Capítulo 84
1428palabras
2023-11-20 13:49
Me miro en el espejo y acarició lentamente mi vientre que aunque parezca imposible en una semana ha crecido bastante. La curva antes imperceptible ahora parece un baloncito que no deja de moverse sobre todo cuando los siente llegar a casa y ellos no podrían estar más encantados, le hablan por horas a través de mi ombligo, juegan con luces, le ponen música y le cuentan su día a detalle con especial atención en los sitios de la manada que le prometen pronto lo llevaran a conocer.
Es increible como dos hombres tan imponentes, músculos, temidos y peligrosos para el resto del mundo puedan volversen tan vulnerables cuando estamos en la intimidad de nuestro hogar.
Hemos decidido que para mitigar las ganas y también estar más atentos por si algún síntoma nos sorprende todas las noches duermo en compañía de Logan y Máximo, sus sentidos son mucho mas agudos y su calor me ayuda a dormir plácidamente.
Gracias a Dios la sala es amplia y los dos se pueden mover sin problema, con esto también logramos que todos podamos tener tiempo para compartir, porque ellos al igual que en su forma humana no quieren estar lejos de su cachorro.
La habitación de la casa a la que yo no había tenido acceso, para mi asombro resultó que desde que nos mudamos estaba amoblada para este bebé.
Cortinas de nubes adornan la ventana, estrellas cuelgan del techo y un sistema completo de monitoreo que imagino deben tener desde ya conectado a sus teléfonos me sorprenden al ingresar.
Paso mis manos por las paredes blancas y sonrió al ver los pequeños dibujos que se extienden por ella.
- ¿Por qué este cuento? - Les pregunto
- No existe uno que nos defina mejor. Somos tus lobos y tú la inocente caperucita roja que ha venido a cambiarnos la vida. - Dice Dáni
- Lo único que lamento en este momento es no poder ser más fieles a la historia y devorarte cada día. ¿Victoria porque tienes esa boca tan linda? - Me pregunta Daimon haciéndome reír.
- ¡Es para comerte mejor! - Le respondo y de inmediato siento sus labios posesivos atacar los míos.
Es verdad. Esta es nuestra historia, ellos me esperaban y yo sin saberlo transitaba un largo camino para poder encontrarlos.
- ¿Cuando compraron todo esto? Prácticamente no falta nada. - Les digo mientras me siento en la mecedora que dentro de poco usaré con mi bebé en los brazos.
Disfruto esta faceta que estamos viviendo, la adoración con la me tratan, la devoción con la que me aman y como nos protegen a frijolito y a mi.
- No te queríamos presionar, pero cuando iniciamos la construcción fue inevitable pensar en el espacio para él, su cuna, sus muebles, así que nos dejamos llevar por la emoción y bueno... - Dice Dániel girando mientras estira los brazos mostrándome. - No nos hizo esperar tanto, aunque lo habríamos hecho! Podríamos haber esperado pacientemente hasta que tú estuvieras lista y segura.
- ¡Es hermoso! Todo está perfecto - Logro responder mientras los abrazo. - El tiempo pasa tan rápido que en menos de lo que imaginamos lo tendremos corriendo por toda la casa. - Les digo y siento sus manos acariciarme y los dos asienten sonrientes.
- Bueno, debes ir a organízate. La ceremonia inicia en pocas horas y no se te ocurra arrepentirte a último momento, porque sabemos donde vives y no dudaremos en
venir a buscarte. - Ruedo los ojos al oír los comentarios de Daimon.
- ¿Y perdérme la oportunidad de verlos babear mientras me ven caminar hacia ustedes? - Les digo levantado la ceja - Además tengo muchas ganas de estrenar la lencería, aunque dudo que me quede ahora que estos están tan grandes - digo mientras me toco los senos que me han subido casi dos tallas.
- ¡Que tortura es esto mi pequeña! Muero por hacerte el amor. Con toda la leche que traigo cuando pueda tenerte si no te hago otro hijo te haré un queso. - Me dice Dáni y los tres estallamos en risas.
- ¿Se te prendió el romanticismo de tu hermano? - Le digo mientras vamos saliendo.
