Capítulo 2
765palabras
2023-06-28 17:43
Después de un buen rato peleándose consigo misma para poder hacerse un eyeliner decente, maquilló un poco sus pecas (esas de las que siempre se habían reído algunas compañeras envidiosas de clase) y se puso máscara de pestañas. Recogió su hermoso pelo en una semicoleta dejando sus dos mechones rebeldes favoritos caer al lado de su cara y se puso unos vaqueros y su camiseta favorita. Respiró hondo, ya eran las 7 y debía bajar a desayunar. Bajó las escaleras pensando que no habría nadie en el comedor, pues su madre seguramente seguiría durmiendo y su padre y Roy deberían estar ya en el campo de entrenamiento.
Sin embargo, el aroma de café recién hecho y tostadas empezó a inundar las escaleras. "¿mamá ya está despierta?" se preguntó Ellie, sorprendida, pues su madre sufría de migrañas últimamente y pasaba mucho rato durmiendo.
"Buenos días, Ellie" dijo un risueño Roy mientras le servía una taza de café a su hermana. "¿Lista para el gran día?". Al entrar en el comedor se encontró a Roy, Ther y David, todos sentados en la mesa con caras sonrientes.
"Buenos días, tete… ¡Buenos días a todos! ¿Qué hacéis aquí? Mamá, deberías estar descansando, y papá y tú entrenando… ¿Por qué…?”
“¡No íbamos a perdernos el primer día de clase, Ellie! Papá y Roy ya han entrenado, y yo me encuentro mejor desde anoche, así que decidimos bajar y desayunar todos juntos para desearte suerte en tu primer día.” Dijo su madre con una enorme sonrisa en la cara.
"¿Estás nerviosa, cariño?” preguntó su padre al ver que Ellie, que intentaba hacerse siempre la dura, empezaba a empañar sus grandes ojos verdes.
“Mucho! No he dormido a penas, a las 5:43 ya estaba despierta y después no había manera de dormirme de nuevo” resopló Ellie. Roy rio y le pasó un café, mientras su padre servía tostadas en los platos.
De repente la puerta de casa se abrió y un agradable perfume a lavanda inundó la habitación, era Ariadna, la compañera de Roy, que también llegaba para ver a Ellie antes de su primer día.
"¡Toc toc, siento llegar tarde, familia! ¡Buenos días!".
“Buenos días, Ari, toma asiento” le dijo Ther mientras le servía una tostada y café.
“Buenos día, preciosa” le susurró Roy a Ari por lo bajito, pero Ellie lo oyó y sonrió. Siempre le había gustado la pareja que formaban. Roy encontró a Ari cuando esta cumplió 18 y Roy tenía 19. Roy observaba embobado a Ariadna. Su blanca piel contrastaba con su pelo negro azulado que brillaba con el sol de la mañana. Ari era preciosa, recordó el día que la vio por primera vez en la academia, llegando tarde a su clase y maldiciendo al imbécil que había decidido bloquear los baños de las chicas, dejándolas encerradas sin poder salir durante media hora. Curiosamente, al ser de cursos distintos no coincidían demasiado, pero cuando Ariadna se transformó por primera vez, Roy estaba cerca y casi se desmaya al comprobar que era su compañera.
"Ari! ¡No deberías estar aquí, llegarás tarde al trabajo!" Exclamó Ellie viendo lo tarde que era ya.
"Ni te preocupes por eso", dijo Ari tranquila, "le he pedido la mañana libre al Alfa, y como parece que le caigo bien me la ha dado”. Todos rieron, Ari trabajaba cuidando a los cachorritos de la manada, ya que estudió educación infantil en la academia y aunque iba a ser pronto la nueva Luna, Roy y ella habían acordado que ella seguiría trabajando de vez en cuando allí, puesto que eso la hacía muy feliz.
Después de desayunar y charlar, Ari y Roy decidieron que acercarían a Ellie a la academia, así de paso el futuro Alfa y su Luna hablarían con el director y los profesores para estudiar si había nuevas necesidades que atender.
Así pues, Ari cogió las llaves del coche y se marcharon a la academia. Había mucho bullicio, el parking estaba lleno de alumnos y familiares y en el ambiente se respiraba una mezcla de nerviosismo y alegría.
Ari dejó que Ellie se bajara mientras buscaban sitio para aparcar.
"Al paso que vamos aparco en casa y volvemos a pie", resopló Ariadna.
"Te dije que deberíamos habernos saltado el último stop", dijo un burlón Roy mientras Ari le hacía una mueca.
Ellie se despidió de su hermano y su compañera y se dispuso a buscar su aula. Los pasillos de la academia estaban repletos de nuevos alumnos y alumnas rebosantes de energía, que contrastaba con los que empezaban segundo que tenían cara de estresados de pensar el curso que se avecinaba.