero hogar.
Después de cenar, Markel se dispuso ir a dormir en el sofá para que Maura durmiera cómoda en la cama. Pero como él era un poco más alto comparado al sofá. no tuvo más remedio que doblar las piernas mientras estaba acostado. Cuando miraba al techo, escuchó un sonido proveniente del dormitorio. Se levantó de inmediato y abrió la puerta frenéticamente.
"Maura, ¿estás bien?" él preguntó presa del pánico.
Vio a Maura acostada en la cama acurrucada como una pelota, tenía los ojos cerrados pero estaba murmurando.
"¡No! ¡No! ¡ayúdame! ¡Él me va a matar! ¡Me v*olará!" Ella estaba teniendo una pesadilla.
Él fue a su lado rápidamente y la abrazó con fuerza. "Silencio, Estás teniendo una pesadilla. No te preocupes, estoy aquí para ti. Maura, te protegeré. ¡No te preocupes!".
Él acariciaba suavemente su espalda cuando ella despertó viéndolo abrazándola. Se acercó a él como si lo convirtiera en su escudo mientras tenía la frente empapada.
“Markel, tengo miedo. Mi sueño parecía tan real. Y si-"
"¡No! No sucederá, ¿sí? Ni lo pienses. ¿No confías en mí? ¡Puedo protegerte, lo juro!" exclamó él un poco molesto.
Una vez en su vida, se enamoró de una mujer y un hombre 'asquerosamente rico' se la arrebató. Ahora que se había enamorado nuevamente, ella no confiaba en él. ¡Eso le dolía mucho!
Cuando ella se dio cuenta de que su tono de voz había cambiado, dejó de hablar para escuchar los rápidos latidos del corazón de él. "Por favor quédate conmigo. No quiero dormir aquí sola," Suplicó con labios temblorosos.
Él pensó un rato, luego estuvo de acuerdo. Salió de la habitación, recogió la almohada y la manta del sofá. Al regresar a la habitación, los colocó al lado de ella acostándose cuidadosamente, dándose la cara mutuamente. Ella lo miró sonriendo a lo que él acaricio su suave rostro y así permanecieron durante bastante tiempo.
Ambos estaban enredados en la estrecha cama individual, cuando la lluvia comenzó a caer a cántaros afuera. Los patrones eran muy fuertes y rítmicos. Hacía mucho frío pero se abrazaron fuertemente dejando que el calor envolviera todos sus sentidos.
Al continuar la lluvia, a veces un destello de luz en zigzag proveniente de la ventana iluminaba la habitación oscura y un rugido del cielo hacía que la noche fuera aún más soñolienta. Los dos tuvieron un sueño profundo y tranquilo.
Cuando se despertaron al día siguiente, los restos de la lluvia de medianoche corrieron por todo el jardín. El suelo amaneció mojado. haciendo que la gente del pequeño pueblo se alegrara un poco. ya que esto significaba no regar sus plantas y cultivos. Esto les ahorraría mucho tiempo y energía.
"¡Buen día!" Maura lo saludó con una dulce sonrisa. Llevaba un delantal rojo oscuro mientras mezclaba una sopa de verduras con una cuchara grande en la cocina. El olor era tal que lo hizo abrazarla por detrás. Él besó levemente su cuello que estaba un poco inclinado, "¡Hmm! ¡Buenos días! ¡Huele bien!"
Él rara vez se despertaba por la mañana satisfecho y sonriente, la mayor parte del tiempo se despertaba atontado y de mal humor. Porque su despertador era lo que menos deseaba escuchar.
Pero esta vez lo que lo levantó fue un delicioso olor a comida proveniente de la cocina. Nunca pensó que el sentido del olfato pudiera despertar a una persona. Y de hecho, se dio cuenta que ésta era la vida con la que soñaba.
"¿Qué tal si no vas a trabajar hoy?" Preguntó ella rodeándole el cuello con las manos suplicándole con los ojos.
"No puedo. Anoche no me reporté a mi jefe. Si no voy a trabajar hoy, él podría ordenar a alguien que me busque," dijo vacilante.
No quería dejarla sola en la medida posible. Y su jefe, tan suspicaz como estaba siendo en ese momento, no tuvo más remedio que irse. Aunque, ella también tenía sentimientos encontrados.
"Volveré a casa temprano. No salgas por un tiempo, ¿de acuerdo?" Él dijo suavemente colocando algunos mechones de ella detrás de su oreja.
Maura entendió lo que quería decir, así que asintió dos veces mientras hacía pucheros con los labios. Ella se veía tan adorable que él no pudo resistirse a besar sus labios rojos.
"Entonces desayunemos", dijo acercándole una silla. A pesar que la mesa era pequeña, se veía suntuosa. Ella había preparado tres tipos de comidas para el desayuno, una sopa de verduras, pescado frito, y huevos fritos. También hizo arroz frito mezclado con guisantes y unas zanahorias cortadas en trozos pequeños. Y preparó un café.
Él comía alegremente mientras ella constantemente le llenaba el plato de comida, él tomó una tira de pescado frito y se la metió en la boca. "Debes comer también." Le limpió suavemente las comisuras de los labios que estaban manchados con el aceite.
Para Markel ese había sido el "mejor día" de su vida. Estaba tan sonriente cuando llegó a trabajar, que Bagrat lo notó de inmediato. "¿Qué es tan gracioso esta mañana que te ves tan raro?" Preguntó burlonamente este último.
"Ninguno, señor. ¡Ayer me lo pasé bien en el club!" Markel mintió mostrando su mirada burlona y repugnante.
"Te lo pasaste muy bien anoche ¡¿eh?! Olvidaste reportarte. ¡¿Estás propiciando tu desaparición, bulldog?!" Le gritó y lo abofeteó.
Markel ya se suponía este comentario ya esperaba esto, así que ni se inmutó, aun así trato de disimular. Finalmente, se tocó la cara hinchada y roja mirando a su jefe con miedo. Bagrat se calmaba al verlo sumiso. Su jefe sabía que siempre podría amordazarlo.
Lo que su jefe no sabía era que él sólo estaba fingiendo. En el fondo, simplemente estaba esperando el momento adecuado para morder a su abusivo dueño.