Capítulo 56
1281palabras
2023-08-01 10:24
Almorzamos juntos y Dániel me hace recorrer todo el territorio escogiendo donde me gustaría que construyeran la casa, la forma y los detalles que deseo que tenga; recuerdo lo hermoso que me pareció el bungaló donde vive la abuela, la sensación calida y hogareña que senti.
- ¿Quieres que hagamos una igual a la que tenemos en casa? - Me pregunta
- ¿Vamos a vivir solos o vendrán más personas con nosotros? - Digo mirando al suelo

- Pues lo normal es que vivamos junto con los Betas, para estar más protegidos. ¿Eso te molesta? - Toma mi cara levnatandola para que lo mire.
- Me avergüenza que ellos puedan oír. - Le confieso
- ¿Oír? No te entiendo amor. ¿Oír que cosa? - Su mirada de escrutinio hace que Daimon se involucre en la conversación
- Ay Dániel, le da pena que puedan escuchar los deliciosos gemidos que salen de su boca! Anoche me toco casi obligarla para que dejara de cubrir su boca y me permitiera disfrutalos - Dice haciendo que el calor queme mi cara.
- ¿Ahhh si? - Su mirada es oscura de deseo
- ¿Es que nunca la haz oido? ¿Hace cuanto tiempo la encontraste Dániel? - Me incomoda este tema

- La encontré en el hotel hace poco mas de un mes. Y yo.... bueno no la trate como debería así que ... en realidad fueron mas lágrimas que cualquier otra cosa... - Sus rostro se entristece y odio verlo así!
- Eso ya hace parte del pasado. - Le digo apretando su mano.
- Eso es verdad, pero debo decirte que te estas perdiendo de la sensación más alucinante y placentera que existe! - Le dice tocando su hombro.
- ¿Entonces esa es la razón de que desees que estemos solos? - Su mirada se clava en mis ojos.

Una sensación de fuego me recorre el cuerpo, los deseo de eso no tengo dudas! Quiero sentir sus besos, sus manos... Y ahora que se el placer que se siente, es como si se abriera una puerta infinita donde las ganas solo van en aumento.
- Sí - Le respondo por fin.
Él levanta las cejas y me mira con lujuria, su gesto se ha suavizado y el dolor de hace un rato ha desaparecido.
- Ahora me gustaría que fuéramos a descansar, me duelen las piernas. - Les digo tratando de cambiar el tema, esto es vergonzoso para mi y Daimon rie.
- Yo conozco perfectamente la razón de esa molestia! Y estaría feliz de hacértelo recordar! - Pasa la lengua por su marca y mi cuerpo se estremece.
- Daimon, dejala tranquila! - Le dice tomando mi mano mientras regresamos al sitio donde nos esperan todos. - Ven amor, daremos las instrucciones para que avancen y nos iremos a la casa a dormir.
- ¿A dormir? jajajaja Ay hermano! No te das cuenta que ella lo que quiere es tenernos entre sus .... - Pero la mirada afilada de Dániel lo hace callar.
Nos despedimos de todos y los fuertes brazos de Dániel me cargan hasta la orilla, solo cuando me baja es que me doy cuenta del puente colgante.
- ¿Cuando lo hicieron? - Les digo impresionada.
- Amor, es hora de que empieces a conocer las ventajas de estar viviendo con dos Alfas. La eficiencia es lo nuestro. - Me dice Daimon que parece más hablador que antes.
- Para nosotros tu comodidad es lo más importante mi pequeña! Solo necesitas hablar y nosotros haremos lo que este en nuestras manos para complacerte - Me dice Dániel y no puedo evitar besarlo. Extrañaba demasiado su sabor, la forma demandante en que su lengua me invade.
- Gracias! - Les digo cuando recupero el aliento.
- Si lo besas a él deberás besarme también a mi! - Me dice Daimon mientras toma mi cadera y me gira para atrapar mis labios.
Me dejan jadeando, el sol ya está empezando a ocultarse y los colores naranja pintados en el cielo parecen de otro mundo, de echo todo lo que estoy viviendo parece más un sueño que una realidad.
El camino se hace corto y placentero hasta que estamos en casa.
- Preparare la tina, un buen baño te va a ayudar a relajar y podrás descansar mejor. - Me dice cuando entramos a la habitación, pero no alcanza a terminar de hablar cuando Daimon esta encima ayudandome a sacar el vestido.
- ¿No puedes dejar las manos quietas? - Le dice mirándolo molesto.
- Que aguafiestas estas. Yo solo quiero ayudarla, además también me quiero bañar. Tu veras si vienes y nos acompañas o si te das una vuelta mientras acabamos. - Le dice abrazandome por la cintura y pegando su creciente erección a mi espalda.
- No cabemos los tres en la tina - Responde Dániel, dando la vuelta para salir de la habitación, pero mi mano sujetando su camisa se lo impide, no quiero que se aleje.
- Podemos bañarnos en la regadera. - Le digo sin poder levantar la mirada.
- ¿Quieres hacerlo? No tienes que acceder solo para complacer a este hormonal adolescente. - Me responde mirándo a Daimon que ya se ha quitado la camisa, pero la verdad es que si quiero, mi piel anhela sus caricias, mis labios pican a falta de su contacto.
Me acerco a él y pongo mis manos en su pantalón para desabrocharlo. Su respiración se acelera cuando esté cae a sus pies y el bóxer no logra ocular su miembr*.
Me arrodillo para quitárselo y sus ojos están fijos en mi cara, como si le costará trabajo creo lo que esta pasando.
Cuando por fin lo libero, debo alejar la cara para evitar que me golpee al salir de su prisión.
- ¿Puedo? - Le pregunto, mientras mis manos van agarrando su pen* grueso y brillante por el líquido preseminal.
Pero unas manos en mi espalda me levantan poniéndome en la cama.
- Así vas a lastimar tus rodillas - Me dice Daimon y Daniel avanza completamente desnudo hasta quedar frente a mi.
Me arrodillo nuevamente y él se agacha tomando mi cara en sus manos y besándome con pasión mientras las manos de Daimon me acomodan para quedar a 4 patas.
El gruñido de Dániel me toma por sorpresa.
- Solo la voy a preparar para ti. - Le dice pasando sus dedos por mi columna haciendo que me estremezca cuando sus dedos rozan mi centro.
- Respondiendo a tu pregunta, si puedes amor, tú puedes hacer lo que desees conmigo sin tener que pedir permiso. - Me dice y mis manos tratan de envolver su grueso falo sin éxito. Me acerco y las ganas de saborearlo me invaden.
Mi boca se abre y rodeo su punta con la lengua, el sabor me gusta. Mis manos suben y bajan a lo largo de su imponente virilidad y apesar de mis esfuerzos y deseos no puedo succionarlo todo como quisiera.
Sus manos toman mi cara y me retiran, tiene los ojos febriles.
- ¿Lo estoy haciendo mal? - Le digo avergonzada.
- Al contrario amor, lo estás llevando a la luna. - Me responden a mi espalda mientras sus manos me recuestan llevándome al centro de la cama.
Se sienta en la cabecera y acomoda mi cabeza en sus piernas mientras toma las mías por debajo de las rodillas y las dobla hasta ponerlas a los costados dejándome completamente expuesta a los ojos de Dániel.
- Es toda tuya hermano, disfruta - Le dice mientras él se acerca y pasa sus dedos desde mis pies hasta llegar a mi centro que lo espera con ansias!
- Por fin! - Dice entre dientes