Capítulo 31
1722palabras
2023-06-07 04:54
SARA
Ni siquiera es todavía fin de semana y ya estoy en plan gigante en la serie de novita con su enorme enojo y ahí vienen las súper interrogantes del destino. Porque mi curiosidad es grande y quiero hacerle muchas preguntas al universo. Como en primer lugar ¿Porque en mi diario vivir tuvo que entrar el?, segundo ¿Que significa o que quiere decir David con la palabra que siempre pasa repitiendo en plan grabadora?
Porque con lo poco que lo conozco sé que es un hombre que no se da por vencido tan fácilmente. Aparte es muy interesante que el apareciera en mi vida de forma tan enigmática, como un simple salvavidas de la vergüenza más grande del mundo mundialmente. Bueno en mi parecer.

Aun asi es muy extraño que a mí que soy de las personas con una paciencia ilimitada, el me lleve a una zona de desespero en tan solo segundos, porque aquella paciencia que tenía ya se está yendo por el mismísimo retrete, metafóricamente.
Necesito tener voluntad para descubrir que mal hice yo en mi vida pasada para recibir este tormento todos los días desde que conozco a su persona. Realmente requiero entrar a mi apartamento y olvidarme de todo esto, especialmente del recuerdo de su persona abrazando en la parte trasera de un auto ajeno, mientras yo lloro como la viva imagen de María Magdalena. Realmente si todavía tengo todas mis neuronas en solo lugar el solo porque Dios me ama y me ha concedido el milagro de no volverme loca.
Paso la puerta principal sin posar a voltear mi mirada en la parte trasera de mi cabeza donde todavía se encuentra el auto de mi jefe y adentro de el aquel individuo. Al entrar recibidor mi atención es captada por mi vecina con sus tres hijos.
-¿Que ocurre Lupe, porque están aquí?
-Hola Sara –Gritan todos en coro y los niños vienen corriendo hacia mí.
-Hola amores – Los abrazo como puedo -¿Cómo están? ¿Ya cenaron? ¿Les duele algo? -Pregunto preocupada dirigiendo mi mirada a cada uno de ellos.

-Estamos bien, ya cenamos y no nos duele nada –Responde el mayor por sus hermanos. –Sin embargo no me engañan, porque sé que tienen hambre, por la forma que la pequeña de la familia mira detenidamente mi bolso anhelando algo.
-No me convencen. –Entorno mis ojos –Igual no tiene importancia. Les traje algo que espero que les gusten –Meto las manos en mi bolso buscando las mini bandejas plásticos llenas de la gelatina que hizo Mariana y las galletas que me regalo Meredic. Y da a la suerte que tengo dos para cada uno, los saco de mi escondite y se los tiendo estirando mi mano con las dos primeras minis bandejas de plástico.
-¿Quien será el primero?
-¿Qué es?

