Capítulo 25
640palabras
2023-06-28 18:35
Menos mal que Eros traía una sudadera, porqué la brisa del lago me está congelando, y encima mi precioso outfit está arruinado. Resoplo para mí misma, y Eros me trae un cubata.
Nos sentamos en la hoguera y charlamos, acabamos cuchicheando sobre Eva y Liam, y le digo que espero que sean compañeros.
“Bueno, eso es difícil, a saber qué pasa luego… Imagina que no acaban bien y que después son compañeros, ¿no sería muy raro para ellos?”. Me dice Eros.
“Pues por eso mismo creo que es mejor esperar para encontrar tu compañero, para evitarse todos estos líos”. Contesto yo.
“No estoy de acuerdo, imagina lo siguiente: tu compañero es cualquiera de los que andamos hoy por aquí. No conoces a tu compañero de nada, y después resulta que es un gilipollas integral, como Derek. O que es un puto loco sádico y te maltrata… ¿no crees que en ese caso sería mejor conocer a tu compañero con anterioridad y poderlo rechazar antes de que vaya todo a peor?”. Entiendo en parte el punto de Eros, pero no lo comparto. Mientras le paso otro cubata, replico su argumento.
“Pero para eso me tendría que liar con media manada, y aun así puede que mi compañero sea de otra manada y tampoco tenga forma de conocerlo hasta que no nos encontremos y nos demos cuenta que somos compañeros. Imagínate que me enamoro de alguien con el que tengo algo y después no es mi compañero, ¿no sería doloroso?”
“Pues sí, seguramente…pero bueno, el dolor también forma parte del amor, ¿no? Las relaciones no son siempre fáciles, aunque sean entre compañeros.” Dice convencido Eros.
“En eso te doy la razón, la verdad. Pero no sé, yo quiero esperar a conocer a la persona que se supone que me va a complementar. Quiero creer que la diosa no me enviaría a nadie que no fuese para mí…”. Digo esto y Eros me responde rápido.
“¿Sabes que mi padre no es el primer compañero de mi madre? Mamá tenía otro compañero, pero en cuanto este se enteró de que mi madre era su compañera se cabreó, porqué estaba convencido que iba a ser otra persona, así que él la rechazó. Mi madre aceptó el rechazo pero el gilipollas intentó matarla para deshacerse de ella, ella se defendió y le desgarró el pecho. El muy imbécil murió desangrado, por suerte para mi madre había testigos y declararon que fue en defensa propia. Aun así, mi madre se marchó de la manada y fue cuando la diosa le otorgó un nuevo compañero, mi padre… Con eso quiero decir que creo que al final da lo mismo que la diosa te dé un compañero o que busques tú a tu pareja, puede que no te libres de un imbécil, al igual que puede que te salga bien”. La historia de la madre de Eros me da un escalofrío, no sabía que esa había sido su situación y entiendo por qué Eros opina así. Nunca me había planteado que se me otorgase alguien que no me aceptase, o que incluso estuviese dispuesto a matarme.
Solo con pensar eso se me eriza la piel y en algún momento del silencio que ha proseguido a la conversación, dos lágrimas me caen por las mejillas.
“Ellie, lo siento, no pretendía hacerte sentir mal… soy un imbécil, estoy seguro que tu compañero no será así, será alguien que te merezca y te quiera”. Eros intenta consolarme, pero mis lágrimas no dejan de caer, llega un punto en el que no sé si es fruto de la conversación, del alcohol o de ambos.
“Ellie, no llores…” dice mientras se acerca a mi cara para darme un beso en la mejilla.
Por algún motivo me pongo nerviosa y giro la cara en dirección contraria a la que quería, y nuestros labios se tocan.