- ¡Mi pobre tesorito! Cuando el bebé nazca te vamos a dar tanto, que no podrás sentarte en una semana. - Me dice Dai sujetandome la cadera y pegándome su erección.
- Si siguen haciendo esto, ninguno de los tres llegará hoy a la ceremonia. - Les susurro sintiendo el deseo crecer en mi centro.
En la habitación me espera Angela que me ha ofrecido su ayuda con el maquillaje y el peinado. Mi cabello cae en ondas hasta la cadera y el vestido se ciñe como una segunda piel a mis pronunciadas curvas.
- ¡Los Alfas aullaran de emoción cuando te vean llegar, te ves tan hermosa Luna! - Me dice cuando estamos listas.
- No entiendo porque esos nombres - Dice mi madre y Angela tapa su boca avergonzada.
- Es la forma cariñosa en la que ellos nos dicen mami. Me ayudarías a acomodar el tocado - Le digo extendiendoselo y logrando que se le olvide el tema.
- Mi niñita, nunca serás lo suficientemente grande como para que eso te impida regresar a casa. Si algo va mal no dudes en volver!
No toleres que ellos te falten nunca al respeto, que jamás te pongan un dedo encima para agredirte porque lo que se permite se repite no lo olvides. ¿Entiendes hijita? - Me dice con los ojos vidriosos mientras me da su bendición.
Quiero responderle pero existen momentos donde las palabras sobran y este es uno de ellos, así que solo me lanzó a sus brazos y muevo la cabeza de arriba a abajo.
- ¡Te amo mucho mami! - Le digo y ella abanica mi rostro evitando que las lágrimas asomen.
- La chica se pondrá furiosa si te arruinas el maquillaje por las lágrimas. - Me dice y toma mi mano para que salgamos hacia donde nos esperan todos.
Si algún día soñé como seria este día me falto mucha pero mucha imaginación.
Miro emocionada como mis hombres se han esforzado por cada detalle, las flores, los pétalos en el camino que me conducirá a ellos, las luces colgando.
Todo es mucho mejor de lo que planifique.
No tengo dudas de que deseo pasar el resto de mi vida con ellos, pero eso no le quita el nerviosismo que estoy sintiéndo.
Sus ojos me miran fijamente y podría jurar que solo estamos los tres en este mundo.
Mi madre me presiona el brazo dándome fuerzas y eso mitiga un poco el temblor que me invade.
Sus trajes marcan sus músculos y se ven deliciosos... ¡Comibles! ¡Follables! Mamables!
El rubor llena mis mejillas y ellos sonríen de lado imaginándo los pensamientos pecaminosos que se cruzan por mi mente. Las hormonas no pudieron elegir mejor momento para atacar, me lamento mientras caminamos hacia ellos.
- Les entrego a mi niña, el tesoro de mi casa. Tratenla como vaso frágil en sus manos, porque no solo los golpes rompen, también las palabras y las acciones que se hacen y las que se omiten. Cuiden este corazón de oro que tiene y háganla feliz porque no merece menos. Apesar de que al enterarme me fue difícil aceptar la relación ahora se que ella es tan especial que Dios mando a dos Angeles igual de especiales para que la protejan, acompañen y amen. - Les dice mi madre mientras ellos toman mis manos y me reciben.
- Angeles propiamente no somos suegrita, pero especiales si ¡No imagina cuan particulares somos! Hablo por los dos cuando le aseguró que Victoria no podría estar en mejores manos. - Le dice Dai y sonrió al oirlo, mi amado siempre sin filtro para hablar.
Ellos son mi complemento ideal, la sensatez y la espontaneidad. Tan parecidos pero tan distintos a la vez.
- ¿En que pose nos imaginabas? - Me pregunta al oído Dáni mientras me acaricia la cara haciendo que el rubor vuelva a subir.
- Dániel apostaba por sandwich, pero yo creería por tu cara que era algo más oral - Me confiesa Daimon y empiezan a reír a costa de mi vergüenza.
- ¡No pensaba en nada de eso! - Les miento, porque eran precisamente esas imágenes las que llenaban mi mente. Sus cuerpos sudados, sus gemidos... ¡Dios como los deseo! -
Pero el saludo del chaman hace que nuestra concentración se centre solo en él. Pronto me convertiré en la señora Evans y eso me hace muy feliz.