-Es gelatina con leche condensada y galletas dulces. No tengan miedo no muerdo –Sonrió.
La pequeña de ellos ríe y estira su cortito brazo hacia mí para que se las dé. Y como no puede llegar hasta mí, me agacho un poco y se las pongo en sus pequeñitas manos uno en cada uno. Enseguida las destapa y comienza a comer con la pequeña cucharita que le doy.
-Que se dice Daria –Habla Lupe a su hija.
-Dacias Tara –Habla con sus características vocecita que enamora.
-No quieren Theo y Nara. –Pregunto a los os mayores.
-Si –Dicen en una sola entonación –Vuelvo a meter mis manos en mi bolso sacando las demás minis bandejas de plástico.
-Tomen disfrutándolos –Ellos la cogen y comienzan a comer. Le entrego las otras dos a Lupe.
-Que hacen aquí abajo con sus cosas –Me dirijo a Lupe -A estas horas de la noche.
-Es que ya conseguimos donde vivir –Menciona ella.
-Enserio no estás mintiendo Lupe, sabes que odio las mentiras.
-No te estoy mintiendo y pareces más madre que yo misma.
-Es que no quiero que les ocurre nada. Son importantes para mí.
-No debe preocuparte nada, estaremos bien. Mi prima nos dará posada en su casa y mira haya viene –Giro buscando a su prima con la mirada, entonces la veo es una mujer despampanante y me quedo sorprendida por la gran diferencia de ella como mi amiga. Aunque no debo sacar mis conclusiones, siento algo que me hace desconfiar de ella.
-Hola Lupe, niños –Los saludo con simpleza. ¿Qué diablos?
-¿Y tú quien eres? –Pregunta con altivez.
-Yo soy...
-Ella es Sara nuestra vecina y amiga –Termina de hablar Lupe por mí.
-Dirás tu antigua vecina que te quede claro. Ya sabes el lugar que ocuparas y lo que harás en mi casa, asi que no me hagas perder más tiempo y vámonos –Y sin más se vuelve a salir por la puerta del la entrada del edificio. Antes de que comience a caminar rodeo su muñeca y la detengo ubicándome frente de ella.
-¿Qué significa lo que ella quiso decir Lupe?
-Sara te quiero y eres una hija para mí, pero debo irme. No es el momento para discutir esto.
-No, claro que es el momento –Murmuro para que no escuchen los niños –Quiero que me expliques qué diablos quiso decir aquella mujer con esas palabras.
-Sara te quiero como mucho, pero a veces las madres hacemos cosa por el bienestar de nuestros hijos tu no entenderías por qué no eres madre – Claro que lo entiendo mama murió por protegerme pero ella no lo sabe, nunca he tenido el valor de contarle –Ahora hazme el favor de soltarme –La suelto – Gracias. Ahora solo queda por decirte hasta luego Sara –Y asi pasa por mi costado, me giro.
-Prometes llamarme por favor –Hablo con desesperación.
-Lo hare –Me da un beso en la frente –Recuerda no estás sola Sara.
-No estoy tan segura. –Contracto con su afirmación.
-Entonces tendrás que borrar esa ridícula idea, porque aunque ya no me veras en un gran tiempo. Sabrás que no tendrás que esperar mucho por lo que deseas.
-¿Porque lo dices?
-Porque vendrán cosas mejores. Ahora niños despídanse de Sara –Y asi cada uno de ellos se despide con un beso y un abrazo. Y se van dejándome mi mente e ideas confundidas en medio del vestíbulo.
Me da tristeza que se vayan, aunque yo también voy por el mismo camino es lamentable. Porque me duele dejar el lugar donde comencé a ser independiente, debo pensar y dejarlo todo atrás y aprovechar la oportunidad de empezar nuevamente.
Cojo los pasillos de las escaleras para pensar más profundamente en todo lo que me está sucediendo en este poco tiempo y para aclarar las cosas que me confunde en mi diario vivir.
Al llegar a la puerta de mi departamento el cual ya no será nunca más mío. Rebusco en todo el desorden de mi bolso las llaves hasta encontrarlas. Sin embargo de un momento a otro me siento observada y comienzo a escuchar pasos apresurados a mi lado derecho. Entonces como todo mujer curiosa miro de reojo hacia aquella dirección y lo veo.
-Mierda debo entrar –Acelero en meter las llaves en la cerradura, pero como si la suerte no está de mi lado especialmente en este día la cerradura no quiere ceder.
-Hola Sara ¿Como estas? –Resignándome giro posando primeramente mi vista en sus lustrados e implacables zapatos color caoba y voy subiendo mi mirada posando en sus traje impecable color negro sin ninguna arruga.
-Hola Raimon –Refunfuño con pesar –Sin posar mi mirada en su rostro.
-Mi cara está un poco más arriba Sara –Habla de forma arrogante y al instante vuelvo a odiarlo un poco más.
-No necesito ver tu rostro para saber que eres tu Raimon.
-Pero a mí me gusta que me mires, tu belleza es atrayente.
–Y tu arrogancia detestable.
-Siempre tan sincera mi pequeña Sarita.
-Gracias por el alago versión pirata de rey león. Ahora Raimon sino es mucha molestia para ti debo entrar a la que considero mi hogar. Tengo cosas que hacer. Hasta luego.
-Porque con tanto apuro recién nuestra conversación comienza y ya quieres escapar –Dios dame paciencia.
-Porque si no lo escuchaste te lo volveré a repetir más lento. TENGO COSAS QUE HACER. Captaste.
-Porque te comportas a la defensiva conmigo ¿Que te he hecho? –Muchas cosas en general.
-Nada Raimon. Solo estoy cansada y tu estas poniéndolo muy difícil, por favor vete. Realmente no quiero llegar a ofender. Por favor ve a tu departamento y todo quedara olvidado.
-No puedo eres tan.... Como decirlo... Embriagante.
-Y tú desesperante –Murmuro.
-La cuestión es que quiero que me des la oportunidad de ser tu novio Sara. –No habla enserio
Tomo aire –Que no entiendes que no quiero nada contigo ahora vete y déjame en paz.
Su cara se transforma en una rostro echo hielo y da un golpe a la puerta a mi lado izquierdo exaltándome y los recuerdos aparecen en la rápido y a duras penas los disperso de mi mente. No obstante ya es tarde porque estoy encerrada en su cuerpo y como si fuera un flash de foto me voltea como muñeca de trapo. Poniendo la parte delantera de mi cuerpo contra la puerta de mi departamento.
-Porque niegas lo que tú y yo sentimos por el otro- Susurra cerca a mi oído causándome escalofríos- Debes quedarte claro lo que sentimos corazón –Su mano rodea mi cintura arrinconándome a su cuerpo y rápidamente mi cuerpo se pone más rígido. –Sientes como mi cuerpo reacciono a tu cercanía –Se soba contra mi trasero y siento algo completamente duro y el temor se hace cada vez más claro en mi sistema.
-Sabes lo mucho que he anhelado estar dentro de ti – ¿Porque? -Pero están difícil contenerme a tu cuerpo y odio cuando estas con tus negativas. Te he dejado para que pienses, pero ya no puedo aguantar.
-Por favor no me hagas daño. –Murmuro conteniendo las lágrimas y tomando aire. Debo pensar con claridad.
-No lo hare, no sería capaz de dañarte, yo te amo. Pero si tú haces todo lo que yo quiero las cosas se harán más fáciles.
-No por favor –Rogo con las lágrimas rodando por mis mejillas sin poder contenerlas más.
-No, esa no es la respuesta correcta Sarita.
-Por favor.
-No te resistas, esto lo disfrutaras. Porque ten por seguro que después de esto nunca pensaras en otro hombre que no sea yo.