Capítulo 23
809palabras
2023-06-28 18:34
Los meses pasaron y Ellie, Eros y sus amigos siguieron con sus estudios a diferencia de Mark, que acabó por dejar la academia y trabajar con su padre. Sin darse cuenta ya estaban a final de curso y a la semana siguiente tendrían vacaciones.
El último día de exámenes habría una fiesta en el lago para celebrar el fin de curso. Era algo que se hacía todos los años y aunque todos sabían que era una excusa para que los jóvenes se emborrachasen, prácticamente todos los padres dejaban a sus hijos asistir, pues ellos mismos lo habían hecho antes.
“Diosa, qué ganas tengo de que sea mañana ya, voy a bailar hasta que me duelan las piernas como si tuviese 80 años” dijo una animada Rachel.

“Yo creo que a mí me tendría que revisar uno de mis tutores, mis muñecas sí que suenan como si tuviesen 80 años después de tantos exámenes”, dijo Gabriel. Todos estaban cansados, pero nadie quería perderse esa fiesta. Era su primer año en la academia y todo el mundo hablaba de esas fiestas.
“Oye, Eros, tendremos que celebrar también tu cumpleaños, ¿no? Lo tenemos pendiente desde hace tres semanas” dijo Liam. Eros y el grupo de amigos de Ellie se habían hecho muy amigos, así que les pidió que cuando estuviesen solos no usasen el protocolo, así se sentía más cómodo.
“Te tomo la palabra. La verdad es que me apetece hacer el imbécil y una buena fiesta antes de tener 18 años y que mi lobo me reniegue por todo”. Todos rieron, solo faltaban por cumplir años Elisa y Ellie, así que ya prácticamente todos tenían 17. Normalmente se suele hacer una fiesta íntima al cumplir los 18 para celebrar la primera transformación, así que muchos jóvenes aprovechan el cumpleaños de los 17 para despedirse de su vida sin lobo por todo lo alto.
“Chicos, me tengo que ir, prometí a mi hermano que me pasaría por casa para ayudar a Ari con Leo, Roy está cada vez más metido en el problema de los rebeldes y Ari se está viendo un poco superada…” dijo Ellie apenada.
“Tu madre no la ayuda, ¿Ellie? La luna siempre ha sido muy buena con los niños.” Preguntó Eva, sorprendida.
“Oh si, y tanto”, explicó Ellie, “el problema es que Leo es como Roy de pequeño, muy inquieto… y bueno, tras la pérdida de su madre Ari está un poco sensible. Sé que quiere mucho a mi madre, pero ahora mismo verla solo le recuerda que ella ha perdido a la suya, así que le prometí a Roy y a mi madre que me pasaría por casa en cuanto terminasen los exámenes para echarle una mano. Igualmente nos vemos mañana a las 18 en la cafetería. ¡Nos vemos!”.

Ellie se fue hacia casa de Ari y de su hermano y respiró hondo antes de entrar. La casa había quedado preciosa y aunque habían conservado elementos antiguos, tenían las comodidades de la vida moderna.
Ellie abrió la puerta sin hacer ruido, su hermano le había dado una llave para emergencias y así también podía entrar sin hacer ruido por si Leo dormía. Cuando entró vio a Ari dormida en el sofá. Leo se estaba despertando de la siesta así que Ellie lo cogió en brazos antes de que llorase y despertase a Ari, así ella podía descansar.
“Hola chiquitín, ¿cómo está el lobito preferido de la tía?”. A Ellie se le caía la baba con su sobrino, que era una mezcla del padre de Ari con los ojos de Roy. Lo llevó hasta la otra habitación y lo acunó mientras recogía algunas de las cosas de la casa.
Sabía que Roy estaba llegando tarde y que, a pesar de que al llegar a casa recogía cosas o preparaba la cena mientras su compañera se duchaba, Ari se estaba viendo superada al no tener a su madre. Aprovechó también para preparar la cena de ese día y la comida del siguiente, así tendrían una preocupación menos.

Cuando ya estaba a punto de terminar con la comida, Ari entró en la cocina.
“Ellie! No hace falta que hagas cosas en casa, ¡por favor!” sus ojos se humedecían. Estaba cansada y triste.
“Ari, ya lo hemos hablado, estoy aquí para ayudar en lo que pueda. Ya he terminado los exámenes y en cuanto pase la fiesta podré estar aquí más rato contigo y con mi garbancito y así echarte una mano”. Dijo Ellie sonriendo.
Ari le dio un beso en la frente a Ellie, “eres un sol, pero no te preocupes, he decidido aceptar ayuda. Mañana hablaré con tu madre y con Roy para que venga alguien a echarme una mano con Leo y así poder seguir con mi trabajo, necesito salir de casa”, dijo Ari. Ellie sabía que tomar esa decisión le había costado bastante así que asintió feliz.