Capítulo 64
1110palabras
2023-09-23 20:59
Los rugidos resuenan por la Casa de entrenamiento, había gotas de Sangre, otros cuerpos sudorosos reposando por encima de los colchones - Atención Alfa Lillith ha llegado - Informó la voz de un guardia, todos se habían puesto de pies aquellos que le habían entregado el control a sus lobos de manera inmediata habían tomado el control, la loba había entrado su aura había inundado de manera rápida el salón de entrenamiento mientras todos se colocaban en orden para recibirla.
— No había necesidad de hacer esto - Lillith a pesar de tener una mirada cálida dejando en claro que todo estaba en orden, su postura de Alfa no disminuye, nadie podía intimidar a la loba - Necesitamos reforzar los perímetros, hemos recibido unas cuantas amenazas desconocidas en la noche de ayer entonces siendo leales a nuestra estirpe de protección que tenemos, no sabemos a qué tipo de amenaza nos estamos enfrentando - la voz de la Alfa era clara y contundente y se escuchó el gruñido de los lobos al escuchar que nuevamente eran amenazados.
—Alfa ¿La fragancia de los atacantes pudo ser detectado por nuestros Guardias? - Preguntó un Lobo.
—Ahí está nuestro principal inconveniente, no hemos detectado la fragancia, es por eso que debemos de doblegar las Guardias - Lillith los observo a todos - No estamos hablando de un ataque asesino y certero, estamos hablando de pequeñas advertencias que no sabemos que están buscando.
— No se preocupe Alfa, esta misma noche intensificaremos las observaciones en nuestros perímetros - Lillith no había dicho ninguna palabra más y se había dado la vuelta abandonando el salón de entrenamiento, la loba se había dirigido a la Casa del Mestizo encontrándose a Lilibeth y Killian tomando té, no importa que Lilibeth fuera una pequeña Loba salvaje seguía teniendo alma de niña, encantadora, pero asesina.
Dos meses habían pasado desde su llegada a Canadá, durante aquellos dos meses, Lillith había levantado El Congreso Lobuno, de hecho mañana se tendrá una Reunión importante en donde aparentemente los lobos habían llegado a un acuerdo universal, aquello había dejado satisfecho a la loba, teniendo en cuenta que el derecho de los desterrados había sido rescatado y así como los lobos tradicionales había respetado a los desterrados, Lillith también tomó la decisión de respetar la decisión de los Lobos Tradicionales.
En los alrededores se encontraban una manada vecina por supuesto tenía que cruzarse por el pueblo que ellos tenían como perímetro, mientras que en otro extremo se encontraba un pueblo aunque era más complicado llegar hasta ella, por el Río que los separaba y un camino rocoso imposibilita que se transite tranquilamente por ende llegar hasta el territorio de la Hermandad era difícil y más de noche, pero no era imposible además podría ser un buen punto a atacar, pero de la misma manera estaba muy apartado de todo y dejaba el ambiente tranquilo, pero en la noche anterior parece ser que la calma estaba siendo tentado.
— Ven aquí - Killian golpeo el asiento que tenía a su lado, pero Lillith se negó.
— Debemos de hablar - el tono utilizado por la loba le dejo en claro a Killian que su esposa quería hablar con él.
— Iré afuera a entretenerme con los chicos que entrenan - Lilibeth beso el rostro de su padre y abrazo a su madre, posteriormente salió de la casa.
— Beta ¿Ha podido averiguar qué ocurrió anoche? - Lillith se acercó a su marido sentándose en su regazo, en estos dos meses la loba había acomodó sus emociones, y no puede luchar en contra de la marca y los lazos que la une a Killian, sus vidas estaban entrelazadas en esta y en otras 7 vidas más.
— Hemos encontrado huellas de cachorros, quizás sean de perros nada más— Fueron las palabras de Killian mientras sus manos ascienden por la pierna de Lillith que cierra los ojos ante aquella caricia.
— En los dos meses que estuvimos aquí acomodando todo y acomodando a nuestra gente no hubo indicios de ninguna amenaza - Expuso Lillith - Pero ¿Has sabido algo de tu mamá? Ella es la única que podemos considerar peligrosa, teniendo en cuanta que los que les seguían a tu padre tienen una propuesta para mañana.
— Muriel, dime nada más Muriel, no vuelvas a decir que es mi madre, hubiera preferido mil veces nacer en un laboratorio que de ella, pero ella no nos está acechando, las personas que la tienen vigilada en Salem, que es en donde ella habita no han presenciado nada raro, pero en dos meses habrá Luna Azul, aquello que ocurre cada dos o 3 años, y según mi Origen de Mestizo esa Luna da más poder a las brujas como mi madre y más si consigue aquello que busca.
— Entonces, mejor la dejamos así y lo que sea aquello que nos está vigilando no es tan peligroso así lo presiento - Lillith sin previo aviso estampó sus labios en contra de los labios de Killian, la loba era una fiera ardiente, que ajustó sus sentidos para darse cuenta de que su hija estaba en las cercanías del perímetro muy lejos de ellos, entonces dejó que la pasión fluya, sintiendo la fiereza en aquella acción dominante de sexo, entre ella y el Beta, manos entrelazadas, cuerpos fundidos y convertidos en uno, besos y gemidos reinan en la casa del Mestizo.
Cuando la noche había llegado Lilibeth dormía en la cama que Killian le había colocado en la habitación de ellos, mientras Lillith velaba por el sueño de su hija, el Beta estaba rondando los perímetros, pero cruzando al otro territorio, entonces sus ojos amarillos captaron la presencia de 6 cachorros, que al momento de ver al Beta corrieron, no tenían ninguna fragancia y Killian decidió pasar por alto, teniendo en cuenta que ningún lobo puede convertirse antes de los 15 años incluso Lilibeth por ende él da por hecho de que los cachorros son solo perritos.
Los pasos de los 6 pequeños animales se perdieron en una pequeña cueva, lejos de la Hermandad y llegar hasta la cueva te quitaba una hora, los cachorros se ocultaron por debajo de la piedra.
— ¿A dónde han ido? - Pregunto un hombre desde la Oscuridad utilizando el enlace mental para escuchar la respuesta que sería dada por el mayor de los cachorros.
— Hemos descubierto que el bosque es habitado por una manada, se parecen a nosotros y.
— No vuelvan a ir, no saben en el peligro que estarán si alguien los descubre - sentenció el hombre, logrando que los 6 cachorritos agachen la cabeza, adorables, pero en sus ojos había tristeza.