Capítulo 21
1569palabras
2023-09-23 19:03
- Lillith miró a los guardias y a Rox, la loba fue fulminada con la mirada por Lillith - Déjenla conmigo - Rox, tembló al escuchar las palabras de Lillith, la loba acababa de matar al Alfa de los Alfas, con aquella muerte podría desatarse el Infierno, Rox ya no tenía dudas de que Lillith no iba a dejar pasar absolutamente nada y que acabar con su vida para la Loba Blanca sería demasiado fácil - ¿Me tienes miedo? - Rox fue sostenida de manera fuerte de las muñecas por Lillith ambas mujeres estaban frente a frente, Rox seguía temblando mientras su mirada fijaba la mano de Lillith que tenía la sangre seca del Alfa por sus dedos.
— Suéltame - Alcanzó a decir Rox.
— No quiero soltarte puedo sentir la fragancia del miedo en ti, eres demasiado cobarde, para mi hombre eres muy poca cosa - Lillith la empujó con fuerza logrando que Rox se golpee de manera fuerte por el suelo, pero Lillith no la dejó ir - ¿Sabes quién tiene el control ahora? - Rox era sumisa ante Lillith - ¿Lo sabes? - Su voz cada vez más se volvía aún más poderosa - Responde maldita sea que no tenemos toda la noche para que me des la maldita respuesta - Lillith estuvo cerca de agacharse para tomar de la barbilla a Rox, pero se detuvo - Una Loba como yo, no puede agacharse ante alguien como tú.
— No olvides que todo puede darse vueltas y que te pueden destruir - Rox sacó las fortalezas para dar aquella respuesta, pero Lillith solamente dejó ver una pequeña sonrisa.
— Ponte de pie para que escuches lo que tengo que decirte - aquellas palabras vinieron en modo de orden y Rox había obedecido colocándose de pie ante Lillith - Por supuesto que pueden vencerme, por supuesto que pueden matarme, pero no serás tú, mucho menos alguien más inferior a mí, pero sabes algo, yo si puedo acabar contigo - Un cuchillo se posó en el pecho de Rox - Suplícame por tu miserable vida - La punta del cuchillo iba penetrando la piel de la mujer.
— ¡Lillith! - La voz de Killian hizo que Kairo gruñera, Rox agradeció la llegada del Beta, mientras que Lillith ni siquiera se había inmutado - Baja el cuchillo necesitamos hablar - El Beta no había dado ningún paso más, pero su presencia era muy fuerte - Lillith hazlo obedece mis órdenes, Loba.
— No tengo por qué obedecer tus órdenes, ¿La quieres proteger Killian? - La voz de Lillith era profunda y escalofriante, había apartado el cuchillo decidiendo darse la vuelta y enfrentarse con la mirada a Killian.
— Es mi mujer, por supuesto que voy a protegerla de ti y de quien sea así que aléjate de ella - Lo expresado por Killian hizo que ondas de color rojo se dieran vueltas en la mirada de Lillith, pero la Loba se mantuvo en silencio sin sacar a la superficie su genética salvaje y asesina, levantó el rostro que había bajado para disimular la ira y nuevamente realizó contacto visual con Killian.
— En ese caso como no soy tan mala dejaré que la pareja disfrute - Lillith había sonreído con total malicia acercándose al Beta - Pero dile a tu mujer que esta marca es la que te puede dominar - La yema de los dedos de Lillith acariciaron su marca en el cuello del Beta, aquella acción levanto los vellos de la piel del Beta— Pero siendo sincera ella es la Loba adecuada para ti, Rox es la loba para el Beta, tú no estás en mi nivel - Lillith ejerció un poco de presión en la marca y se acercó un poco más a Killian con claras intenciones de susurrar algo en el oído del hombre - te veo en la Casa de la Manada de Rosas de Luna cuando acabes tus amoríos con tu mujer - Lillith se alejó, pero luchando en contra de todos sus instintos de no perder la compostura y sacar su lado posesivo por el Beta, porque solamente ella sabía de los celos que la estaban consumiendo, eran celos rabiosos, la mujer cruzó los perímetros la calma era muy peligrosa mientras Rox quedaba en compañía de Killian sin hacer el intento de interrumpir las palabras murmuradas en secreto entre Killian y Lillith.
— El Beta se había dado la vuelta para observar el andar de Lillith, pero esta ya había desaparecido entre los arbustos, lo único que era visible era su sombra que también se iba perdiendo.
