Capítulo 63
1145palabras
2023-09-23 20:59
Lillith se había encargado de organizar absolutamente todo para la creación del Nuevo Congreso, las Leyes estipuladas y todo lo que implica ser Líder de una manada, la Loba no estaba dispuesta a que los suyos estuvieran desprotegidos y mucho menos estaba dispuesta a soportar que otros sean una amenaza para ellos, habían pasado 24 horas desde su llegada hasta el Bosque, de las cuales no había salido ni una sola vez del despacho, pero gracias a eso ya había terminado, su estómago gruñó y su loba quería estirar sus patas.
— Extraño a Lilibeth - La conexión se había activado y la voz de su loba llegó a su mente.
— Ya hemos terminado, vamos en busca de la nena - Lillith dejó ver una pequeña sonrisa, se había puesto de pie, se acercó hasta la ventana para abrir las cortinas y dejar que el sol entrará, pero allí observo a Lilibeth y Killian entrenando por encima de unos cuantos colchones, la niña tenía las habilidades de su padre, y aquello infló de orgullo el corazón de una madre.
— Ser Mestiza es ser Guerrera, porque estás dividida en dos universos y en algún momento ella los tendrá que defender - Expresó la Loba de Lillith.
— Ella será una gran Gobernante - Murmuró Lillith.
— Deberías de hablar ya con él, no podemos estar en la sombra del Peligro, él tiene sus planes, él sabe lo que ocurrirá, es por eso que desde mañana los Lobos Guardianes van a empezar a entrenar.
— Por supuesto que él sabe, pero también ya dijo que los Lobos no son oponentes para los Mestizos - Lillith había dirigido una mirada intensa hasta el punto en dónde están Lilibeth y Killian, el lobo sintió una molestia en su marca reconociendo que Lillith lo estaba observando.
— Los lobos somos capaces de entregar nuestras propias vidas por nuestro Territorio, y los desterrados no somos temerosos - La loba respondió con fiereza.
— No dudo de eso, pero conozco a Killian, no pondrá en peligro a su manada, no por el momento y el viaje que realizaremos nos dará un mejor panorama para todo.
— No podemos permitir que nuevamente destruyan nuestro Territorio, ya ella va destruyendo aquello que nosotros consideramos nuestro - Lillith cerró la conexión con su loba y salió afuera.
— ¡Mami! - Una pequeña niña que le había propinado un fuerte golpe a su padre al observar que su madre bajaba para dar por terminada el entrenamiento corrió a los brazos de la loba - Mami ¿Has terminado? ¿Estás cansada? - Lilibeth se acurrucó y busco toda la calidez de su madre en los brazos de ella, el Lobo se acercó a ellas y observó aquella imagen enternecedora que llenó de amor aquella mirada rara, pero encantadora.
— Claro Lilibeth, mamá vino a ti porque te extraña— Lillith beso la cabecita de su hija, pero también había dirigido su mirada al hombre que estaba por delante de ella.
— Vamos a comer con papá, de seguro tienes hambre - La niña movió sus pequeñas piernas aquello le dejo en claro a su madre que quería que la bajara y la loba obedeció colocando a su hija en el suelo, Lilibeth agarró las manos de su padre y las de su madre y con ella en el medio los guío hasta la cocina.
— Killian debemos de hablar - Lilibeth se había alejado con Rombel para ir a recorrer el territorio dejando a la pareja a solas - ¿Qué tan peligroso será nuestra Estadía en Salem y Forks? - La loba se posicionó por delante del Beta - Antes de irnos debemos de dejar en claro la posición en la que estamos, debemos de saber si los Lobos tradicionales son aliados o se convertirán en enemigos, debemos de saber si la especie de Licántropos estamos divididos o somos uno solo.
— Hablemos de lo que va a ocurrir con la Realeza, con el Congreso - Killian la miro profundamente y aquella mirada hizo que Lillith sintiera una rara sensación apoderándose de su cuerpo - ¿Vas a aceptar el Trono?.
— No, la Realeza Lobuna va a esperar por una nueva Reina, y es Lilibeth, el día que ella cumpla 18 años de edad, la Corona va a reposar en la cabeza de ella, mientras tú y yo vamos a preparar el camino de ella, yo seré la Alfa de los desterrados y la Alfa de los Alfas, no me interesa ser Reina, pero si quiero que los desterrados sean respetados, mañana haremos el Anuncio Oficial, además debemos de dar un recorrido y visitar a las Manadas, no buscamos Guerra, pero quien se atreva a convertirse en amenaza conocerá la muerte.
— Bien, esa es tu decisión, pero tú sabes que yo seguiré siendo el Beta - Killian corto la distancia, Lillith no retrocedió - Juntos vamos a velar por la Hermandad, quiero que el pasado de mi Origen quede atrás, cuando sepamos que estamos libres de enemigos hablaremos, porque has matado al Rey, pero sigo siendo el hijo del Rey, por ende el Trono me pertenece - Lillith lo había mirado con confusión - No me mires así, vas a entenderlo en su momento, y analizando que tan peligroso es el viaje, supera la escala a tener en cuenta, es tan peligroso como La Plata para nosotros.
- ¿Cuál es el Patrón?. — Ambos estaban cada vez más cerca y las manos del Beta arden por tocarla, y Lillith anhela aquel tacto.
— La muerte de la Mestiza, y sus dos descendientes más fuertes, ella ha elegido a dos Mestizos más para seguir su lema, si ella muere el segundo elegido podrá ser la destrucción de sus oponentes, si el segundo muere, el Tercero puede hacerlo, entonces debemos de conocer a los dos elegidos y acabar con ellos, la muerte de los 3 debe de ser al mismo tiempo, mismo segundo, misma profundidad de herida, la muerte de ellos es obligatoria de lo contrario todo es pérdida de tiempo - El Beta al expresar aquellas palabras terminó con la distancia que los separaba, sus manos subieron por la pierna de la loba, que cerró los ojos ante aquella caricia - Ten por seguro que vamos a enterrar a los 3, tanto como quiero estar enterrado en tu interior - Killian rompió la tela de la prenda de la loba y sin esperar la penetro con fiereza.
Lillith gimió al sentir la masculinidad invadiendo su cuerpo y al sentir otra embestida más la Loba cerró los ojos, pero la imagen de Muriel cautivó su mente.
— Si quieren la victoria tendrán que matar al Propio Killian y a la niña, porque mis Elegidos son ellos, mi hijo y mi nieta - la sonrisa malvada de la mujer hizo que Lillith abriera los ojos, su cuerpo estaba frío.