Capítulo 33
1547palabras
2023-06-07 04:56
SARA
Despierto exaltada mirando a todas las direcciones posibles tratando de identificar que paso, que sucedió, que aconteció. Sin embargo, me confundo más al ver que estoy acostada en mi cama o en lo que queda de ella que al parecer solo es el acolchado colchón en la comodidad de mi habitación.
Y lo más curioso es que siento como la mayoría de mi cuerpo rosa la colcha rosada que se encuentra cubriendo mi delgado cuerpo. Quito lentamente la colcha imaginándome lo peor, pero al contrario me encuentro con solo mi ropa interior, semidesnuda, sin ninguna prenda grande que me cubría el día de ayer.
-Ya estas despierta –Esa voz hace que me paralice en la cama de mi habitación, tratando de mentalizarme por todos los medios que solo es parte de mi imaginación. Entonces dirijo mi mirada hacia aquel lugar donde sale la voz y me furia resurge como un fosforito.
-¡¿Qué diablos hace aquí?! –Grito furiosa.
-Buenos Días Sara ¿Que tal estas? Yo bien y tu. –Habla con pura tranquilidad.
-¿Como entro? –Vuelvo hacer una pregunta.
-Bueno déjame responderte en orden.
-No colme mi paciencia. ¿Qué diablos hace aquí y como entro?
-Primero vine a verte porque mi hermana me pidió el favor que te venga a recoger valga la redundancia y segundo entre por la puerta gracias a que la dueña del edificio me dejo pasar. –Tendré que hablar con Mary sobre esto, este hombre es el enemigo. – ¿Porque no me dijiste que el edificio estaban en plan de demolición y están etapa de desalojo?
-Porque a usted no le incumbe. Le quedo claro.
-Pues no, porque yo de igual manera me sigo preocupando por ti.
-Que buena frase, termino.
-No preciosa flor, quiero que entiendas que tú eres...
-No vaya por eso camino, yo no soy nada.
-No es cierto.
-¿Usted me desnudo? –Ignoro su antigua oración desviando el tema.
-Sí. Te encontré tirada en el piso de tu sala toda sucia y no me resistí a dejarte hay.
-Entonces les doy gracias –Digo con ironía. Este hombre no tienes límites Dios.
- Acepto tus maravillosas gracias.
-Bueno si ya todo está aclarado, puede salir necesito vestirme.
-Puedes hacerlo frente a mí, ya vi todo tu cuerpo. No debes tener vergüenza de mi –Que hombre más sínico. ¡Dios dame paciencia!
-Salga – Digo lentamente tratando de controlar las ganas de gritarle y matarlo al mismo tiempo.
-Está bien. Por si tienes curiosidad traje el desayuno. Pensé que tendrías hambre. –Y pensó bien porque tengo mucha hambre pero no de la buena.
-Muy bien entonces –Hago una reverencia con mi mano indicándole la puerta para que salga.
-Estoy saliendo.
-Puedo verlo no soy ciega.
- No te desesperes.
-No lo hago.
-Estás segura que no quieres compañía yo te protegería.
-Estoy asi de poquito de matarlo –Indico la cantidad con mis dedos –Asi que largo, sino quiere que cumpla con mi cometido.
-No podrás hacerlo, yo te detendría antes de comenzar.
-Quien se cree hulk.
-No. Solo soy un hombre que te advierte que es peligroso. Te espero en la cocina. –Se va borrando la sonrisa que antes posaba en su rostro – ¿Y ahora que hice?
-Te encuentra bien Sara te vez pálida.
-Estoy bien.
-Voy a estar en la cocina.
-Lo se escuche a la primera ahora vallase debo cambiarme.
-No quieres un espectador.
-No lo necesito ahora largase.
-Me encantas cuando te pones en plan defensiva me encantas.
-Dios dame paciencia –Tomo aire mentalizando las palabras que saldrán por mi boca.
-Le pido encarecidamente que salga de mi habitación.
-¿Y si no quiero?
-Lo obligare. –Musito entre dientes tratando de almacenar mi enojo para que no salga a flote.
-Y como harás, eso soy muy curioso.
-No me diga.
-¿No te molestaría darme una pequeña demostración?
-No para nada. Es todo un gusto –Salgo de la comodidad de cama dándome igual en el estado que se encuentra mi cuerpo. Me acerco hasta él y le doy una cachetada, haciendo que su rostro se voltee. – Le gusto mi pequeña demostración o quiere otra, porque lo puedo hacer con mucho gusto. Pero esta vez lo hare n una zona donde es difícil que entre el sol –Sobándose la mejilla voltea a mirarme sin perder su sonrisa.
-Creo que ya entendí el punto y bueno te recomiendo que te vistas, porque en un momento llegaran las personas que llevaran tus cosas y no quiero que nadie mire lo que es mío –Se retira sin perder la sonrisa saliendo de la habitación.