— Gracias Killian - Los brazos de Rox envolvieron el cuello del Beta que ni siquiera había esperado 30 segundos después de que Lillith se alejara para tirarse a los brazos del Beta - Te extrañe, tenemos que hacer lo posible para proteger a nuestra Hermandad la loba Blanca es un peligro ella es el camino a nuestra condena Killian, debes de matarla - El Beta arrugó la frente y cuando estaba cerca de responder, pero entonces alguien más llegó y era Rombel.
— Killian debemos tomar decisiones ahora mismo antes de que amanezca, tienes que tomar las riendas de la Hermandad porque estaremos en el ojo de la tormenta, debemos de defender nuestros Legados como Lobos desterrados, pero es que hemos matado al Alfa de los Alfas aquello, por la Diosa - La loba se llevó las manos en el rostro - al amanecer el día puede volverse oscuro para nosotros - Rombel luego de expresar aquellas palabras y de ganarse una mala mirada de parte de Rox por haber interrumpido el momento con Killian había suspirado.
— Cálmate, ahora mismo vamos al territorio conquistado allí veré todo lo que tenemos que hacer - Killian era el Rey de la calma, el hombre parecía tener todo bajo control - Acompáñenme hasta Rosas de Luna es allí donde sellaremos nuestros Destinos - El Beta se había alejado no sin antes dedicar una mirada al charco de sangre que reposaba en el suelo y la Cruz clavada en él sitió, Lillith era muy peligrosa y el Beta lo sabía, Kairo ya hace minutos había seguido los pasos de Lillith, el Jaguar parecía ser la mascota fiel de la loba abandonando a Killian.
—Las 3 personas se habían alejado, no se habían percatado que desde atrás de los árboles Saúl los observaba, el Alfa había ocultado su olor y la maldad en su mirada era evidente, no solo era cobarde también era alguien que no soportaba que su Beta fuera muy superior a él, Killian y los demás habían seguido su camino hasta cruzar los perímetros de la Hermandad mientras que Saúl se había dirigido al Perímetro Oeste, el Territorio de la Hermandad era extensa y tenía zonas muy estratégicas y misteriosas como en la que Saúl se estaba dirigiendo, era una pequeña Cueva oculta tras una cascada y muchos arbustos.
— El Alfa se introdujo al cruzar el agua, había pisado por unas cuantas serpientes, aquel lugar estaba abandonado y era muy peligroso, Saúl siguió avanzando hasta alcanzar el sitio que buscaba - ¿Quién es? - Preguntó una voz femenina, pero ronca.
— ¿Ya te has cansado de gritar? - Preguntó el Alfa con burla y malicia mientras analizaba todo a su alrededor.
— Me tienes de rehén desde hace años estás desafiando a los Dioses - La mujer no era visible por la oscuridad en que se encontraban, el olor de la humedad hizo que Saúl arrugue la nariz - Suéltame por favor - Suplicó la mujer.
— Una Pequeña Hada no es absolutamente importante para los Dioses - Saúl se burló— Bueno, pero si en realidad lo eres negociemos tu retorno al Paraíso, yo te dejó volver si tú me concedes un deseo con tus Dioses, quiero todo el poder de la Especie de Licántropos - El Hada que se encontraba en una Jaula había sonreído.
— No lo haré, no pienso dirigirme a mis Dioses para aquella solicitud estúpida, déjame decirte que el tiempo que me tienes de rehén son llevados en cuenta por el Paraíso, te aseguro que una vez que se cumpla el tiempo para venir por mí tú no lo pasarás bien, además aquella decisión le corresponde a la Diosa Luna - El Hada se había ocultado entre sus alas.
— Entonces no volverás al Paraíso y no importa cuánto te busquen tus Dioses, nunca darán contigo - Saúl salió de la cueva, pero ante aquella negativa el Alfa ya tenía otros planes - Todos los desterrados se convertirán en esclavos tengo la información que los Líderes del Congreso van a necesitar y mañana un Infierno aquellos que siguen a Killian vivirán - Saúl estaba totalmente decidido a traicionar su Legado de Alfa de la Hermandad de Lobos Desterrados La Manada todo porque su corazón está consumido por la Maldad y por no acortar que Killian a la larga se ha convertido en un oponente que no tenía pensado.
— El Alfa seguía su andar, en algunas partes aún se encontraban los restos de los pícaros que han sido asesinados - El rencor que habita en tu corazón te destruirá - las manos de una mujer cuya piel ya estaba arrugada detuvo el andar de Saúl, la Luna estaba oculta por las nubes y cuando Saúl buscó a la mujer que lo detuvo agachó de manera inmediata la cabeza.