Esparzo mi mirada por cada rincón de esta habitación y me sorprende no encontrar nada en ella a excepción del colchón posado en el suelo debajo de un plástico donde estuve durmiendo anteriormente y una prenda que al delinear con profundidad me doy cuenta que no pertenece a mi colección de prendas.
-No fue capaz –Musito entre dientes. Este hombre quiere que yo sea su enemiga.
-Por cierto las prendas de ropa que esta a los pies de tu cama es lo que te pondrás, porque como veras empaque el restante de tus cosas.
-Desgraciado. –Vuelve a desaparecer.
Sin complicar más mi cerebro y mente agarro una toalla grande que se encuentra al lado de las prendas y entro al baño cerrando la puerta a mi espalda ubicándole el pestillo de seguridad. Muevo la cortina del baño y abro la llave de la regadera esperando que el agua se regule a una temperatura donde yo no salga como un cubo de hielo. En el momento que ya está regulada me deshago de las únicas prendas que cubre mi cuerpo abandonándolas en las baldosas y me introduzco en el chorro de agua tibia.
La calidez del agua contra mi cuerpo trae relajación a todas mis partes tensas y el golpeteo del agua cayendo al el suelo mi traslada a un lugar de mucha tranquilidad. Doy vueltas a la llave y el chorro de agua deja de salir, cojo el jabón liquido para el cuerpo y comienzo a aplicarlo en el, esparciéndolo por todas partes. Vuelvo a abrir la llave y el chorro de agua aparece me sumerjo nuevamente en él para quitar el todo el restante del jabón. Cuando todo mi cuerpo está libre de aquella sustancia pegajosa cierro la llave, abro la cortina y me sobresalto al encontr ar lo frente a mí. Y vuelvo a cubrir mi cuerpo con lo única cosa que está a la mano.
"La cortina"
-¿Cómo quito el seguro si la llave está adentro? Maldita sea ¿Que quiere?
-Fue fácil abrirla, tu seguro esta averiado.
- Pero eso no le da derecho a meterse aquí.
-Lo sé. Pero no me pude resistirme tu olor están atrayente y bueno no podía desaprovechar la oportunidad de verte desnuda completamente y no soy un morboso.
-¡Enserio no me lo creo!
-No, pero tú me haces serlo.
-Igualmente no es una escusa para haya entrado sin mi permiso. Ahora solo le pido que salga.
-Lo siento.
-¿Por qué?
-Porque no puedo.
-¿No puede que?
-No puedo irme porque quiero tocarte y aunque estoy intentando resistirme es inútil puesto que no lo logro.
-Si me llega a poner una mano encima lo castrare y lo digo enserio.
-Escalofriante amenaza, sin embargo prefiero arriesgarme.
-No lo haga se lo advierto –Lo apunto con mi dedo índice. Pero el sigue ignorando mi orden y continua caminando acortando la distancia que no separa hasta acercarse mi. Agarrara la cortina que me cubre y la apartarla de mí a pesar de que me resista, lo logra.
Rodea mi cintura con sus brazos y impacta sus labios con los míos en un beso lleno de desesperación, me resisto tratando de alejarlo de mí, no obstante el prosigue comenzando a morder mis labios, una de sus manos bajan lentamente hasta tocar mi trasero y peñiscarlo haciendo que me sobresalte ocasionando que mi boca se abra. El aprovecha la oportunidad y profundiza el beso. Sus labios devoran los míos con ferocidad y aunque me quiera volver a resistir no puedo porque la electricidad que emana su cuerpo junto al delicioso beso me hace seguirlo sin medir las consecuencias. Mis manos rodean su cuello acercándolo más hasta mi con un gran desesperación.
Mi pecho desnudo y totalmente mojado impacta con la camisa blanca que lleva el empapándola. De igual forma eso no parece interesarle ahora igual que a mí. Cuando siento que el aire nos hace falta nos se separamos lentamente sin perder el contacto de nuestra piel. Me niego a abrir los ojos y afrontarme a este episodio. Luego de varios segundos siento como su aliento impacta con mi oído derecho.
-Solo quiero que me des la oportunidad de demostrarte que puedo ser el hombre perfecto para ti. Prometo demostrarte cada día el cuanto te amo.
Abro mis ojos lentamente tratando de mentalizar y ordenar mis ideas respecto a las palabras que ancaban de pronunciar sus deliciosos labios. Pero al mirar sus hermosos ojos chocolate puedo darme cuenta de cuánto han oscurecido por el deseo contenido y la única orden que emite mi cerebro a mi cuerpo es besarlo y así lo hago. Agarro su rostro con las palmas de mis manos y vuelvo a unir nuestras bocas en un beso desenfrenado que no tiene límite de terminación.